CAPÍTULO 46- HARROLD


—Sol, hay que tomarte la temperatura.
—Vale… —contestó el pelinaranja, cogiendo el termómetro de las manos de la enfermera—. Vaya, qué aburridas son las revisiones, todo el rato tomándome la temperatura.
—Pero es muy necesario. Tendrás que aguantar.
—Sé lo que es aguantar. Por eso no lo estoy viendo —dijo, mirando hacia la televisión apagada.
La enfermera Travis también la miró.
—Cada vez que veo jugar al Raimon, me entran ganas de jugar al fútbol, pero no lo hago.
—Vaya…
—Además, seguro que Arion va a ganar —sonrió el chico, jugueteando con el termómetro—. No necesito ver el partido —y se puso el termómetro en la boca.
La mujer se dio cuenta de que Arion y Sol eran muy parecidos en cuanto a su amor por el fútbol. Se sentía conmovida por la confianza que tenía en el familiar de Silvia.
—¡Cammy! ¡Van uno a cero! ¡Le han metido un gol al Raimon!
Camellia se giró de golpe, encontrándose con Saki en la puerta. Sol Daystar estuvo a punto de tragarse el termómetro del susto.
—¡¿Cómo?! ¡¿Uno a cero?! –gritó él.
—¿Es que acaso no lo estás viendo? —dijo Saki, yendo directa hacia la televisión para encenderla—. Justo acaba de anotar el tanto Harrold Houdini, su capitán.
—Espera, Saki, yo no quiero verlo… —intentó detenerla, pero Camellia le impidió levantarse de la cama.
—¿Qué tonterías estás diciendo? Son los cuartos de final, ¿cómo te los vas a perder? Si no quieres verlo, entonces cállate y déjame verlo a mí entonces.
—Pero que el enfermo aquí soy yo —Sol miró con incredulidad a la enfermera—. Me están robando la tele.
—¿Dónde está Ken? —preguntó Camellia.
—Está viendo el partido con Vlad —respondió antes de encender el televisor.
Al momento, se proyectó el marcador que aventajaba al instituto Espejismo sobre el Raimon.
 
—¡Queda muy poco tiempo en esta primera parte! —iba recordando el comentarista—. ¿Qué equipo será el próximo en marcar? ¡Jaymes Randie se interna en el campo rival, pero Michael Ballzack está ahí para pararle los pies! ¡Atención! ¡El balón vuelve a salir rebotado y va directo hacia Launce Berton! ¡Cielos! ¡Riccardo di Rigo corta el pase! ¡Es como si lo hubiera previsto! ¡A la carrera se le une Arion Sherwind, al que le hace un pase corto! ¡Arion Sherwind se regatea a Randie con su Brisa Deslizante y consigue hacerle llegar el balón hasta Ballzack! ¡Cascabel avanza a toda velocidad, enfrentándose a la Presa de Sombras del portero Pen Teller! ¡Pero Teller detiene el tiro…! ¡El público se anima ante este cambio de ritmo y los ánimos de los jugadores del Raimon no decaen!
Incluso el mismo Harrold se dio cuenta de que Wan-Chang estaba jugando con más ganas que antes. Tanto que se había pasado de fuerza ante su pase con Arion y el pobre no había podido llegar a tocar el balón. Ese error hizo que el Espejismo tomara posesión del esférico y realizaran el contraataque.
—¡Harrold!
Sin embargo, el capitán del Espejismo había estado demasiado ocupado en molestarse por la actitud cabezona de Wan-Chang como para darse cuenta del pase. Ryoma aprovechó el descuido para interponerse y robárselo.
—¡Menuda salvada ha hecho el capitán Houdini! ¡Pero ha sabido compensar su error sacando la pelota por la banda y evitar ese peligroso contraataque!
—¡Harrold, concéntrate! —le regañó duramente el entrenador.
Houdini asintió ante sus palabras y regresó hasta su posición. Mientras tanto, recordó los momentos previos antes de saltar al campo de juego. El discurso del entrenador, la misión que les había encargado el Sector Quinto. Se detuvo a medio camino, temblando de furia.
—Las revoluciones son imposibles… —gruñó entre dientes.
La única que se dio cuenta del sufrimiento de Harrold fue su amiga de la infancia Faythe Heeler, observando todo desde las gradas.
—¡El partido se reanuda con el Espejismo controlando el balón! ¡Hocus Sesame es quien sube velozmente! ¡Se deshace fácilmente de Adé Kébé con su Truco Balonazo, una ilusión de lo más escalofriante! ¡Un equipo del que se dice que prácticamente pueden hacer magia! ¡De Sesame pasa al otro Sesame del equipo, su gemelo menor Pocus! ¡Pocus a Houdini, que sube como una bala hacia el área de penalti! ¡Y ahí está Wanli Changcheng para hacerle frente!
—¡El fútbol del Sector Quinto es justo! ¡Voy a hacértelo entender quieras o no!
—¡Esta vez te pararé, tú!
—¡Di lo que quieras, pero es imposible de parar!
—¡En el fútbol no hay nada imposible!
—¡Pues ya puedes demostrarlo! ¡Tiro Fantasma!
—¡La Gran Muralla!
—¡Ha marcado! ¡La defensa de Wan-Chang no ha podido hacer nada contra ese tiro y Samguk Han no ha podido llegar a tiempo! ¡Dos a cero! ¡El instituto Espejismo se aleja una vez más!
—¿Lo has entendido ya? Es imposible que alguien como tú detenga mi tiro —Harrold miró a su antiguo amigo—. Y más imposible todavía que haga una revolución.
En ese momento, los tres pitidos marcaron el final del primer tiempo.
 
En cuanto los jugadores llegaron hasta la zona de descanso, Jude hizo que Rosie pasara lo que había estado grabando al ordenador portátil de Celia. Jude, Celia, Annie y hasta Rosie estaban mirando los vídeos, incluso haciéndolo a una velocidad reducida. Estaban tan concentrados en encontrar una solución para anular la estrategia del Espejismo que no se dieron cuenta del estado sombrío y decidido de Wan-Chang en el banquillo. Tan solo Lucian, que tomó una decisión antes de alejarse hacia las gradas y gritar:
—¡Faythe!
La chica, que estaba mirando con nostalgia la foto de años atrás, se apresuró a correr hasta la orilla del campo.
—Todo aquello que tenía que contarle de tu parte… —Lucian agachó la cabeza, ante la expectación de la chica—. Lo siento, pero no he podido decírselo a Wan-Chang.
—¿Ah, no…? —se lamentó Faythe.
—Creo que sería mucho mejor que se lo dijeras tú —dijo en su lugar, mirándola con seriedad—. Por eso quisiste ver a Wan-Chang antes del partido, ¿no es cierto?
Ella asintió.
—Seguro que hablando lo resolveríais todo.
Faythe dudó antes de mirar la foto de ellos tres de pequeños, una imagen que había guardado durante esos años en su cartera.
 
—Cuánto tiempo, tú…
—Sí…Mucho tiempo… —murmuró Faythe, agachando la mirada.
Wan-Chang no había dudado en reunirse con su antigua amiga en una de las salidas del campo cuando había recibido el recado de Lucian. Faythe, al contrario que Harrold, no había cambiado prácticamente en nada. Salvo en la forma de peinarse y el estilo del uniforme del colegio. Incluso seguía siendo la más baja de los tres.
—¿Y de qué querías hablar, tú?
—Ah, ya… Bueno… Como estamos jugando contra el Raimon, se me ocurrió que tal vez…Harrold y tú podríais… así que yo… Tengo que contarte algo muy importante sobre lo que pasó en aquel entonces.
—¿En aquel entonces? —preguntó, viendo que su amiga no le miraba directamente.
—Cuando Harrold se enfrentó a los abusones que te acosaban, cuando les gritó que no se metieran contigo…
—No tienes que decirme nada. Lo sé todo perfectamente. Desde aquel día, Harrold no me volvió a dirigir la palabra. ¡Harrold rompió de esa forma nuestra amistad…!
Pero Faythe negó con la cabeza.
—No es verdad. Él jamás te odió ni le molestabas. ¡No fue nada de eso…!
—¿Qué?
Faythe reunió el valor de mirar a los ojos a su amigo de la infancia y decir:
—Cuando los abusones vieron que te defendía, decidieron acosar a Harrold en vez de a ti.
Aquella revelación golpeó duramente a Wan-Chang.
—Por eso no te hablaba nunca, para que no te vieras metido en eso. Decía que mejor que se metieran con él a que te volviesen a acosar.
—Pero… —a Wan-Chang le tembló la voz, recordando cuando le defendía—. Entonces… lo hizo para ayudarme… ¿Por qué me lo cuentas justo ahora?
—Porque me gustaría volver a aquellos días…
—Faythe… ¿Y qué es lo que quieres que haga…?
—¡Quiero que salves a Harrold!
Wan-Chang parpadeó una sola vez.
—¿Qué?
—Sé que está sufriendo. Es posible que Harrold mismo sepa que no está bien lo que está haciendo.
—Pero… si me lo había dicho, tú. Él mismo cree que el fútbol necesita ser controlado —Wanli estaba confuso.
—¡Eso no es lo que cree realmente! —insistió Faythe—. Wan-Chang, eres el único que puede comprobar que es verdad.
Wanli ya no sabía qué creer ni en qué pensar. Todos le daban señales confusas. Y él ya no sabía nada.
—Perdona, va a empezar el segundo tiempo. Tengo que irme.
Faythe le vio alejarse, suspirando con derrota.
Lucian se encontró con Wan-Chang. Quería saber qué había sucedido.
—Sí, hemos hablado, pero aún no sé qué voy a hacer, tú —se veía desanimado, derrotado.
—¿Eh? —Lucian no lo entendía.
—Seguro que… ahora Harrold me odia…
Y también se sentía culpable.
 
—Harrold, tuviste un lapsus en el primer tiempo.
—Lo siento mucho —respondió el jugador, sentado en el banquillo, a su entrenador.
—Doy por supuesto que tu concentración no ha bajado desde que te dije que marcases.
—Claro que no.
—Y supongo que sabéis que si perdéis contra el Raimon, no volveréis a tener nada que hacer en el mundo del fútbol.
—Sí, entrenador.
—Bien.
Harrold observó la espalda de su entrenador al alejarse. Con las palabras de Hans Sleight, Harrold reafirmó sus ideas. Los fuertes siempre eran obedecidos, por lo tanto, las revoluciones no tenían sentido.
 
—¡El instituto Raimon sacará de centro y empezará el partido! ¡Suena el pitido y Riccardo se la pasa a Arion! ¡Viéndose presionado por Harrold Houdini, la pelota pasa a estar en posesión de Victor Blade, que…! ¡¿Que se ha detenido delante de uno de los topes…?! ¡Ah, parece que ya se ha decidido a chutar! ¡Blade realiza su Aguijón Letal! ¡El balón sobrepasa al tope, sorprendiendo al portero y golpeando la red! ¡Es gol! ¡Gol! ¡El Raimon recorta la ventaja!
—Vaya, parece que Jude ya ha encontrado la manera de evitar los topes —sonrió Byron.
—¿Habéis visto la cara del portero? —se rió Kai—. Estaba tan sorprendido que ni siquiera ha sido capaz de reaccionar.
—Está tan acostumbrado a que otros le hagan el trabajo sucio que ni siquiera sabe defender —añadió Angy.
—Victor ha tirado muy cerca del tope esta vez… —murmuró Hikari.
—Eso seguro que es porque al tirar casi a bocajarro, el tope no tiene tiempo suficiente para reaccionar —teorizó Danny.
—Pues parece que la hipótesis es correcta —comentó Esther.
—Seguro que eso les rompe los esquemas a los del Espejismo. Esperemos que no sepan reaccionar rápido —dijo Ana—. ¡Vamos, Raimon! ¡A por el empate!
—¡Los ánimos se han caldeado y parece que el Raimon está en racha! ¡Es el capitán di Rigo quien se hace con el balón! ¡De Riccardo pasa a Adé, que sube por la banda izquierda aprovechando el descuido! ¡Cielo santo! ¡Harrold ha despejado con fuerza ese balón! ¡Nadie podrá decir que se lo está tomando con calma!
—Joder, menuda entrada —se sorprendió Ana.
—¡Adé Kébé ha quedado tendido en el césped! ¡Parece que se está sujetando la pierna!
Kai, Danny y Hikari empezaron a gritarle al árbitro para que pitara falta o que expulsaran al bruto del capitán, pero Ana estaba más pendiente de Harrold, que parecía intercambiar unas cuantas palabras con Wan-Chang, unas palabras escupidas casi con furia. Ana se dio cuenta enseguida de la tensión que había en el cuerpo de Houdini. La bailarina había visto durante el descanso que el amigo de Wan-Chang, el primo de Hikari, se había acercado a las gradas para hablar con una muchacha. Si sus ojos no le habían mentido, llevaba el uniforme del instituto Espejismo. Y eso le había dejado intrigada.
La teoría que se había formado en su cabeza cobró más fuerza que nunca con respecto a Harrold Houdini.
 
—¡Lo de Adé Kébé solo ha quedado en un susto y el partido continuará tras el saque de banda del Raimon! ¡Di Rigo es quien recibe el balón, pero es detenido en seco por Ledger Demain! ¡Con un pase largo, el capitán del Espejismo se dispone a llegar hasta la portería del Raimon!
Wan-Chang observaba a su amigo de la infancia. No podía creer que el Harrold que una vez le defendió con tanta fiereza de sus abusones fuera el que estaba jugando contra él. ¿Dónde estaba el Harrold de esos días? ¿Dónde había quedado aquel chico tan fuerte y seguro de sí mismo?
Mientras tanto, Harrold Houdini seguía con su carrera, sobrepasando a Adé, que sintió un tremendo latigazo en la pierna tocada. Tuvo que arrodillarse, preocupando a sus compañeros de alrededor. Eso no detuvo al capitán rival, que sacó a relucir su Espíritu Guerrero.
—¡Garas, Maestra de Ilusiones!
—¡Ahora podremos contemplar un épico enfrentamiento entre Espíritus Guerreros, pues Ryoma Nishiki acaba de bajar y ha sacado el suyo propio! ¡¿Quién ganará este pulso?! ¡Esta es una gran oportunidad para que el instituto Espejismo se adelante de nuevo en el marcador! ¡Harrold Houdini realiza la supertécnica Lazos de Oscuridad, superando con creces a Nishiki!
—¡Yo lo pararé, tú! —Wan-Chang se interpuso en su camino.
—¡Los cobardes deberían quedarse quietos! ¡Voy a terminar con la rebelión del Raimon! ¡Esa es la misión de nuestro instituto Espejismo!
—¡Por segunda vez, el Espíritu Guerreo de Harrold golpea el balón! ¡¿Será capaz de detenerlo Wanli?!
—¡¿De verdad crees eso, tú?! ¡La Gran Muralla!
Sin embargo, Wan-Chang no fue capaz de detenerlo y Aitor utilizó su Red de Caza, solo para ser sobrepasado también. Gracias a la intervención de sus compañeros, Samguk Han pudo detener el tiro con la Barrera de Gaia y Subaru logró despejar fuera del campo la pelota. El portero les felicitó por la magnífica defensa.
—Bueno, ya veremos cuánto dura —comentó Harrold, restando importancia.
—¿Pero lo dices de verdad, tú? —Wanli no podía creer que siguiera siendo tan cabezón.
—¿No me has oído? ¡Voy a acabar con la revolución del Raimon! —declaró antes de alejarse.
Wanli apretó los puños con rabia. Ya casi no podía reconocer a su amigo. Ya no estaba aquel chico alegre que se divertía tanto dando patadas al balón, corriendo de un lado a otro con sus amigos. Tan solo veía a un adolescente enfadado con el mundo y malhumorado.
Pero no pudo seguir pensando en eso porque su compañero Adé estaba sentado en el suelo, sujetándose la rodilla.
 
—Menudo árbitro corrupto. Harrold ha lesionado a Adé —gruñó Annie.
—Shunshuke, ¿estás listo para salir? —preguntó en voz alta Jude, sin mirarlo.
La pregunta pilló desprevenida al susodicho y a su mejor amigo, pero enseguida Shun respondió.
—¡Sí!
—Bien, venga —le miró el entrenador.
—¡Sí! —se levantó de golpe.
—¡Lo has logrado, Shun! —exclamó su mejor amigo Hugh, palmeando sus hombros con una gran sonrisa—. ¡Tu primera participación!
—¡Sí, y mi primer partido en el Camino Imperial! —también sonreía de oreja a oreja.
—¡Mucho ánimo! ¡Y juega como tú sabes hacerlo!
—¡Sí!
—Bueno, bueno, las carantoñas para luego, que hay un partido que jugar —bromeó Annie, recibiendo un codazo de Celia—. Enhorabuena, chaval. Dalo todo en el campo.
Annie siguió la dirección de las miradas de Celia, Jude y los demás niños hasta Lucian, que estaba ensimismado mirando los topes del campo. Cuando notó que estaba siendo observado, se dio cuenta de que le estaban prestando demasiada atención.
—Lucian, hay que cambiar el ritmo del partido —le dijo Jude—. ¿Te ves capaz?
—¡Sí! —respondió, todo decidido.
 
—¡Salen Adé Kebé y Michael Ballzack y entran Shunsuke Aoyama y Lucian Dark! ¡Después de los cambios realizados, es el instituto Espejismo el que está atacando! ¡Riccardo di Rigo se posiciona delante de Harrold para evitar que use el tope que tiene detrás! ¡El pase rebota en otro tope y va directo hacia Demain, pero Shunsuke del Raimon predice el pase y se lleva el balón! ¡Oh, vaya! ¡Shunsuke acaba de regatear al rival con el Visto y No Visto, una supertécnica usada antes por el capitán del Raimon!
Shun no lo mostró, pero en el fondo estaba celebrando que todo su esfuerzo se viera recompensado. Todas esas tardes haciendo entrenamientos extras con Hugh habían valido la pena. Hizo un pase largo y Riccardo recibió el balón, driblando con maestría a uno y pasando casi al instante hasta Lucian, que se había colado por la banda derecha. Se detuvo justo enfrente de un flipper, a esperar al momento oportuno para chutar.
—Qué idiota, desde ahí no puede chutar lo suficientemente rápido como para evitar al flipper.
—¡Estrella Oscura!
—¡¿Cómo?! —esa vez, el portero sí pudo reaccionar a tiempo—. ¡Presa de Sombras!
—¡Gol! ¡Es gol! ¡Lucian Dark ha marcado con su nueva supertécnica! ¡El Raimon empata! ¡Pero atención, que el instituto Espejismo hace su primer cambio! ¡Sale el portero Pen Teller y lo sustituye Abram Cadabra! ¡El partido se reanuda con el saque de centro del Espejismo! ¡Arion Sherwind se bate en una carrera con Dave Coppfielder, llegando a superarle y…! ¡¿Pero qué acaban de ver mis ojos?! ¡Arion Sherwind acaba de saltar contra el tope y del rebote se ha robado el balón! ¡Qué jugada tan ingeniosa! ¡El contraataque del Raimon comienza con un pase largo hacia donde está Riccardo, totalmente desmarcado!
—¡Ven a mí, Gran Jugador Lot!
—¡Sorpresa! ¡El portero del Espejismo es un invocador también! ¡Pero Riccardo di Rigo no se queda atrás y también convoca a su Espíritu Guerrero! ¡Director Magister tira con Movimientos Armónicos y…! ¡Se estrella contra los Dados de la Suerte de Cadabra! ¡Lo ha conseguido parar! ¡Y es ahora el portero del Espejismo quien realiza magia! ¡El balón iba con efecto y ha evitado a Arion Sherwind, rebotando contra uno de los topes y llegándole directamente a Harrold Houdini! ¡La portería del Raimon está siendo amenazada y Wanli está en su camino!
El Tiro Fantasma hizo acto de presencia una vez más y La Gran Muralla no pudo hacer nada. Ni siquiera la Barrera de Gaia de Samguk, encajando así el tercer gol y Harrold consiguiendo su hat-trick.
Samguk golpeó con frustración el césped y Wan-Chang terminó arrodillado en el suelo. ¿No era lo suficientemente fuerte como para demostrarle a Harrold cuán equivocado estaba?
—Qué patético —se le acercó Houdini, mirándole desde lo alto—. Los que no son capaces de aceptar la realidad jamás podrán hacer una revolución. Y mucho menos un cobarde como tú.
De tanto repetírselo, Wan-Chang empezó a creer las hirientes palabras de Harrold.
—¡Vamos a ganar! —escuchó los gritos de Lucian, que iba corriendo hacia él—. ¡Vamos a ganar el partido! ¡Harrold tiene que entender que nuestro fútbol puede causar la revolución!
—¿Eh? Lucian…
—¡Así que no puedes darte por vencido
La mente de Wan-Chang se aclaró. Lucian tenía razón. Ellos tenían razón. La Resistencia estaba en lo correcto y era Harrold y el Sector Quinto quienes obraban mal.
Y gracias a Lucian, Wan-Chang se levantó de nuevo, dispuesto a luchar más que nunca.
 
 
 
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Aunque vayan perdiendo tres a dos, el ánimo en el Raimon no decae. Jude también verá conveniente ponerse a probar cosas nuevas sobre marcha, para sorpresa de muchos y alegría de otros. ¿Será esta decisión la que condene al Raimon a la derrota? ¿O conseguirán salir airosos una vez más sacándose un as bajo la manga?
Si lo queréis averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: EXPERIMENTO
¡¡¡Esto es fútbol al rojo vivo!!!


Algo corto, pero algo es algo después de tantos mese de parón xD



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