CAPÍTULO 47- EXPERIMENTO
—¡Continúa este enfrentamiento al rojo vivo! ¡Sabiendo que el instituto
Espejismo cuenta con el Tiro Fantasma y un portero con un poderoso Espíritu
Guerrero, podríamos decir que su victoria está completamente asegurada! ¡Sin
embargo, aunque el Raimon esté un gol por debajo está demostrando un juego
decidido y entregado! ¡¿Será posible que consigan volver a empatar?! ¡Arion
Sherwind consigue robarle a Houdini y el Raimon reacciona rápido a esta
oportunidad! ¡La pelota le llega a Lucian Dark!
—¡Vamos, tú puedes! —gritó Hikari como una loca, animando a su primo.
—¡A empatar el partido! —se unió Danny.
—Ahora los defensas están yendo hacia él —observó Angy—. Ya han
escarmentado del anterior gol.
—Lo ha tirado directamente hacia el flipper —alucinó Kai.
—No, es solo un pase directo a Ryoma —sonrió Esther.
—Ha hecho un truco de magia con ellos —bromeó Byron.
—¡El engaño orquestado entre Lucian Dark y Ryoma Nishiki es tan rápido e
inesperado, que Ryoma Nishiki consigue marcar gol con su Chut Ancestral! ¡Abram
Cadabra no ha tenido tiempo de reaccionar ante tal trallazo! ¡Tres a tres!
¡Segundo empate del partido! ¡Madre mía, menudos cuartos de final estamos
viviendo! ¡¿Quién marcará el gol definitivo?!
—Mirad, parece que hay un nuevo cambio —señaló Ana—. ¿Va a cambiar de
portero?
—¡Si es el enano…! —se sorprendió Kai—. Creí que no era portero.
—Y no lo es —respondió Angy.
—Menuda alegría se va a llevar Guille en cuanto se dé cuenta —sonrió
Hikari.
—¿No es arriesgarse un poco ahora? —murmuró Danny—. Vale que los ánimos
están por las nubes tras empatar de nuevo, pero…
—Jude y sus experimentos —sonrió Byron.
—Eso es porque el portero del Raimon se graduará pronto, ¿no? Tengo
entendido que es de tercero —dijo Esther.
—Así que quiere empezar a enseñar a ese chiquitín… —asintió Ana—. ¿Es
bueno?
—Salta mucho —respondió Danny—. Eso es bueno para su tamaño.
—¿Pero cuántas veces se ha puesto de portero? —quiso saber Kai—. ¿En la
acampada y ya está? ¿O más veces?
—Más veces —respondió Hikari.
—Si Jude confía lo suficiente en ese chico como para meterlo, será por algo
—zanjó Angy.
—¡Ahora el Raimon también hace un cambio de portero! ¡Parece que el defensa
Jean-Pierre Lapin probará de guardameta!
JP se veía algo desubicado debajo de los palos. Sin embargo, Arion y los
defensas le sonreían con confianza.
—¡La fuerza de un portero es su concentración! —le dijo Arion.
—Al entrenador también se le va la pinza de vez en cuando —comentó Aitor,
ganándose malas miradas de sus compañeros.
JP no pudo más que darle la razón mentalmente.
—¡Ni caso a Aitor, JP! —le dijo Subaru.
—Con la fuerza de salida que tienes, vas a poder reaccionar contra todos
los balones que vengan —añadió Wanli.
—Solamente tienes que fijarte en el balón y no perderlo de vista —aconsejó
Gabi.
—¡Sí! —sonrió, con algo más de confianza.
A lo lejos, los gemelos Sesame y el capitán del Espejismo miraban al nuevo
portero del Raimon.
—Ese chaval no puede tener mucha experiencia como portero, ¿no? —dijo Hocus
Sesame.
—¿Pero qué significa esto? —Harrold estaba confuso.
—Jude, ¿no te parece que esto es un cambio muy arriesgado? —preguntó Celia.
—Es algo más que un cambio para ganar el partido. Celia, este es un cambio
que une al equipo al futuro.
—¿El futuro?
—Nuestro fútbol tiene que seguir adelante. Esto servirá para transmitírselo
a quienes vengan después.
—El cambio generacional en los guardametas está bastante jodido —reconoció
Annie—. Y si JP llega a lesionarse, Arion tendría que servir como último
recurso por tener más experiencia en la portería. Hay que conseguir más
porteros.
—Por eso Guille quería tanto que JP jugara como portero —murmuró Celia.
—¡Bien, ahora el instituto Espejismo sacará de centro! ¡El balón le llega a
Pocus Sesame, que se regatea con facilidad a Shunsuke! ¡Un pase largo hacia su
hermano gemelo Hocus! ¡Subaru Honda salta para interceptar el pase, pero el
flipper se lo lleva por delante, haciendo que el balón le llegue igualmente a
Hocus Sesame! ¡Sesame no pierde tiempo y chuta a puerta! ¡Pero ahí está JP
despejando con un cabezazo! ¡Sin embargo, todavía hay peligro para la portería
del Raimon! ¡Remate del Espejismo! ¡Cielos, también lo despeja JP! ¡Pocus
aprovecha las bandas de velocidad sin que Gabriel García llegue a tiempo y la
pelota sale disparada hacia portería! ¡Y ahí está! ¡Jean-Pierre deteniendo otro
tiro! ¡Peligro! ¡Demain está justo enfrente de él con una oportunidad clarísima
de gol! ¡Pero Aitor controla el balón en el último instante!
—¡JP, que eres el portero, puedes usar las manos! —se escucharon los gritos
de Aitor.
—¡Ay, es verdad!
Aitor suspiró a lo lejos, al menos alabando las paradas del novato.
—Está claro que todavía le costará algo de tiempo usar las manos —se rió
Annie.
—Esto me recuerda a cuando Mark tuvo que aprender a no usarlas jugando como
líbero —sonrió Celia—. Qué tiempos aquellos.
—Demasiado —añadió Jude.
—¡Eh, muy bien, JP! —gritó Arion antes de subir—. ¡Sigue así!
—¡Virtuoso! ¡Shun, toma!
—¡Riccardo di Rigo lo vuelve a hacer! ¡Usando su Virtuoso, dirige a sus
compañeros de equipo como un maestro de orquestra! ¡De Shunsuke a Sherwind en
el aire! ¡Ahora le llega la pelota a Di Rigo que sube a toda velocidad! ¡Antes
de que le presionen, Riccardo se la coloca a Victor Blade! ¡Otra gran
oportunidad para el Raimon! ¡¿Conseguirá Blade marcar?!
—¡Caballero Lancelot!
—¡Aparece, Gran Jugador Lot!
—¡Estocada de Lancelot!
—¡Dados de la Suerte!
—¡Gol! ¡Victor Blade ha marcado! ¡El Raimon al fin completa la remontada!
—¡Bien, lo lograste, Victor! —Arion le abrazó por detrás—. ¡Hemos
remontado!
Al darse la vuelta, vio la sonrisa de sus compañeros. Incluso vio los
saltos de JP desde la portería.
—Si el nuevo portero se estaba esforzando tanto, yo no podía hacer menos —sonrió
Victor.
—¡Casi hemos llegado al final del partido! ¡La posesión la tiene ahora
mismo Harrold Houdini! ¡Arion acude a presionar, pero Houdini pasa de largo!
¡Wan-Chang se interpone también en su camino!
—¡Harrold! ¡El fútbol del Sector Quinto es un error y está mal, tú! —Wanli
fue corriendo hacia él.
El capitán rival tampoco se quedó quieto y echó a correr. Los dos chocaron
sus pies en la pelota, luchando por ver quién ganaba el duelo.
—¡El Harrold de cuando éramos niños lo sabría, tú!
—¿Qué? —gruñó.
—¡Me defendiste de esos abusones, tú! ¡Aunque eso luego significó que se
metieran contigo, tú!
—¿Te lo ha contado? —se sorprendió Harrold.
—¡Quiero que vuelva el mismo Harrold de esos días!
Wan-Chang logró hacer volar a su amigo de la infancia, haciéndole
retroceder.
—¡Yo también me esforcé mucho! —Harrold volvió a la carga con el balón—.
¡Luché para que su acoso no me afectase! ¡Pero al final lo único que aprendí
fue que no se puede luchar contra aquellos que son más fuertes!
—¡Pero eso está mal, tú!
—¡¿Y qué puede hacer alguien que no sabe aceptar la realidad?! ¡Tiro
Fantasma!
—¡Puedo hacer mucho porque acepté la realidad! —gritó Wanli con todas sus
fuerzas y toda su pasión—. ¡Muralla de Atlantis!
—¡Eso es…!
—¡Una nueva supertécnica!
—¡¿Qué te parece, tú?!
El Tiro Fantasma se vio incapaz de superar a la nueva supertécnica de
Wan-Chang y al fin, consiguió detener el tiro para completo shock de Harrold.
—Lo he parado…
—¡Es increíble! —chilló totalmente enloquecido el comentarista—. ¡Wan-Chang
ha sido capaz de detener el Tiro Fantasma del que se decía que era imparable!
—Ya está… —una gran sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro y
comenzó a saltar de alegría—. ¡Ya está! ¡Ya está, tú! ¡¿Has visto, tú?!
¡Harrold, lo he parado, tú!
Aquella alegría, aquellos saltos y esos gritos de emoción le hicieron
recordar a Harrold cuando eran pequeños. Cuando jugaban al fútbol y él siempre
conseguía superar a Faythe para ir directo hacia Wan-Chang, que era la última
línea de defensa antes de la portería. Todavía recordaba el momento en que
saltó muy alto para cortar la vaselina que le había hecho. Y todavía en la
actualidad seguía festejando sus pequeños logros.
Sin poder evitarlo, sonrió.
—Has podido parar mi Tiro Fantasma, ¿eh?
Wanli se sorprendió.
—Harrold… ¿Lo has entendido?
—¡Termina el partido con esos tres pitidos! ¡Ha ganado el Raimon! ¡Cuatro a
tres! ¡El instituto Raimon pasa a las semifinales!
Todos celebraron su victoria. Gabi, Lucian y Subaru fueron a felicitar a
Wan-Chang por su nueva supertécnica. Incluso Samguk entró al campo para
felicitar la muy buena acción de JP.
—¡Ganamos! —sonrió Skie—. ¡Hemos ganado!
—¡Sí! ¡Los chicos lo han hecho muy bien! —exclamó Jade.
—Gracias.
—¿Eh?
Las tres gerentes miraron a la profesora Hills, que les sonreía.
—Porque vosotras también habéis luchado. En especial Rosie. Hoy has sido
una gran ayuda.
La muchacha en cuestión se sonrojó mientras sonreía.
—¡Tú también, Jude! ¡Muy buen trabajo encontrando la clave para marcarles! —Annie
le palmeó con demasiada fuerza el hombro—. ¡Que también hay que felicitar al
entrenador de vez en cuando!
Celia se rió, uniéndose Annie a las carcajadas. Jude tan solo se limitó a
sonreír, igual que las tres gerentes.
—¡Muy bien hecho, Wan-Chang! —sonrió Ana—. Parece que ahora está mejor ese
grandullón.
—Vamos a esperarles fuera —dijo Esther, levantándose.
—¿Fiesta en casa de Jude? —preguntó Byron.
—¿Qué pasa? ¿Ya te has acostumbrado a lo bueno? —se rió Danny.
—Está claro que habrá celebración por la victoria del Raimon, angelito —le
respondió Hikari.
—Esta vez Greg va a venir. No puede estar ahí encerrado para siempre —dijo
Kai.
—¿Pero no hay que preguntarle antes a Jude si tiene disponible la casa? —Angy
arqueó la ceja.
—No creo que tenga nada mejor que hacer —se encogió de hombros Esther.
La gente fue abandonando las gradas del estadio y el grupo de amigos esperó
fuera por la salida del Raimon. No dudaron en felicitar a los protagonistas del
día.
—Señorita Torres, ¿puedo hablar con usted?
—¿Eh? Sí, claro, Wanli —sonrió Ana, caminando a un lado para tener algo más
de privacidad—. Enhorabuena por haber podido detener ese tiro. Esa supertécnica
ha sido espectacular.
—Muchas gracias.
—No tienes por qué darlas, el público se ha vuelto loco.
—No, es por eso. Sino por lo de Harrold. Al final, resulta que tenía usted
razón.
—¿Razón? ¿Ya has podido hablar con tu amigo?
—Sí —asintió—. Resulta que por defenderme, terminaron por acosarle a él en
vez de a mí…
—Eso es terrible. ¿Pero está bien? Madre mía…
—Hemos quedado para hablar después y… bueno, el tiempo dirá si podemos
volver a ser amigos. Pero igualmente, gracias por sus palabras —sonrió Wanli.
—Insisto. No tienes por qué darlas. Solo ayudaba. Y Harrold tan solo pedía
gritos de ayuda, por lo que parece ser. Sin embargo, Harrold tiene suerte de
tenerte como amigo. Y a esa chica también.
—¿Conoce a Faythe? —se sorprendió el defensa.
—¿Así es como se llama? Yo solo vi a una chica hablar con Lucian y creo que
él también os intentaba ayudar. ¿También era parte de vuestro grupito?
—Sí…
—Me alegro mucho de que hayas podido averiguar la verdad, Wan-Chang —sonrió
Ana—. El acoso escolar siempre es muy duro, bien lo debes saber. Bueno, no te
entretengas más y habla con ellos.
—Sí —asintió Wanli—. Muchas gracias —le dio una reverencia antes de irse.
Lucian se dio cuenta de que Wanli se iba hacia el instituto Espejismo, pero
no dijo nada. Ana se unió a sus amigos para comentar lo que harían a
continuación.
Estaban en unas escaleras del edificio. Faythe miraba desde lejos a los dos
chicos sentados en las escaleras. Tenían mucho de qué hablar. Heridas que
curar.
—Tú no eras el único que no quería aceptar la realidad —Harrold fue el
primero en hablar, viendo cómo el horizonte se iba tiñendo de rosa y naranja
por el atardecer.
—¿Eh? —le miró Wan-Chang, desprevenido por su ataque de sinceridad.
—Si no te contaba que se estaban metiendo conmigo, solamente fue porque me
daba miedo reconocer que los más fuertes podían conmigo… —una sonrisa llena de
tristeza apareció en su rostro.
—Pero Harrold…
—El auténtico cobarde era yo —reconoció, mirando a su antiguo amigo—.
Porque no quería afrontar de ninguna manera la realidad.
—Harrold… ¿Quieres decirme por qué me protegiste entonces?
—Porque… porque eras mi primer amigo —contestó, sonriendo de todo corazón
esa vez—. Como era nuevo, los grupos de amigos y juegos ya estaban hechos desde
antes y nadie quería incluirme. Sin embargo, tú me tendiste la mano y me invitaste
a jugar, con esa sonrisa tonta. Tan solo pensaba en proteger esa sonrisa tuya.
Wan-Chang sonrió ante sus palabras. Faythe intentaba aguantar las lágrimas
al ver que sus dos amigos por fin habían hablado y resuelto aquel malentendido.
—Vlad está aquí, deseando felicitarte por tu espectacular gol y por la
victoria —sonrió Saki, hablando por teléfono—. ¿Quieres que te lo pase? ¿No?
Vale, ahora nos vemos. Hasta luego —Saki colgó.
—¿Qué dice? ¿Que viene para aquí? —le preguntó Ken.
—Así es —asintió, sentándose al lado de la cama de Vladimir.
—Jo, eso fue un gol espectacular, ¿verdad que sí, enfermera Travis? —preguntó
Sol con entusiasmo.
Al final, Camellia había sido secuestrada por Saki para ver el partido con
ellos.
—La verdad es que me ha traído muchos recuerdos —sonrió Camellia—. Ojalá
poder volver atrás y revivir de nuevo aquellos años de mundiales.
—¿Y ser derrotados de nuevo por nosotras? —se rió Saki sin malicia.
—Travis, ¿has visto a…? —otra enfermera abrió la puerta de la habitación de
Vladmir—. Vaya, cuánta alegría tenemos hoy, Vladimir —sonrió.
—Sí, es que mi hermano ha ganado de nuevo con el Raimon —respondió con una
gran sonrisa.
—Sentimos molestar tanto, ahora nos marchamos —se levantó Saki de golpe.
—¿Qué necesitabas? —preguntó Camellia, yendo hasta su compañera.
—En realidad buscaba a Sol Daystar, pero no estaba en su habitación. Creía
que se había escapado de nuevo.
—¿A mí? ¿Más pruebas a estas horas? —el pelinaranja se señaló.
—Ah, no, es que hay un chico que ha llamado preguntando por ti. Se llama
Arion Sherwind.
—¿Arion? —se sorprendió Sol—. A lo mejor me quiere decir que ha ganado —sonrió,
yendo hacia la puerta.
—Me quedo hasta que venga Victor —informó Ken—. Espérame fuera.
—Está bien —asintió Saki.
—¡No corras por los pasillos, Sol! ¡Espérame! —le regañó Camellia.
Su compañera de trabajo se rió ante el nervioso chico y siguió con su
ronda. Saki no tuvo problemas en perseguir a Sol hasta la zona de recepción,
donde se encontraba el teléfono fijo. Camellia se metió detrás del mostrador
para ver el papeleo y Saki se quedó a un lado para esperar al chico.
—Hola, Arion.
—¡Hola, Sol! Hemos ganado.
—Así que ahora llegan las semifinales —sonrió—. Es fantástico.
—Estamos listos para el siguiente partido.
—Lo espero con muchas ganas.
—Gracias, Sol. Bueno, hasta luego.
—Sí, hasta luego.
—¿Ya estás? —arqueó las cejas Saki—. Muy bien, señorito, ahora vamos a tu
habitación y a descansar. Demasiadas emociones por hoy. Nos vemos luego, Cammy.
—¡Hasta luego…!
La Caravana Inazuma partió del Estadio Pinball en dirección a la cuidad de
Inazuma, justo después de que Wan-Chang se subiera.
—¡Un poco más y te quedas ahí tirado, grandullón! —gritó Kai.
Wanli se quedó sorprendido al ver a los amigos del entrenador Sharp en el
vehículo.
—Había sitio de sobra, no nos mires así —se rió Danny—. De alguna manera
tenemos que volver a la ciudad.
—Pero… —Eugene miró de reojo a Esther y a Byron.
—Vamos al mismo sitio, no te preocupes —sonrió la rubia—. Vuestro
entrenador, que es más bueno que el pan, nos ha invitado a pasar la noche en su
casa.
—¿Qué? —Jude la miró.
—Así es —asintió Byron.
—Es un gran amigo —sonrió Celia.
Jude miró a su hermana y esta se limitó a preguntar a Eugene:
—¿A qué estás jugando, Eugene?
—Oh, pero si es una partida de Pokémon —se dio cuenta Kai, asomándose por
el hombro del chico con coletitas.
—Solo estoy viendo una partida online —tartamudeó el chico.
—¿Un competitivo? —Hikari también miró con interés.
En realidad, todos los adultos miraron con interés el móvil de Eugene.
—¿Quiénes compiten? —preguntó Esther.
—¡Ah! ¡Es verdad! ¡Que ahora mismo está compitiendo Mats1 contra AlvinTod! —exclamó
Hugh.
—¡Oh, no! ¡Se nos había olvidado! —se lamentó Shun.
—¿Cómo van? ¿Quién va ganando? —Hugh quiso saber.
—Un momento… —murmuró Ana—. A mí me suenan de algo esos dos…
—¡Son de los mejores…! —exclamó Eugene—. Ahora mismo van empatados, pero la
cosa está muy reñida.
—No te veo muy entusiasmado con el juego, Adé —se rió Annie.
—Prefiero la pesca.
—Me pregunto contra quién está compitiendo Max —comentó Angy.
—¿Max? —preguntó Byron.
—¿Nuestro Max? —quiso cerciorarse Celia.
—Sí —asintió la jugadora de vóley.
—¿Se está refiriendo a Maxwell Carson? —preguntó Arion al aire.
—Exactamente —respondió Angy—. Mats1 es el nombre de Max en Internet.
Arion y JP pusieron más interés en el juego al saberlo.
—¿Y tú cómo sabes eso? —se sorprendió Jude.
—Shawn y Tris me lo dijeron, que son los que más metidos están en esto de
los videojuegos. Esperad, voy a llamarlo.
—¿Qué? ¿Pero no molestarás? —preguntó Kai.
—Siempre tiene la opción de pasar de ella —Esther se encogió de hombros.
—¿Acaso quieres hacer que pierda o qué? —Byron alzó una ceja.
—Pues claro que no —bufó Angy, sacando su móvil.
Eugene, Shun y Hugh estaban que querían mirar la partida, pero también
querían prestar atención a la conversación telefónica. Casi parecían camaleones
con cada ojo mirando a un sitio distinto.
—¿Qué quieres? Rápido, estoy en mitad de una partida.
Todas gritaron al unísono el nombre de Max, pues hacía años que no hablaban
con él, teniendo una conversación de verdad por teléfono y no por mensajes de
Line. En la partida, Mats1 lanzó un ataque que fue fácilmente anulado, un error
que sorprendió a los chicos.
—Joder, ¿qué demonios ha sido eso?
—Al final vais a hacer que pierda —se rió.
—¿Byron? —la voz de Max parecía sorprendida—. ¿Qué estás haciendo con
Byron?
—Estamos viendo tu partida —informó Angy—. Lo estás haciendo muy bien.
—Ahora no tanto por vuestra culpa —gruñó el chico—. Tod se va a reír de mí
durante todo lo que queda de mes.
—¿Estás peleando contra Tod? —se sorprendió Ana.
—Claro, su user ya deja claro que es él —resopló el chico.
Sus amigas se rieron en cuanto se dieron cuenta.
—¿Alvin? ¿En serio? —se reía Kai—. Me parto, es buenísimo.
—Que no te oiga Tod decir eso —dijo Max—. Por cierto, ¿qué hacéis viendo mi
partida?
—Porque algunos jugadores del Raimon son tus fans —soltó Danny—. Saludad,
chicos.
Shun, Hugh y Eugene se quedaron totalmente pillados y no dijeron nada.
—Muy elocuentes. ¡Encantado de conoceros, Raimon! Kevin ya me ha contado la
movida que tenéis por ahí por Japón.
—¿Kevin? —repitió Hikari.
—Suenas como si no estuvieras en el país —apuntó Esther.
—Es que no estoy en el país. Evviva!
—¡AlvinTod ha perdido otro pokémon! —exclamó Eugene.
Se escuchó la risa triunfante de Max por el altavoz y también alguien que
preguntaba:
—¿Ya le has ganado a Tod?
—Todavía no, pero ya casi.
—¡¿Kevin?! —exclamó Hikari.
—¿Qué ha sido ese grito?
—Ah, son las chicas. Hikari y unas cuantas más están al móvil.
—¿Cómo? ¿Que estás hablando ahora con ellas?
—Sí, también están los niños del Raimon.
—¡¿Qué estás haciendo en Italia, Max?! —le tocó el turno a Danny de gritar.
La llamada se cortó directamente, dejando en shock a sus amigas. Incluso a
los jugadores del Raimon.
Byron empezó a reírse por la situación tan extraña, Hikari sacó su propio
móvil y empezó a teclear furiosamente y Danny miró con interés la partida que
seguía dándose. Las demás empezaron a cuchichear sobre lo que acababa de pasar
y Jude suspiró. Preveía que esa noche iba a tener jaleo en su propia casa.
—Así que… Max estaba con Kevin en Italia… —sonrió Saki.
Ken se quedó mirando a su novia.
—Solo se ha quedado con la información importante —se rió Ana.
—Me alegro que lo de Wan-Chang se haya podido solucionar —sonrió Gregori,
más tranquilo—. Me preocupaba ese chico.
—El acoso escolar es un gran problema. Me da pena por esos dos amigos —suspiró
Ana.
—Debió de ser duro —comentó Jude.
—¿Qué tal va la investigación? —preguntó Angy, mirando a Willy.
—Todavía seguimos en las mismas —suspiró Willy—. Pero creo que vamos
haciendo avances. Por lo menos, la revolución va viento en popa.
—Sí, los del Raimon están haciendo un gran trabajo —asintió David.
—Solo nos queda ganar al siguiente rival para llegar a la final —sonrió
Celia—. No queda mucho.
—¿Ya sabéis el próximo rival? —preguntó Rubén.
—Todavía tiene que jugar —respondió Joss.
—He estado echando un vistazo a los equipos de la otra semifinal y… —Annie
dejó de hablar—. ¿Qué te ocurre, Einar? ¿Por qué estás lloriqueando?
—Me voy a perder el próximo partido del Raimon —lloriqueó el noruego.
—¿Eh? ¿Por qué? —preguntó Silvia.
—Porque tiene que trabajar fuera del país —suspiró Nelly—. Ya te lo he
dicho. Al menos estarás aquí para la final del torneo, así que deja de
quejarte.
—Cuánta seguridad —sonrió Ana—. ¿Y si por algún casual no llegan a la final
y caen?
—Eso es imposible —aseguró Nelly—. Van a ganar y a pasar a la final.
—¡Eso es! ¡Y de ahí a ser campeones nacionales! —exclamó Kai, llena de
motivación—. ¡Así se habla, Nelly!
—Qué pena, a mí me coinciden con las vacaciones —suspiró Joss.
—¿Vacaciones? —la miró Hikari.
—Bryce se había encargado de hacer que nuestras vacaciones coincidieran
desde hace meses y justamente estamos esa semana fuera.
—Joder, qué pena —dijo Danny—. Al menos disfruta de tus días de descanso.
Te lo mereces.
—Sí, llevar una cafetería no es fácil —comentó Rubén.
—¿Os vais fuera del país? —le miró Celia.
—No lo sé, es una sorpresa. Me dijo que se encargaría él de todo —Joss
soltó una risita.
—Os odio, sois asquerosos —se quejó Annie—. ¿Has visto, Greg? Todos
enamorados y en pareja.
—Eh, que yo estoy soltero —se quejó Willy.
—Y yo —dijo Celia.
—A mí no me mires, no quiero meterme en esos líos —dijo Greg.
—¿Y qué pasó con Axel? —quiso saber Hikari—. Desapareciste hace cuatro
años, sí, pero... ¿Qué pasó con lo vuestro?
—Simplemente no funcionó —se encogió de hombros la morena—. No le he visto
desde que rompimos. Bueno, no cuenta verlo como el gran emperador Alex Zabel.
Celia observó atentamente a Annie, pero no dijo nada.
—Pero bueno, sola estoy muy bien también —sonrió Annie—. Por cierto, Joss,
¿cuánto te marchas de vacaciones?
—La semana que viene. Ya lo he dejado todo preparado.
—Me pasaré a echar un vistazo.
—Claro, te lo agradezco mucho.
—Normal, si eres una holgazana que no trabaja —se burló Byron.
Annie le lanzó un cojín que el rubio esquivó. Justo cuando iba a lanzarle
otro, Nelly hizo una exclamación ahogada.
—¿Qué te ocurre? —preguntó Einar, todo preocupado—. ¿Qué ha pasado?
Nelly se guardó su móvil y se apretó las sienes para procesar lo que había
leído.
—Tía, me estás asustando —dijo Kai—. Suéltalo ya.
—¿Es algo grave? —preguntó Ana.
—¿Algo de la Resistencia? —preguntó Angy, preocupada por si había ocurrido
algo malo.
—No, no es nada de la Resistencia —negó con la cabeza—. Todavía siguen bien
en la Isla Santuario. Pero sí que está relacionado con el Sector Quinto.
—¿Qué han hecho ahora esos cabrones? —Hikari frunció el ceño.
—Han empezado a clausurar institutos que habían empezado a rebelarse contra
el Sector Quinto y que habían quedado fuera del Camino Imperial —anunció con
gravedad.
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La noticia sobre
institutos cerrados por apoyar la revolución del Raimon es recibida con los brazos
abiertos por la gran mayoría, pues demuestra que el Sector Quinto empieza a
perder influencia y está perdiendo los estribos. Sin embargo, Arion se verá
sobrepasado por la culpa. Él solo quería jugar al fútbol, nada más. ¿Logrará
encontrar de nuevo la motivación para seguir adelante antes del próximo
partido?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: ENCUENTROS
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
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