CAPÍTULO 36- LA CONVIVENCIA
El nuevo gran emperador había sido elegido. El Estadio
Camino Imperial estaba a rebosar de gente, con todo el mundo vitoreando el
nombramiento de Alex Zabel como la máxima autoridad del Sector Quinto. Todos
los micrófonos estaban dirigidos al gran emperador.
—Escúchenme todos —empezó a decir—. El fútbol debe ser
amado con igualdad y el valor de la victoria será repartido también con
igualdad. Nosotros, el Sector Quinto, existimos para proteger esto: el artículo
quinto del reglamento del fútbol juvenil —Alex Zabel sonrió con confianza hacia
las cámaras—. El fútbol ahora mismo está en la cima del mundo.
—¿Está viendo la elección del gran emperador, Supreme?
Supreme guardó el móvil desde donde estaba viéndolo y miró al trabajador que
le había hablado. El joven carraspeó al no obtener ninguna respuesta y dijo:
—Ya está todo preparado. El sujeto de prueba ya está listo, puede pasar a
verle.
El trabajador se dio la vuelta, sabiendo que Supreme le seguiría sin
rechistar. Para llenar un poco el silencio, intentó decir lo primero que se le
pasó por la cabeza.
—Es todo un honor tenerle aquí en esta isla. Muchas gracias por tomarse el
tiempo de venir. Por favor, espere aquí. Enseguida comenzará la demostración.
Supreme se quedó mirando a través del gran ventanal, donde daba a una sala
enorme. Abajo del todo iba a estar el sujeto de prueba.
—Muy bien, las pruebas pueden comenzar —otro trabajador de allí le habló a
un adolescente delante de una puerta—. Da lo mejor de ti. Hoy Supreme nos
visita y muy probablemente se dejen caer los altos cargos por aquí si ve buenos
resultados. Tenemos que demostrar que nuestro proyecto funciona a la
perfección. Hoy nos jugamos mucho.
El chico de pelo con doble color y coleta no le hizo el menor caso y entró a la
sala. Se colocó en el centro y dejó que su enorme poder se manifestara, como
una tormenta embravecida. Él solo iluminó la sala, destruyendo las paredes a
cada golpe que daba.
El joven muchacho dejó lo mejor para la traca final. Con su enorme poder,
creó un enorme tornado luminoso que llegó hasta el techo, malogrando las
instalaciones de última tecnología del lugar.
—Increíble, ¿verdad?
Supreme miró al hombre que se había colocado a su lado en silencio. Eral
alto, con un peinado algo ridículo y ropas rosas extravagantes.
—Él es el mejor de toda la isla. No encontrará a otro igual. Si quiere,
puede concertar un encuentro con él.
El hombre se encontró hablando solo, pues Supreme se había ido sin decirle
nada. Chasqueó la lengua. ¿El Sector Quinto no podía haber enviado a alguien mejor?
Dio por terminada la demostración y ordenó al chico que se fuera a descansar.
Ya había pasado incluso la hora de cenar.
Al día siguiente tenían mucho que hacer, pues iban a tener más visitantes.
Más tarde, en otra parte de la isla, más concretamente en lo alto de una
cascada, se encontraba otro chico. De aspecto algo lúgubre, estaba mirando el
vasto océano que se abría ante él. Una suave brisa ondeaba su oscuro cabello
corto. Estaba serio, no sonreía y tenía el ceño fruncido. Como imitando la forma
de una lágrima, el aura oscura que había dentro de él empezó a manifestarse,
liberándolo al cielo abierto y ocultando de su vista la enorme luna llena que
iluminaba el cielo.
—¿Sabes? Eso es muy tétrico.
El joven se giró, sorprendido de tener compañía. Luego sonrió levemente y
contestó:
—Aparecer de esa manera tampoco es muy normal que digamos.
—No es tan fantasmagórico como lo tuyo, diosecillo.
—Y todavía no has visto todo —dijo antes de desatar aún más su poder.
Inazuma amaneció aquel día soleada. Los alumnos caminaba alegremente hacia
sus clubes en el instituto Raimon, algunos mirando sus libros de texto, otros
charlando con sus amigos. La mujer rubia vestida con ropa deportiva que desentonaba demasiado con el
ambiente estudiantil no se paró demasiado en mirar a su alrededor. Tenía un objetivo
fijado y era encontrar el club del fútbol del Raimon. Se sorprendió cuando le
dijeron que la sede era el Edificio Fútbol, un bloque enorme que dejaba a la antigua caseta del Raimon por los suelos.
Celia se quedó sorprendida en cuanto se topó con ella.
—¿Angy? —su boca abierta se transformó rápidamente en una sonrisa—. Dios
mío, ¿qué haces aquí?
—Me he dejado caer por aquí. ¿Cómo estás? —sonrió la rubia, correspondiendo
al saludo.
—¿Has venido a ver el entrenamiento?
—Claro, porque no tengo nada mejor que hacer que ver a unos mocosos jugando
al fútbol —se rió.
Antes de que Celia pudiera responder, Jude llegó detrás de su hermana, para
sorpresa de Angy.
—¿Qué demonios haces tú aquí? —se sorprendió Angy—. ¿Has vuelto a
traicionar a la Royal como antaño o cómo?
—Es bueno volver a verte, Angy —sonrió Jude—. ¿Qué te trae al Raimon?
¿Viejas memorias?
—Ven al campo —interrumpió Celia—. Hiki y Danny están de vuelta de Italia.
Luego podrás saludar a Estela, que me ha dicho que esta mañana estará con su
club de música. Así te presentamos a la nueva generación del Raimon.
—Creía que Mark Evans era el entrenador, no tú —dijo Angy, mirando a Jude—.
O es lo que me dijo Shawn la última vez.
—Es una larga historia. Pero vamos al campo, pronto va a comenzar el
entrenamiento.
Celia y Jude le pusieron al tanto de todo lo que había sucedido desde el inicio de curso. Pero sobre todo, destacaron las llegadas de sus viejas amistades a Inazuma.
En cuanto Angy apareció por el campo de fútbol, los jóvenes ya pusieron una
cara rara. Entre ya saber más o menos quién era y curiosidad. Y también miedo.
¿Por qué se ponían así?
—¿Otra amiga está de visita, entrenador Sharp? —sonrió Samguk.
—¿Por qué parecen ya resignados a eso? —preguntó Angy, considerándolo
gracioso.
—Los entrenadores tienen muchos amigos —Michael arqueó las cejas.
En cuanto Danny y Hikari vieron quién estaba en el campo, montaron un
escándalo que duró varios minutos. Los más jóvenes tan solo pudieron observar
el jaleo, intentando no sentirse demasiado avergonzados.
—Disculpad todo este alboroto, todavía no me he presentado. Me llamo Angy
Ranmaru.
—Kai vino hará un par de días —sonrió Danny—. Pero creo que hoy se fue con
Yuuto.
—¿Cuánto tiempo te quedarás? —preguntó Hikari.
—No he venido aquí por ocio —la sonrisa de Angy desapareció gradualmente—.
He venido a buscar a Shawn.
—¿Shawn? —repitió JP—. ¿Se refiere al señor Froste? ¿Shawn Froste?
—Exacto, me dijeron que vino para aquí con Tris.
Jude y Celia intercambiaron miradas.
—Angy, Shawn regresó a Hokkaido hará ya un par de semanas —contestó Celia
con cierta gravedad—. Dijo que tenía que volver al Alpino después de que sus
chicos dejaran de estar bajo la influencia del Sector Quinto.
—Tris regresó hace ya casi dos semanas al Alpino —añadió Jude.
—¿Qué? —Angy abrió con sorpresa los ojos—. Pero ninguno de los dos está
allí. Me han dicho que hace un montón de tiempo que no saben nada de ellos.
Desde que a Shawn le expulsaron como entrenador y Tris renunció a seguir siendo
profesora.
Los alumnos del Raimon se quedaron pasmados. Pero si eso era cierto,
entonces de eso hacía ya mucho tiempo. ¿Qué había sucedido entonces?
—He intentado hablar con Eve para ver si sabía algo, pero…
—¿Eve? —dijo Danny—. Eve hace un par de días que está bastante ocupada.
—¿Qué? Pero si no me contesta al móvil —replicó Angy.
—Le dijo a Greg que tenía un asunto urgente que atender, pero no le dijo
nada más —explicó Hikari—. Desde entonces, no sabemos nada de ella.
—¿Desde cuándo?
—Este domingo no, el anterior —respondió Celia—. Fue cuando se marchó.
—¿Y si se debe al Sector Quinto? —Eugene no pudo evitar comentar.
—¿Al Sector Quinto? —Angy le miró alarmada.
—Sí, ¿no? —dijo inseguro el chico de las dos coletitas—. Ellos dos huyeron
de Hokkaido por el tema del Sector Quinto, ¿verdad?
—Eve estaba hospedando a Greg —añadió Jude—, que está dentro de la
Resistencia como hacker.
—Mark y Yeidi se fueron a la misma vez que Shawn —recordó Hikari—. ¿Y si
también les ha pasado lo mismo?
—¿Por qué dices eso? —se asustó Danny.
—No quiso decirnos nada, pero creemos que era algo relacionado con el
Sector Quinto —susurró Hiki, no queriendo que los jóvenes escucharan.
—Dios mío… —Angy estaba cada vez más asustada—. ¿Y si…?
—A ti no te han hecho nada, ¿no? —preguntó Celia—. ¿No has sentido que te
siguieran ni nada?
—¿Qué? No, claro que no —negó la rubia—. He estado en una concentración
internacional de voleibol en Brasil durante seis meses. No he vuelto hasta
ahora y me encuentro con que Shaw y Tris están desaparecidos.
Angy tuvo que sentarse para no empezar a entrar en pánico. Danny se sentó a
su lado para calmarla, mientras los adultos se miraban con preocupación. JP se
dio cuenta de que Arion llegaba tarde al entrenamiento matutino, pero enseguida
se distrajo al ver que el director Wintersea y el señor Goldwin les hacían una
visita.
—Veo que está todo el equipo de fútbol, así que será rápido —fue la manera
de saludar del señor Goldwin—. Bien, recoged vuestros equipos. Os está esperando fuera un autobús.
—¿Qué? ¿Para qué? —preguntó Celia.
—Han invitado al instituto Raimon a una jornada de convivencia.
Todo el mundo quedó sin palabras ante la noticia.
—¿Qué significa esto, señor Goldwin? —quiso saber Jude.
—Exactamente lo que he dicho.
—Buenos días —susurró Arion, apareciendo a un lado del tumulto.
—Arion —sonrió JP.
—Llegas tarde.
—Lo siento, Samguk —se disculpó con una reverencia respetuosa—. ¿Qué está
pasando?
—Entrenador Sharp, hoy mismo, usted y los chicos partirán a una excursión
que les servirá como concentración para el entrenamiento del equipo.
—Espere, estamos en pleno Camino Imperial, ¿por qué debemos ir de
concentración en este preciso momento? —cuestionó Jude, no fiándose del todo.
—Se trata de una orden directa del Sector Quinto —apuntó el director
Wintersea, sonriendo—. Esto es lo que pasa por enfrentarse a ellos.
Angy frunció el ceño, asqueada de ver de nuevo a esa rata de hombre. ¿Qué
demonios hacía todavía allí?
—¿Así que lo han hecho porque nos odian? —concluyó Samguk.
—Tenía que ser ahora… —gruñó Riccardo.
—Esto me da muy mala espina, ¿no, Wan-Chang? —dijo Adé.
—¿Pero qué estarán tramando? —se cruzó de brazos.
—Es de locos —comentó Lucian.
—O sea, que hasta aquí llegó la revolución, ¿no?
—Riccardo, esto no me gusta nada.
—No, tiene razón —asintió a las palabras de Gabi.
—¿Dónde dice que tenemos que ir? —preguntó Jude.
—Ya lo sabrán cuando lleguen —fue la respuesta de Goldwin.
—Esto es inaceptable del todo —replicó el entrenador.
—¿Una concentración? —Victor frunció el ceño.
—Oye, ¿qué es lo que te ocurre, Victor? —preguntó Aitor—. ¿Es que tienes
alguna idea?
—No.
—Jude… —Celia miró preocupada a su hermano.
—No tenemos por qué ir si no queremos, entrenador Sharp —saltó Samguk.
—Vaya, con que no, ¿eh? —sonrió Goldwin con mala sombra—. ¿Así que no
queréis saber cómo le va a vuestro antiguo entrenador, el señor Evans?
La sola mención de Mark revolucionó a todos, incluido a los adultos.
—¿Quiere decir que veremos al entrenador Evans si vamos a esa
concentración? —repitió Riccardo.
—Sí, está colaborando allí con nosotros.
—¡No puede ser verdad…! —replicó di Rigo.
Los adultos terminaron frunciendo el ceño todavía más. La teoría de que
algo les había pasado por culpa del Sector Quinto cobraba más fuerza que antes.
Estaba claro que Mark nunca colaboraría con esa organización tan mierdosa.
—Lo lamento, pero debo rechazar su invitación —dijo Jude.
—Creo que debemos ir, entrenador Sharp —casi cortó Riccardo, muy decidido—.
Puede ser que el entrenador Evans fuese allí porque descubrió lo que el Sector
Quinto tramaba. Y si es así, no podemos quedarnos de brazos cruzados.
—Está claro por qué te han elegido a ti capitán, chico —saltó Angy,
poniéndose de pie—. Algo me dice que si Mark está por allí, también
encontraremos a mi Shawn…
Jude miró a Celia antes de acceder. El señor Goldwin y el director
Wintersea se fueron satisfechos una vez que aceptaron la invitación del Sector
Quinto.
—No podéis iros todos a esa convivencia —dijo Danny—. No es seguro. Y más
si sospecháis de que le han podido hacer algo a Mark.
—Es cierto —asintió Hikari—. Algunos se han de quedar aquí por si acaso.
Greg y Estela podrían quedarse aquí.
—También deberíais avisar a más gente —sugirió Angy—. Habéis dicho algo de
la Resistencia, ¿no? Mejor que les aviséis. Entrar en territorio enemigo sin
saber dónde es bastante peligroso.
—Avisaré a Greg y a Estela —anunció Celia, sacando su móvil.
—Michael, Eugene, Adé, escuchad. Debéis quedaros aquí —dijo Riccardo—.
Ahora mismo el Raimon es la fuerza principal contra el poder del Sector Quinto.
No podemos marcharnos todos y dejar el club vacío.
—Tened cuidado —dijo Michael seriamente, con los otros dos asintiendo.
—Tranquilo, Lucian, tu prima está aquí —tranquilizó Hikari al chico—. No
pienso dejarte ir solo por ahí con esos locos sueltos.
—Sí, sí. Podrían hacer lo mismo que con el Inazuma Eleven —asintió Danny.
—Creo que no ayudas, Danny —resopló Angy—. No me imaginaba así la vuelta de
Brasil —suspiró.
—Tranquila, seguro que estará bien —Celia le acarició la espalda.
En cuanto todo estuvo listo, el autobús del Sector Quinto partió del
Raimon, rumbo a esa extraña y sospechosa convivencia.
—¿No os parece que han hecho trampa? —dijo Skie—. Sabían que no nos
negaríamos a ir si decían el nombre del entrenador Evans.
—¿Pero y si de verdad el señor Evans está allí —expuso Rosie, comprobando
su cámara de fotos.
—Qué interesante se pone esto —sonrió Jade, no pudiendo evitarlo—. Nos
estamos metiendo todos en la boca del lobo.
—Alguna razón debe haber para que se hayan esforzado tanto en llevarles
hasta su territorio —murmuró Angy—. ¿Vosotros tenéis idea de por qué?
—No creo que sean capaces de hacer desaparecer a un club entero, ¿no? —dijo
Danny—. Una cosa es tender una trampa y hacer que no puedan entrenar. Otra muy
distinta es secuestrar y hacer desaparecer.
—La realidad a veces supera la ficción. Tú mejor que nadie deberías
saberlo, Danny —contestó Hikari—. Y no te olvides de que existió alguien
llamado Ray Dark —bufó al pronunciar su nombre.
—JP, ¿qué te pasa? ¿Te has dormido? —se escuchó decir a Arion.
—Duerme un poco, Angy —dijo Celia—. Te notas cansada.
Sin embargo, a ella también le estaba entrando el sueño. Cuando quisieron
darse cuenta, todos habían caído en un
profundo sopor. Todos menos el conductor, que llevaba una máscara
protectora.
Cuando Arion volvió a abrir los ojos, se vio tumbado en un lugar abierto y
lleno de naturaleza. Una pequeña mariquita iba correteando por su nariz. Se la
quitó y la dejó volar lejos de su palma. Se levantó a la misma vez que se
preguntaba:
—¿Dónde estamos?
—¿Estás despierto, Arion?
—Capitán. ¿Dónde estamos ahora?
—No lo sé.
—¡Arion! —llamó JP desde lejos, llegando junto a los demás compañeros del
equipo.
—Parece que todos nos quedamos dormidos —comentó Samguk.
—Pues menuda siesta hemos hecho —dijo Ryoma.
—¿Entonces la convivencia es aquí? —preguntó Lucian.
—Pero si no hay nada… —murmuró JP.
—Un momento, ¿estamos todos? —Riccardo miró a todos.
—¿Y Skie y las chicas qué? —se dio cuenta Arion.
—¡No están! —dijo JP—. Ni el entrenador Sharp ni la profesora Hills.
Tampoco veo a las tres amigas del entrenador Sharp.
—Seguro que el entrenador y las chicas están en manos del Sector Quinto.
—¿Por qué dices eso, Victor? —preguntó Riccardo, llegando a su lado y
mirando hacia el mismo sitio que Blade—. ¡Eso es…!
—Este sitio se llama El Santuario —explicó Victor—. Dicen que es un paraíso
celestial, pero… es un infierno.
—O sea, que lo conoces —adivinó Arion.
—Así es. Es una isla aislada con instalaciones para crear imperiales.
—¡¿Una isla aislada?!
—Victor, tienes que contarnos todo lo que sepas de esta isla —pidió el
capitán del Raimon.
—Estuve aquí muy poco tiempo. Dejé la isla nada más recibir la orden del
gran emperador Alex Zabel de ir al Raimon, así que no sé demasiado. Pero una
cosa sí que puedo decir con toda seguridad: los entrenamientos de esta isla no
tienen nada de normales. Todos los que llegan a ser imperiales temen venir
aquí. Esta isla es un lugar especial.
—No solo el entrenador Sharp y los demás están prisioneros en esta isla,
sino que estamos completamente aislados del mundo exterior —se dio cuenta
Riccardo.
—Oh, no, no puede ser —se lamentó JP.
Al final, la convivencia sí que había sido una trampa.
No tuvieron demasiado tiempo para entrar en pánico, pues enseguida les
salieron al paso varios todoterrenos en su dirección. Salieron disparados del
bosque que les rodeaba. Seis hombres trajeados les rodearon segundos después, salidos de los vehículos.
—¿Se puede saber quiénes sois vosotros?
—¿Crees que ese es el modo más correcto de hablarle a vuestros instructores?
¡Silencio!
Un hombre extravagante de ropas rosas estaba subido a una enorme roca.
Tenía un cuello blanco enorme bastante ridículo y su tupé de cabellos castaños estaba lleno de
gomina. Cuando consiguió llamar la atención de todos los adolescentes,
carraspeó y comenzó a decir:
—Bienvenidos al Santuario, el campo donde se forjan los mejores de los
mejores. Me llamo Pinkus Mountbatten y estoy a cargo de la instalación de
entrenamiento.
—¿Dónde tienen al entrenador Sharp, a la profesora Hills y a las chicas?
—¡Aquí solo nos interesan los jugadores de fútbol! ¡Vuestra meta en este
campo será llegar a ser jugadores de élite del Sector Quinto, unos imperiales!
He visto los partidos que habéis jugado en el torneo Camino Imperial. No
estuvieron mal del todo. Pero por desgracia, habéis decidido darle la espalda
al glorioso artículo quinto del reglamento del fútbol juvenil. De manera, que
se ha decidido unánimemente que seréis adiestrados y entrenados bajo la guía
del Sector Quinto.
—¡¿De verdad se han creído que seremos sus peones?!
—¡No tolero ningún desafío! —Pinkus destrozó con su mano desnuda una enorme
roca a modo de demostración.
Al momento, el pasto que estaba al lado de los jugadores se comenzó a
abrir, dejando al descubierto que debajo había un campo de fútbol construido. Y
en el centro del campo, un equipo ya estaba listo para la lucha. Su capitán, un
chico con coleta larga y pelo de color blanco y gris miró en dirección a los recién
llegados.
—Son Luz Eterna, los dueños de la luz definitiva —presentó Pinkus antes de
saltar al suelo—. ¡Venga, adelante! Ahora vais a jugar un partido con ellos.
El capitán del Luz Eterna dio varios pasos hacia adelante, sonriendo.
—Así que sois los jugadores del Raimon, ¿eh? Me alegro de conoceros. Yo me
llamo Bai Long, el capitán del equipo.
Victor se quedó sorprendido ante ese nombre.
—Victor… Así que el mismo chico que huyó disparado del Santuario ha vuelto
tan tranquilo.
—¡Tan solo obedecí órdenes, nada más!
—¿Conoces a ese chico? —le preguntó Arion.
—Como quieras. Pero ahora mismo vas a comprobar que tú y yo no estamos en
la misma dimensión —sonrió, como si hubiera estado esperando ese momento durante mucho tiempo.
—¿Qué hacemos?
Todos miraron al capitán, la máxima autoridad allí presente en esos
momentos.
—Tenemos que enfrentarnos a ellos. No nos queda otra.
Todos asintieron.
—¡No vamos a dejar que os salgáis con la vuestra! —declaró Arion, muy
decidido.
—Bien… —sonrió Pinkus—. ¡Entonces, que comience el partido!
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Obligados a luchar
contra el Luz Eterna para evitar que los secuestren, el Raimon tendrá que dar
todo de sí para ganar el partido. Sin embargo, pronto se darán cuenta de que
ese equipo está en otra dimensión, pues son demasiado fuertes. Mientras tanto,
Jude, Celia y las gerentes descubren que Angy, Danny y Hikari no han terminado
encerradas con ellos. ¿Dónde están? ¿Lograrán salir de esa isla? ¿O terminarán siendo sometidos por el Sector Quinto una vez más?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: LUZ ETERNA
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
Y bueno, bueno, apareció Angy Ranmaru para saber dónde coño se metió su novio Shawn XD Vamos a ver cómo está en la actualidad:
Parece que su larga melena ya no está, pero casi mejor así, porque para jugar al voleibol no es nada practico :c Y aquí tenemos la comparación del antes y después:
Habrá perdido pelo, pero nunca talento. ¡Tres hurras por nuestra jugadora de voley profesional! :D
Como siempre, su ficha estará en la página del timeskip :3
Y con este capítulo, empezamos a abarcar la película del GO: Grifo, el lazo absoluto. Una película que considero la mejor de todas que se han hecho de IE. Y el fandom inazumero suele estar de acuerdo en eso. Por algo será. Espero que me salgan bien estos capítulos y así poder transmitir esa epicidad que tiene la peli.
¡Hasta la próxima!
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