Regalo de Yuuto!! ^^

Hola!!!

Como prometí, he aquí el regalo de Yuuto ^^ Espero que te guste ^^ Ah, el capítulo está casi listo ^^ No os entretengo más y allá va!

EL DÍA DE LA BODA

Me levanté sobre las 8:30 de la mañana con muchas energías. Hoy era el gran día, y tenía que ser perfecto. Me fui a refrescar la cara al baño y a asearme ya que dentro de media hora, me pondría el vestido de novia. Me vestí y me arreglé en 10 minutos y puse rumbo a casa de mi madre.

Llegué unos minutos más tarde de lo acordado a casa de mi madre y allí me esperaban todos: Andrea, Angy, Eris, Eve, Esther, Rubén, Yeidi, Danny, Guille, Bellatrix, Kiburn, Sue, Tori, Kiwill, Annie, Hikari y Tris. Todos mis compañeros de las Fieras Nocturnas me ayudarían a vestirse y ellos también se arreglarían para mi gran día.

-Llegas tarde -fue lo primero que me dijo Guille.

-Ni que tú fueras mi madre -dije divertidamente.

-Como si lo fuera, tu madre me ha dado permiso para regañarte si quiero -dijo orgullosamente el chico.

-¿Qué tal has dormido cariño? -preguntó mi madre tras reírse.

-Muy bien. Bueno, ¿comenzamos?

-Qué prisas,  ¿es que estás nerviosa? -dijo Andrea pícaramente.

-Pues claro que estará nerviosa H -replicó Guille-. Hoy es el día de su boda, ¿o es que tú no estarías nerviosa en la tuya?

-Dejaos de tonterías chicos, hoy la protagonista es Yuuto -intervino Kiburn- y tiene que estar perfecta.

-Sí y como no me dejéis como un ángel os las veréis conmigo ehh -dije sonriendo.

-Mi hija y yo seremos el jurado así que, ya os podéis esforzar porque somos jueces muy severos -añadió mi madre divertida.

-¡Pues empecemos chicas! -dijo Yeidi con una gran sonrisa.

Y así fue, todas mis amigas comenzaron a rodearme sacándome la ropa mientras que Guille y Rubén buscaban los adornos y el vestido. 25 minutos después, yo ya estaba lista para mi enlace con él.

-¿Y bien? ¿Cómo me queda? -dije mirándoles mientras ellos estaban emocionados.

-¡Estás preciosa! -comentó Angy sin poder contener mucho la alegría.

-¡Ahora sí que eres una verdadera princesa! -dijo Guille mordiendo un pañuelo mientras lloraba.

-¿Ah sí? ¿Y antes que era si se puede saber? -pregunté vacilona.

-¡Pues el mismísimo diablo en persona! -espetó Yeidi como si nada.

-¡Qué capullina! -dije lanzándole lo primero que tuve a mano en la cabeza.

-Pero siempre serás mi pequeña diablillo -dijo dándome un beso en la cabeza-. Ahora es vuestro turno chicas, os tenéis que arreglar.

-¡Pues vamos! -dijo Sue mientras se dirigía hacia la segunda planta.

Un cuarto de hora después, todos ya estaban en el salón vestidos de etiqueta junto a mi madre, que también se había cambiado.

-¡¡Kyyaaa!! -dijo Annie muy extasiada- ¡Pero qué bien os queda el traje chicos! -dijo mientras rodeaba a los dos chicos para observarles mejor.

-Tu y tú manía de ver a los chicos de etiqueta ehhh -comentaron Tris y Bellatrix al unísono.

-Si estos dos están así... ¡no me quiero ni imaginar a los demás! -continuó Annie.

-Nada más verlos, tendrías un derrame nasal -añadió Hikari con una carcajada.

-Pues lo mismo te pasaría si vieras a tu querido Kirito así -añadió Tris.

-Y a ti con L, o con Gray, o con Gajeel o con Gareki -dije yo divertida.

-Y tú con tu querido Len -sentenció pícara Eris.

-Bueno, dejad esta batalla otaku para otro momento -intervino mi madre-. Es hora de que vayáis tirando hacia la iglesia.

-¡Nos vemos allí! -dijo Kiwill mientras salía por la puerta.

Y cuando todos salieron de la casa, tan sólo nos quedamos mi madre y yo, que me acompañaría hacia el altar.

-Ojala papá estuviera aquí.... -dije melancólicamente.

-Cariño, tu padre estaría muy orgulloso de ti -dijo mi madre abrazándome-. Y yo también lo estoy.

-Gracias mamá -dije esbozando una leve sonrisa.

-Venga, que pronto llegará la hora... -dijo mi madre apresurándome.

Y mientras salíamos de la casa, miré una última vez hacia aquella casa. La casa donde había vivido muchos recuerdos durante los últimos años. Donde había pasado buenos y malos momentos. Aquella dejaría de ser mi casa en cuanto dijera el sí quiero. Toda mi infancia y adolescencia reunida en mi casa, pero que ya era hora de comenzar un nuevo futuro con él y formar mi propio hogar.

Subí al coche y un sentimiento de añoranza invadió mi corazón. Tenía ganas de llorar por las cosas que dejaba atrás, pero también era tremendamente feliz por las nuevas cosas que haría. Mi madre notó mi emoción y posó suavemente su desgastada mano fruto de los muchos años de trabajo en la mía.

-Tranquila cariño, todo saldrá bien -dijo dedicándome una dulce sonrisa.

Yo le devolví aquella sonrisa sin que las lágrimas salieran de mis ojos. Mientras me dirigía hacia mi destino, observaba cómo pasaba ante mí aquellos lugares que muy pronto dejaría atrás y que tantos recuerdos me dieron.

Cuando llegamos a la iglesia, fuimos recibidas por mis 10 damas de honor, que nos dedicaron sus más bellas sonrisas.

-¿Preparada? -preguntó Eve tras notar mi nerviosismo.

Le intenté responder pero tenía un nudo en la garganta así que me limité a afirmarle con la cabeza. Todas rieron por mi reacción y se dispusieron a empezar la ceremonia. Cogí el brazo de mi madre con el corazón en el puño.

Las puertas se abrieron y mis damas de honor empezaron a caminar al son de la música. Poco después, mi madre y yo comenzamos a caminar también. Estaba hecha un manojo de nervios y no podía dejar de mirar a todas partes sin fijarme en nadie. Cerca del altar pude darme cuenta del que sería mi futuro marido. Allí estaba, con su traje negro que le daba seguridad y ese toque de elegancia que a todas nos gustaba. No parecía que estuviera nervioso, ¿o sí? ¿Tal vez era yo la única que estaba de los nervios? Podía ser.

-Estoy muy orgullosa de ti cariño -me susurró mi madre muy emocionada al llegar al altar-. Cuídala bien por favor, te entrego lo más preciado que tengo.

-Tranquila, la cuidaré lo mejor que pueda, si es que ella se deja -rió él pícaro.

-Te quiero mucho mamá -le dije mientras le cogía del brazo a él.

-Por fin llegas, ya creía que no lo harías -me susurró rápidamente-. Estaba tan nervioso que he estado a punto de ir a buscarte.

-¿Creías que no lo haría? Además, ¿no es la novia la que tiene que estar nerviosa?

-Oye, yo también tengo derecho a ponerme nervioso -replicó divertido-. Casi se me para el corazón al verte entrar por la puerta.

-A mí ya se me ha parado -y él se rió-. No en serio, no me siento el pulso.

-Tranquila, todo saldrá bien -me concilió con una arrebatadora mirada.

"Ayy madre, si me sigue mirando así me derrito aquí mismo" pensé mientras le dedicaba una dulce sonrisa. El cura nos interrumpió y dio comienzo a la ceremonia.

-Sí quiero -pronuncié sin poder evitar que algunas lágrimas se derramaran.

-¿Y tú, prometes amarla y cuidarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte os separe?

-Sí quiero -concluyó después de mirarme una vez más.

-Entonces, yo os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

Y tras la expectación y la emoción de la ceremonia, todos esperaban a que se produjera el beso que nos enlazara para siempre. Los dos nos miramos sonriendo con la misma mirada brillante que cuando nos prometimos.

-¡Ven aquí...! -dije mientras le besaba y los demás rompían el silencio con un estallido de aplausos.

A la salida, fuimos recibidos con una lluvia de arroz que nos iban lanzando los invitados. Todos nos subimos en nuestros respectivos coches y fuimos a la sala donde continuaría nuestra celebración.

-¡Mamá, chicas...! -grité al salir del coche después de visualizarlas.

-Tú tan loca como siempre -rió mi marido después de salir del coche y después se dirigió a saludar a sus amigos.

-¡Felicidades! -dijeron los casamenteros mientras se tiraban contra mí llorando.

-Ya eres una mujer casada -dijo un emocionado Guille.

-Dios mío, todas estábamos llorando durante la boda -comentó Eris secándose una lágrima.

-No si ya os he visto, menudo bochorno me habéis hecho pasar -dije divertida.

-Es que ha sido muy emotivo -añadió Tori.

-Me alegra de que hoy hayáis estado conmigo en este día tan especial para mí... -comenté alegre y emocionada a la vez.

-Oohhh, qué mona... -dijeron todos mientras me rodeaban para abrazarme.

-Bueno, esta noche tendrás que prepararte para tu primera vez, así que a usar condones eeehh -comentó Guille.

-¡¡¡Guille!!! -gritamos todas mientras que Andrea le propinaba un revés (golpe).

-¿Qué? Seamos sinceros, él seguro que tendrá ganas de hacerlo y supongo que tú también, así que, ¿por qué te pones así de roja? Más lo estarás cuando estés a solas con él en la habitación -argumentó el castaño.

Todas nos quedamos sorprendidas ante tal argumentación y sabía que tenía razón. Cuando esta noche estuviéramos solos dando paso a nuestra luna de miel, él querría hacerlo y yo estaría roja como un tomate. Guille estaba esperando a que dijera algo sobre su reflexión pero yo me iba poniendo más roja por momentos, menos mal que ya era la hora de ir a comer y no tuve que responder.

-Cariño, ¿por qué estás así de roja? -me preguntó cuando vio mi cara al sentarme junto a él.

-Nada, por nada -le contesté sonriendo.

-Venga chicos, un brindis por el nuevo matrimonio -dijo Hurley que acababa de levantarse con su copa de champán.

-¡Kampai! -brindamos todos alzando nuestras copas.

A continuación todos se fueron levantando y fueron hablando sobre nosotros y nos desearon un feliz matrimonio; bueno, cada uno a su manera porque hubieron dedicatorias que nos hicieron enrojecer a mí y a él. Por supuesto que voló algún que otro tortazo, pero también hubieron risas y también un poco de emoción. Después de eso, comimos y empezó la fiesta. Lo primero de todo que hicimos fue reunir a todas las chicas en un pelotón para ver quién era la que cogía el ramo de la novia.

-¿Preparadas chicas? -dije con el ramo de flores en la mano.

Todas hicieron un grito de guerra dispuestas a llevarse por delante a todo aquel que se interpusiera entre ella y el ramo. Reí de la escenita que se había montado mientras me giraba. Lancé el ramo y escuché un montón de gritos mientras me giraba a ver quién lo había cogido.

-¡Lo cogí! -dijo una voz entre muchas.

-¿Quién ha sido? -pregunté mientras intentaba localizarla.

-¡Hombre, Shawn, ya sabes qué tienes que hacer eeeh! -dijo Guille muy animado.

-¿Shawn? Entonces la que ha cogido el ramo... -dije sin poder acabar mi deducción.

-Sí, lo he cogido yo -dijo una ruborizada Angy.

-¡Felicidades! -exclamó Sue- Entonces, ¿te casarás?

-Eso no lo decido yo... -dijo Angy más sonrojada que antes.

Entonces Shawn se adelantó hacia ella y se arrodilló. Todos esperamos expectantes a la pregunta y, por supuesto, a la respuesta.

-Angy, te quiero y quiero que estés siempre a mi lado -dijo Shawn un poco nervioso-. ¿Te quieres casar conmigo?

-¡Oh Shawn! ¡Pues claro que quiero casarme contigo! -respondió muy emocionada la rubia.

Shawn le puso un anillo en su dedo (que Dios sabe de dónde lo sacó tan rápido, a menos que ya lo tuviera ya comprado) y besó tiernamente a su prometida con el ramo de flores que aún sostenía ella. Todos rompimos el silencio con un arranque de aplausos y de "oooh".

-¡Grabados para la posteridad! -espetó Guille tras sacarles una foto con su cámara.

Todos empezamos a reír y seguimos disfrutando de la fiesta hasta después de comer porque después nos iríamos a una sala de fiesta con vestidos de fiesta para disfrutar lo que quedara de tarde-noche antes de que nos fuéramos de luna de miel.

Yo estaba a punto de subirme al coche con mi marido cuando algo tiró de mí hacia afuera.

-¡Tú te vienes con nosotras! -dijo Hikari sacándome del coche.

-¿Pero por qué?

-Porque no permitiremos que consumáis vuestra noche de bodas ahora -comentó divertida Annie.

-¡Pero qué noche de bodas ni qué ocho cuartos! -grité sorprendida por la mente tan pervertida de mis amigos- ¡Lo único que quiero es descansar un poco y cambiarme de vestido!

-Eso lo puedes hacer con nosotros, así que, despídete de él -dijo Guille arrastrándome aún más fuera del coche.

-Entonces, nos vemos allí preciosa -dijo él mientras cerraba la puerta del coche y abría la ventanilla.

-¡¿Pero qué estás diciendo?! -dije mientras me deshacía de Guille y me acercaba hasta el coche- ¿Vas a dejar que se me lleven así como así?

-Sabes que no te dejarán que vayas conmigo -dijo sonriendo-. Pero no te preocupes que a partir de esta noche no dejaré que te escapes de mi lado nunca -me susurró al oído provocando que me sonrojara bastante, pero después me dio un beso bastante largo.

-Bueno, ya has tenido suficiente por ahora -dijo Annie mientas me apartaba de él-. Que la vas a gastar hombre.

-Ya tendrás tiempo de hacerlo esta noche -dijo Hikari con cara de pervertida.

-Eso ni lo dudes -rió mientras se marchaba con el coche.

-Anda Julieta, vámonos -dijo Sue mientras se alejaba con las demás.

Me llevaron de nuevo hacia mi casa pero esta vez nos encerramos en mi cuarto mientras mi madre se arreglaba en el suyo. Me hicieron sentar en mi cama y a cerrar los ojos porque, según ellos, tenían una sorpresa para mí. Cuando abrí los ojos, no podía creer lo que estaba viendo.

-¡¿Pero qué coño es esto?! ¿Por qué tenéis eso en las manos?

-Pues tu regalo por supuesto -aclaró Yeidi.

Flipaba en colores. Allí estaban todas de pie sujetando sus respectivos "regalos" mientras sonreían como si nada.

-¿Te gusta? -preguntó Eris.

-¡¿Cómo quieres que me guste toda esa ropa de lencería?! -grité indignada.

-Pues porque una chica como tú ya se tiene que ir poniendo todo esto -comentó Bellatrix.

-Exacto, y más en tu noche de bodas -me guiñó pícara Andrea.

-¿Y por qué me habéis comprado tanto?

-Pues para que varíes un poco claro está -añadió Tris.

-¡Ah no...! -dije levantándome de golpe- ¡No pienso ponerme ni una sola cosa de esas ni hoy ni nunca!

-Por supuesto que lo harás -dijo Yeidi obligándome a sentarme de nuevo-. Te pondrás esa lencería como que me llamo Yeidi -amenazó siniestramente.

-¡No lo pienso hacer! -grité mientras salía corriendo.

Pero Annie se interpuso entre la puerta y yo. Con un rápido y fuerte placaje, me envió hasta la cama y los demás se encargaron de sujetarme y obligándome a ponerme aquella maldita lencería. Y por último me pusieron un vestido ceñido y me maquillaron un poco.

-¡Por fin hemos acabado...! -dijo una exhausta Eve.

-Sí, menuda guerra has dado -añadió Sue.

-¿Os ha costado mucho arreglarla? -dijo mi madre apareciendo por la puerta.

-¡Qué guapa estás mamá! -dije nada más verla.

-Y tú también hija. ¿Qué?¿Os ha costado mucho?

-No veas cuánto, no paraba de asestar golpes a diestro y siniestro -explicó Eris.

-¿Pero lo habéis conseguido?

-¡Pues claro! ¡Al final lo hemos conseguido! -dijo orgullosamente Esther.

-Espera... ¿es que tú lo sabías todo? -pregunté sorprendida a mi madre.

-Pues claro que lo sabía, la idea fue mía -dijo con una sonrisa cómplice.

-¡Mamá...!

-Venga, los demás arreglaos también -dijo tras soltar una carcajada.

-¡Pero con traje los chicos eeeeh! -exigió Annie mientras salía de mi habitación.

-Tú y tu manía de ver a los chicos así... -dijo Tris.

Cuando todos se arreglaron con sus mejores galas, nos fuimos a una gran sala de fiesta para continuar con la celebración. Nosotras, junto a mi marido, fuimos los últimos en llegar a la fiesta, que ya había comenzado.

-Estás preciosa -me susurró él mientras me agarraba de la cintura.

-Gracias -dije un tanto ruborizada.

Estuve un buen rato charlando con los demás invitados cuando se me acercó Annie con sus inseparables amigas (con inseparables me refería a Tris, Bellatrix, Kiburn y Kiwill).

-Hola, ¿estáis disfrutando de la fiesta?

-Sí, está muy bien -contestó Tris-. Pero Annie...

-¿Qué pasa? -pregunté un poco preocupada.

-¡Debería denunciarte a la policía...! -exclamó ella.

-¿Por qué? -pregunté muy asombrada por su reacción.

-¡Por intento de homicidio! Mira que hacer que todos los chicos vayan de etiqueta, así de guapos cuando sabes que esa es mi debilidad -dijo ella temblando de emoción.

-Por poco no muere desangrada al ver tantos chicos guapos de traje -dijo divertida Kiwill.

-Jajaja, disfruta de la velada, no me gustaría pasarme esta noche en el hospital por tu falta de sangre -concluí divertida mientras me alejaba de ellas.

Empezó a sonar música y todos nos pusimos a bailar con sus respectivas parejas. Sonó muchos tipos de música y al final Annie mandó a poner música lenta.

-¡Este baile va dedicado a la pareja anfitriona, así que todas las parejas que salgan a la pista! -dijo con su hermano.

Estuvimos bailando y bailando mientras nos lo pasábamos en maravilla. Cenamos alegremente y seguimos celebrando hasta la madrugada.

-¡Bueno...! ¡Ha llegado la hora de que iniciéis vuestra luna de miel lejos de todos nosotros! -dijo Guille mientras nos despedía en el aeropuerto.

-¡Pásalo muy bien cariño! -dijo mi madre abrazándome.

Nos despedimos de todos y subimos al avión que nos llevaría a nuestro destino. El viaje sería bastante largo así que él me recomendó que me relajara e intentara dormir. Antes de dormirme pude ver cómo las diminutas lucecitas de las ciudades pasaban ante mí, dejándome maravillada. Los océanos descansaban plácidamente mientras balanceaban suavemente a los barcos que yacían en sus aguas.

Una dulce voz me despertó de mi corto sueño advirtiéndome de que ya habíamos llegado al lugar donde pasaríamos nuestra luna de miel.

-¿Dónde estamos? Durante los preparativos de la boda no me quisiste decir a dónde iríamos...

-Estamos en una isla paradisíaca, al otro lado del mundo -explicó sonriendo.

-¿Y por qué no me has querido decir nada hasta ahora? -dije mientras entrábamos en el hotel.

-Porque quería que fuese una sorpresa. En esta isla vienen muchas jóvenes parejas a celebrar su luna de miel, al igual que nosotros -me explicó tiernamente.

Nos dieron la llave en la recepción y subimos a nuestra habitación mientras un botones nos subía las maletas. Nuestra habitación estaba situada en la última planta del hotel y era preciosa además de muy lujosa. ¡Qué bien organizado lo tenía! ¡Y qué callado estaba! La habitación estaba preparada para la luna de miel y tenía un ambiente muy romántico.

Estaba nerviosa por lo que iba a pasar a continuación y notaba que me faltaba un poco el aire así que me dirigí hacia el balcón mientras él ponía las maletas en el armario e inspeccionaba la habitación.

-Aún es de noche... -pensé en voz alta.

-¿En qué piensas? -preguntó mientras me rodeaba con sus brazos.

-Me pregunto cómo estarán mis amigos ahora que no estamos....

-Pues seguro que estarán de juerga, ya sabes cómo son ellos -dijo divertido.

-¿De juerga? Allí ya es de día...

-Sí pero aquí es plena noche así que...-dijo mientras empezaba a besarme el cuello.

-Mira que eres pillo... -dije mientras intentaba evitar sus besos.

-¿Y tú no lo eres...? -me susurró dándome la vuelta y besándome.

Siguió besándome por el cuello mientras me iba susurrando cosas. Me besó y ese beso se fue volviendo más apasionado. Me levantó en volandas y me llevó adentro. Me posó suavemente en la cama mientras seguía besándome por el cuello. Fue levantando mi vestido poco a poco acariciando mis piernas.

-¡Espera..! -le susurré mientras detenía sus manos.

-¿Qué pasa? -susurró mientras levantaba la mirada.

-Y-yo... -intenté decir.

-No te preocupes -dijo tras besarme-. No te pongas nerviosa, intentaré que no te duela mucho...

De nada sirvió mis súplicas de esperar un poco más, siguió besándome hasta que me liberó del vestido y de los zapatos.

-Vaya, ¿qué es esto que veo aquí? -rió pícaro.

-L-las chicas me-me obligaron a po-ponérmelo -balbuceé sin poder evitar ponerme roja.

-Interesante... -dijo sensualmente.

Se levantó de la cama y empezó a quitarse la ropa rápidamente hasta quedarse completamente desnudo. Se agachó hasta rozar mis labios mientras me susurraba:

-Veamos qué escondes tras esa lencería tan sexy... -y siguió besándome.

A la mañana siguiente fui despertada por las suaves caricias de los tenues rayos de sol que entraban por la ventana. Me estiré y me percaté de que él aún seguía durmiendo. Me giré cuidadosamente hasta quedar cara a cara con él. Estuve unos minutos contemplándole hasta que abrió los ojos lentamente y me sonrió.

-Buenos días -le dije mientras le daba un beso.

-Buenos días, ¿has dormido bien? -me susurró pícaramente.

-Tú ya sabes la respuesta -le respondí tras reírme.

Me estaba levantando cuando él me agarró de la muñeca tumbándome en la cama mientras se subía encima y me plantaba un fugaz beso.

-¿Qué haces? -le susurré mientras le lanzaba una feroz mirada.

-¿Lista para el segundo asalto...? -preguntó sensualmente.

Yo no pude evitar sonreír. Sonreír de alegría y felicidad. Mi nueva vida había comenzado...


Bueno, espero que os haya gustado ^^ Y muchas gracias por vuestros comentarios <3

Besos y hasta la próxima!!!

Comentarios

  1. Que bonito! jeje, yo creo que si viese a L, a Gray, a gajeel, a gareki, a toto, a suzuya... a alguno de los chicos buenos que me gustan me moriría desangrada por la nariz xD
    Beshos

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