CAPÍTULO 23- LA FASE NACIONAL


—¿Entonces tú crees que hubo feeling? —preguntó Annie.
—No lo sé. Veremos si hoy Celia no me persigue por todo el instituto —respondió Estela.
—Yo le tengo que agradecer que no me tirara el local abajo —dijo Joss.
—Me pregunto cómo demonios te has escapado de tu café —Estela la miró sorprendida.
—Eve y Gregori se prestaron a echarme una manita. Muy majos ellos —sonrió la castaña.
—¿No será que los has obligado? —Annie arqueó una ceja.
—Para nada.
Annie y Joss se estrellaron contra el menudo cuerpo de Estela. La peliazul tenía los ojos bien abiertos, prestando atención a lo que estaba sucediendo delante de ellas. Quisieron preguntar pero el grito de Gabi las sorprendió.
—¿Se puede saber a qué juegas?
Annie se dio cuenta de la sonrisa maliciosa que tenía Aitor al contestar:
—¿Qué es lo que quieres decir, Gabriel?
—Oh, mierda pelea de defensas —murmuró Joss.
—Del partido contra el Edad Dorada. Esa vez chocaste conmigo a propósito. Si me hubieras pisado con un poco más de fuerza... ¡¿Por qué hiciste algo así antes de un partido tan importante?!
—Es una acusación muy fea.
Sin embargo, podía no estar del todo errada. Bien lo sabían las tres chicas, que estuvieron atentas al amistoso.
—¡¿A qué has venido al Raimon, Aitor?! ¿Eres…? —Gabi ni siquiera osó a terminar la pregunta que alimentaba sus sospechas.
—Si quieres decir algo, dilo directamente, sin rodeos —sonrió con saña Aitor.
—¿Eres… un imperial?
—¿Un imperial? —repitió desprevenido, no entendiendo nada.
—Enviado por el Sector Quinto para infiltrarse en el equipo y sembrar el caos en el Raimon desde dentro. Eso es lo que creo. ¿Lo eres o no? Responde.
Antes de que pudiera, el grupo de amigos de Airon interrumpió el interrogatorio. No tardaron demasiado en darse cuenta del mal ambiente que había. Aitor intentó disimular, pero no convenció demasiado.
—Gabi, precisamente te estaba buscando a ti. Buenos días, chicos —saludó alegremente Estela.
—¡Hola, hola! —saludaron Joss y Annie.
—¿Me buscaba? —se sorprendió Gabi.
—Sí. ¿Tienes tiempo libre antes de ir al entrenamiento?
—Primero tengo que hacer una cosa, profesora Schiller.
—Está bien. Te espero en mi despacho. Vosotras intentad que no os expulsen del instituto —advirtió a sus amigas—. Y también va para vosotros, pequeñines —señaló a los alumnos.
—Oh, no, si no haremos nada malo. Solo vamos a hacer una visita a nuestra amiga Celia —sonrió Joss con inocencia.
—Tenemos que preguntarle por una cita —rió Annie con picardía.
 
—¿Cómo que qué pienso de Aitor?
—Sí. ¿No recuerdas haberle visto en algún sitio?
—¿Sospechas que es un imperial, Gabi? —dedujo Victor.
Gabriel García no quiso exteriorizar sus dudas.
—Es verdad que posee bastante habilidad.
—Como para decir que el Sector Quinto puede haberle prestado su apoyo, ¿no?
—Pero no solo los imperiales poseen esas habilidades —objetó Victor.
El ánimo de Gabi se desinfló un poco más. Joss captó al chico de camino al edificio central, diciéndole que lo de Estela podía esperar, pero que el fútbol no.
—Vamos, no pongas esa cara larga, Gabi —sonrió ella—. Ya verás que tu humor mejorará pegándole patadas al balón. Tú imagina que la pelota es la cara de Aitor y se te pasará.
—No creo que eso sea buena idea…
—Te quita el estrés y el mal humor al poco rato.
 
Sin embargo, el humor de Gabi fue a peor. Cuando le robó el balón a Aitor, este se tiró al suelo y fingió que le había pegado.
—Que el partido está ya casi aquí… —murmuró Wanli.
—No se podría recuperar a tiempo si se lesiona —dijo Eugene.
—Pero si no he hecho nada —se defendió el pelirrosa.
—Por favor, no culpéis a Gabriel. Estoy bien, de verdad.
Tanto Gabriel como Annie y Joss estaban que ardían. Celia fue avispada y cogió al vuelo a Annie, que parecía querer asesinar al recién llegado. Joss, en cambio, miraba con preocupación al defensa de ojos azules. Mientras tanto, Mark y Jude analizaban esa rivalidad que se estaba cociendo en esos dos.
Lo peor fue que el humor de Gabi fue yendo a peor durante toda la semana. Ni siquiera sus tardes del té en casa de Riccardo o en el café de Joss lograron calmarle. Y las provocaciones de Aitor iban a más, cada vez más desvergonzadas. Celia había prohibido a Annie que estuviera presente en los entrenamientos por miedo de que terminara matando a Aitor.
 
Una semana más tarde, los chicos del Raimon se dirigieron al Complejo Deportivo Ruleta, la sede del torneo Camino Imperial donde se celebraría la ceremonia. Shun y Hugh estaban algo desanimados al ver que se quedaban en el banquillo, pero el entrenador Sharp les animó diciendo que no perdieran la concentración, que tenían que estar preparados para entrar al campo en cualquier momento.
—¡Está a punto de alzarse el telón del Camino Imperial, el torneo nacional donde se decidirá cuál es el mejor equipo de secundaria y también quién será el próximo emperador del Sector Quinto! —presentaban a voz en grito—. ¿Será Alex Zabel, quien ahora mismo ocupa el trono de gran emperador, o será más bien Seymour Hillman?
La celebración se llevaba a cabo de noche, con un gran espectáculo de luces iluminando el cielo y con marchas perfectamente coordinadas.
—¡Bueno, ya se están congregando aquí en el Estadio Cénit los grandes jugadores que han ganado sus fases de clasificación! ¡Y yo, Chester Horse Senior, estaré comentando todos los partidos!
Los jugadores del Raimon se impresionaron cuando escucharon los coros hacia el Sector Quinto, demostrando el poder que tenían.
—Ahora, el presidente del comité organizador del torneo, el señor Alex Zabel, dará el discurso de apertura.
Un enorme holograma apareció en mitad del estadio, junto con el nombre oficial del torneo. El gran emperador abrió los brazos antes de iniciar su discurso.
—Jugadores que os habéis ganado el derecho a venir, declaro abierta la última fase del torneo Camino Imperial. El Camino Imperial es la cima del fútbol. ¡Ahora empieza el auténtico reto…! Quiero ver cómo respondéis a estos desafíos.
La multitud estalló en aplausos ante el breve y conciso discurso de Alex Zabel.
—¡Bien…! ¡Por fin empezarán los choques apasionantes! —entonces el comentarista procedió a explicar lo importante de esa fase—. ¡Es escenario del torneo, el Complejo Deportivo Ruleta, ha sido dividido en cinco áreas! ¡Todos los equipos jugarán en campos elegidos al azar! ¡Y en la última fase, los dos institutos que se clasifiquen jugarán la final aquí mismo, en este Estadio Cénit! ¡Y el primero de estos partidos será mañana, en uno de los estadios del Complejo Deportivo Ruleta!
La gente volvió a aplaudir del entusiasmo. Porque justo iba a jugar el Raimon contra la Academia Militar Mar de Luna. Pero antes de eso, los espectadores se dejarían entretener por una demostración por parte de la organización del Sector Quinto que habían preparado.
—Para el público que se ha enganchado hace poquito al apasionante mundo del fútbol juvenil y para los que ven por primera vez el torneo Camino Imperial, habrá un espectáculo donde se demuestren las habilidades de estos excepcionales jóvenes, los mejores de la secundaria japonesa. ¡Y para ello, contaremos con la presencia de Supreme! ¡Una misteriosa persona que se ha hecho hueco en el mundo del fútbol de secundaria y de entre el Sector Quinto! ¡Se dice que ha entrenado a los mejores jugadores de Japón en el poco tiempo que lleva aquí, pero para eso está el campo, para que nos enseñe todo lo que sabe!
 
—Qué raro, esto no lo había visto en la programación… —murmuraba Estela mientras miraba el folleto informativo.
—Nunca había oído hablar de Supreme —Celia entrecerró los ojos.
—Estoy seguro de que es una demostración de fuerza del Sector Quinto —dijo Jude.
Mark no respondió. Estaba más ocupado matando con la mirada a Alex Zabel en el palco presidencial.
—Oh, ya empieza —dijo Celia—. ¿Serán imperiales esos chavales?
—Lo más seguro.
El espectáculo comenzó con varias acrobacias con balones, lideradas por Supreme, que vestía con su túnica y capa para que no se le viera nada de su aspecto. Se vieron varias supertécnicas de tiro, regate, robo y parada. Todas las ejecutaron los jugadores adolescentes. Supreme tan solo hacía de apoyo.
—¡Y para terminar con esta preciosa actuación, veremos un número nunca antes visto! ¡Atentos, porque quien parpadee, se lo pierde! —Chester Horse Senior se veía emocionado.
Todos los jugadores salvo uno se retiraron a los lados. El que se quedó se colocó delante de Supreme, en posición de tener un duelo, un uno contra uno. Cada persona en el punto de penalti.
—Así que un invocador —murmuró Jude al ver el Espíritu Guerrero materializarse.
El estadio vitoreó. Espíritu Guerrero contra la más absoluta nada. Un invocador contra una persona sin esa capacidad. Un balón fue colocado justo a la mitad de camino, en medio del campo. La gente guardó silencio, a la espera de la señal indicada. Pasó un segundo, dos y hasta tres. Luego, el pitido del árbitro resonó por todo el campo.
Las dos personas arrancaron desde sus posiciones. Todos estaban a la expectativa de ver quién llegaba antes al balón y ver qué sucedería luego. Para sorpresa de muchos, el jugador adolescente igualó la velocidad de esa persona con aspecto de adulto. Los pies de ambos chocaron en el balón.
Uno creería que la fuerza del Espíritu Guerrero mandaría a volar al contrincante, pero no. Supreme todavía seguía disputándose el balón como si nada. Eso llamó la atención de todo el mundo, incluso la de Mark Evans. El balón salió disparado hacia arriba de la presión. Ambas personas saltaron a por el balón. A la misma altura, los dos lo cabecearon.
El Espíritu Guerrero se desvaneció de golpe, sorprendiendo a la mayoría. Aterrizaron en el suelo, con Supreme teniendo la posesión del balón. El estadio se quedó mudo.
—¿Acaba de desaparecer sin más el Espíritu Guerrero? —Estela estaba boquiabierta.
—¿Eso es porque el jugador se ha quedado sin energías? —preguntó Mark.
—No, fijaos bien en él —replicó Jude—. Se ve casi tan sorprendido como todos. Ni siquiera se le ve cansado. No tendría por qué, ya que solo lo ha sacado unos segundos.
—Está claro que es una demostración de poder —dijo Celia—. Pero nunca creí que hubiera una persona capaz de… anular a un invocador…
—¿Habrá más gente como Supreme? —se preguntó Estela.
—No lo creo —respondió Mark—. Si no, no lo tendrían tan callado. Algún niño tendría que poder hacer eso a la fuerza, ¿no? Si existen invocadores, también tienen que haber personas que lo anulen.
—De todas formas, es una provocación para nosotros —concluyó Jude.
—Seguro que solo es puro espectáculo —descartó Estela con un gesto desdeñoso—. Mucho ruido y pocas nueces. ¿De qué sirve tener a esa persona si igualmente no puede participar en el torneo? Patrañas.
Celia sonrió ante esas palabras.
—Es cierto.
—Bueno, chicos, tenemos una revolución que empezar de manera oficial —Mark les sonrió como normalmente hacía.
 
—Este tren ruleta irá directo al campo donde jugaremos nuestro partido —informó Celia a la mañana siguiente.
Los niños alucinaron de lo bonito y chulo que era.
—¿Nos montamos en él y nos lleva?
—Pero no sabremos a dónde vamos, ¿no?
—Eso mismo, tú.
—Bueno, pues intriga a tope.
—Sí y a saber en qué campo vamos a jugar —sonrió Mark.
—No me extraña que lo llamen el tren ruleta —comentó Jude.
Cuando entraron dentro, se dieron cuenta de que al otro lado también irían sus contrincantes, la Academia Militar Mar de Luna. Irían separados por una mampara transparente.
—¡Pero si es Doug…! —se sorprendió Samguk.
Doug McArthur sonrió, llevando cómodamente el chándal del equipo rival. Eso enrareció un poco el ambiente. No paraban de preguntarse por qué demonios estaba él allí, con esos imperiales.
—Sois el instituto Raimon, ¿no? —preguntó Sturm Schwartzkopf, el entrenador rival.
Mark asintió con una sonrisa. El otro se la devolvió con cierta malicia.
—Oye, Doug, ¿te has unido a la Mar de Luna sabiendo que iban a jugar contra el Raimon? —le increpó Riccardo.
—Bueno, chicos, he pensado que tenía que enseñaros cómo es la realidad —contestó con facilidad.
—¡Pero Doug…!
—¿Y te parece normal?
—¡No te entiendo nada, tú!
—Los que se enfrentan a una gran corriente al final terminan aplastados. Y la verdad es que lo lamentaré por el Raimon.
Sus antiguos compañeros quisieron saltar al otro lado del andén para lanzarse encima de él.
—¡Ya basta!
—¿Y tú quién eres?
—Alessandro il Grande, el capitán del equipo de la Academia Militar Mar de Luna. Os puedo asegurar que Doug McArthur posee un magnífico sentido del fútbol. Su talento y habilidad conseguirán grandes logros en la Academia Mar de Luna con el fútbol del Sector Quinto.
—Oye, ¿quieres decir que con nuestro fútbol no lo haría? —replicó Di Rigo.
—Vamos a poder comprobar cuál de los dos tiene razón.
—Doug, vamos —dijo il Grande.
—Así que ambos equipos den lo mejor que tengan —concluyó McArthur antes de irse con sus compañeros.
—¿Samguk, Subaru y los otros están bien? —preguntó Arion con preocupación.
—Piensa que conocían a Doug desde hacía mucho tiempo —respondió el capitán.
—Conozco muy bien el estilo de juego de Doug. Esto será pan comido —sonrió Michael, confiado.
—¡Vamos a dar lo mejor! —habló Mark—. Y todos entenderán cómo es nuestro fútbol. Incluido el mismo Doug.
—¡Bien!
 
—¡El Raimon contra la Academia Militar Mar de Luna! —anunció el comentarista nada más salir el Raimon—. ¡El campo de juego será el Estadio Turbina! ¡Al fin va a dar comienzo el partido!
—Me pregunto cómo funcionarán esos cachivaches… —Andrea miraba con detenimiento esas grandes hélices que colgaban del techo.
—Son turbinas, ¿no? De ahí el nombre —dijo Guille.
—Oh, mierda —maldijo Annie—. ¿Qué demonios hace Doug McArthur ahí?
—Joder, un traidor —murmuró Yeidi.
—Es justo, ¿no? —habló Eve—. Victor antes era un imperial, ¿no? Y los traicionó para venir al Raimon. Pues ahora con ese chaval de ahí.
—Sus compañeros deben de estar dolidos al verle ahí… —se preocupó Saki—. ¿Y si eso les afecta en el juego?
—Sabrán superarlo —descartó Joss—. Lo que me preocupa es el rifirrafe de Aitor y Gabi. Siguen sin llevarse bien.
—Y encima son los dos defensas. Como se pongan a pelear en mitad del partido, estamos jodidos —dijo Greg.
—¡No pasa nada! —sonrió Einar—. Estoy seguro de que Mark sabrá qué hacer.
—Por lo que he podido averiguar —comenzó a decir Yuuto—, ejecutan unos cambios perfectos hasta el último detalle, como si fueran perfectos soldaditos. El entrenador es otro Jude Sharp pero hortera. Mirad qué pintas.
—¿Así como una copia barata de la Royal Academy? —preguntó Joss.
—Ni te quepa duda —asintió Yuuto—. ¡Vamos, Jude, patéale el culo a ese snob de ahí! ¡Aquí el único estratega de mente brillante eres tú y nadie más!
—¿Sucede algo, Ken? —preguntó Silvia.
—Estarán en problemas como el estadio este tenga vida propia —comentó.
—No llames a la mala suerte, anda —le regañó Nelly.
 
—¡Ambos equipos han ocupado sus posiciones! ¡Sí, enseguida empezará el partido con el saque de centro del instituto Raimon! ¡Ahí está el pitido del árbitro! ¡Michael Ballzack toma la delantera y se interna en el campo del Mar de Luna!
—¡Maniobra Alfa! —ordenó el capitán del Mar de Luna.
—¡¿Pero qué es esto?! ¡Con una sola orden del capitán, los jugadores se han posicionado a los laterales para dejar el centro del campo totalmente despejado! ¿Qué estarán planeando?
Con un cabeceo del entrenador, Alessandro il Grande gritó de nuevo:
—¡Aguantad!
Para sorpresa de todos, los jugadores se agazaparon contra el suelo, como a la espera de algo.
De pronto, las enormes turbinas del estadio se pusieron en marcha, creando así un gran tornado que empezó a perseguir a Ballzack. Por desgracia, el jugador se vio engullido por él y salió por los aires. Momentos después, dejaron de funcionar y Michael se precipitó contra el césped.
Aprovechando la confusión, el Mar de Luna recuperó el balón. El entrenador miró de nuevo en su tablet y le asintió a Alessandro.
—¡Maniobra Bravo!
—¡A la orden!
—¡La Academia Militar Mar de Luna vuelve a cambiar de formación! ¡Y ahí van de nuevo esas temidas turbinas, creando tres grandes tornados en el centro del campo!
—¡Avanzad! —gritó el capitán il Grande.
—¡Formación Flamígera!
Cuando quisieron darse cuenta, sus rivales ya estaban maniobrando para realizar un ataque. Riccardo ordenó rápidamente que se movieran. Sin embargo, los tres tornados hicieron de barrera y les imposibilitaron la defensa. Gracias a eso, lograron internarse en el área pequeña en un santiamén y sin que el Raimon pudiera hacer nada por impedirlo.
Con una sucesión de pases, Nobby Naga se hizo con el balón y estaba a solo unos metros de poder tirar a puerta. Aitor salió al paso.
—¡No pasarás de aquí!
—¡Es inútil! ¡Lo haré!
—¡Red de Caza!
 
—¡Joder, que se ha sacado una supertécnica de la manga! —silbó Annie, sorprendida.
—¡Corre, corre! —animó Einar.
—Quién diría que tenía eso oculto… —comentó Joss—. Oh, no…
—¿Aitor acaba de pasar de Gabi? —se sorprendió Guille.
—Sí, le ha pedido que pasara pero ha seguido como si nada —asintió Andrea.
—¡Han cortado en seco a Aitor Cazador! ¡La Academia Militar Mar de Luna logra conectar pases con habilidad! ¡En un cebo para que Doug quedase desmarcado delante de la portería, increíble! ¡Doug tira a puerta con su Tiro Sónico! ¡Pero Samguk Han logra despejarlo sin problemas! ¡El Raimon se ha librado del peligro!
—¡Chúpate esa, traidor! —se carcajeó Yeidi.
—¿Maniobra Charlie? —repitió Saki—. Dios mío, il Grande ha vuelto a ordenar otra táctica.
—Se han ido a la derecha —murmuró Ken, pensativo.
—Han llevado a Arion justo donde querían —dijo Gregori—. Y se han vuelto a agachar.
—Eso significa que otro tornado se va a formar… —acertó Yuuto.
—¿Pero cómo pueden saber cuándo se formará un tornado de esos? —se preguntó Rubén.
—Está claro que están jugando con ventaja —dijo Nelly—. Saben sus patrones.
—Por eso el snob ese está mirando todo el rato ese aparatejo —Yuuto chasqueó la lengua—. Porque por ahí se lo dicen.
—Están haciendo trampa —Silvia frunció el ceño.
—Pero mirad, chicos —sonrió Eve—. Ese Arion sí que se las gasta bien.
—¡Ha regateado al mismísimo tornado! —gritó Yeidi de alegría.
—¡El balón va de Arion a Michael! ¡Michael Ballzack tira con su supertécnica Cascabel!
 
—¡Contemplad mi poder! —bramó Alessandro il Grande—. ¡Titán Gigante! ¡Presa Titánica!
—¡Ha parado el tiro invocando a su Espíritu Guerrero!
—¡Oh, no! —exclamó Skie.
—¡Qué cerquita!
—¡Es una complicación tras otra! —se lamentó Rosie.
—¡No pasa nada! ¡Adelante, chavales! —animó Jade.
—Así que además de jugar con ventajas, tienen a un invocador entre sus filas… —observó Estela.
—Y encima usan los tornados como si fuera un jugador más —Celia frunció el ceño—. Lo tenemos todo en contra.
—Bueno, parece que no tanto —sonrió su hermano, observando al capitán.
 
—¡Chicos, fijado bien en los movimientos del rival! ¡El balón saldrá por allí! —indicó Riccardo.
—¡Es Virtuoso! —sonrió Arion.
Sin embargo, pocos defensas pudieron ir en la dirección de la supertáctica del capitán. Aitor y Gabi no se pusieron de acuerdo en el peor momento y regalaron una oportunidad al rival. Doug recibió el pase y tiró de nuevo con el Tiro Sónico. Samguk se lanzó hacia la dirección adecuada, pero el balón cambió de trayectoria por culpa del tornado que tenía delante.
—¡Gol! ¡La Academia Militar Mar de Luna se acaba de poner por delante!
El tanto pilló por sorpresa al Raimon. ¿Cómo había conseguido marcar si antes Samguk lo había detenido?
El que había recuperado el balón, Darius Cyrus, decidió meter pulla entre Gabi y Aitor y soltó:
—El gol ha sido gracias al número quince.
—Aitor… —Gabi se estaba conteniendo.
—¿Sabes qué, Gabriel? —se puso de pie con parsimonia—. Al final tenías razón.
—¿Qué quieres decir?
—Yo… —terminó sonriendo con malicia antes de decir—: Yo soy un imperial.
 
 
 
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Gabi está al punto de crispación por culpa de las continuas provocaciones de Aitor. Eso hará que la defensa se vea tocada en un momento crítico, donde el rival tiene todas las ventajas del mundo y encima el estadio tiene vida propia. Con todo en contra, ¿podrá el Raimon a estos dos rivales?
Si lo queréis averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: TODO EN CONTRA
¡¡¡Esto es fútbol al rojo vivo!!!


Ya voy cogiendo ritmo :D



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