CAPÍTULO 42- ¡A LA MIERDA LAS REGLAS!


—¿Qué demonios está pasando? —murmuró Eve, viendo a esos seis hombres con el uniforme del Equipo Zero.
—Decidme que solo se han vestido así para animar a su equipo… —soltó Hikari—. No puede ser que…
—¿Unos adultos jugando en un partido de adolescentes? —interrumpió Danny—. ¿Pero eso se puede hacer?
—¿En esta tierra sin ley? —apuntó Tris—. Por supuesto que sí.
—Después de todo, este sitio está bajo el Sector Quinto, pueden hacer lo que les plazca —dijo Yeidi.
—¿Ah, sí? Pues entonces no se hable más —Angy miró con decisión a su amigo—. ¡A la mierda con las reglas! ¡Mark, sácanos a nosotras!
—¿Cómo? —Mark le miró sorprendido.
—Si ellos van a salir a jugar, entonces nosotras también —insistió la rubia.
—Muy bien que lo veo —asintió Yeidi—. Si ellos pueden, ¿por qué nosotras no? Somos seis también. Estaríamos en igualdad de condiciones.
—La pregunta es si el Sector Quinto permitiría este cambio —habló Celia—. Una cosa es que lo hagan ellos y otra, nosotros.
—¡Qué absurdo! —protestó Riccardo.
—¡Tezcat! ¿De verdad esto te parece bien? —gritó Arion, indignadísimo—. ¡¿Este es el fútbol que realmente quieres?!
—¡Si vosotros hacéis un cambio, entonces nosotros también lo haremos! —anunció Mark—. Permitiremos el cambio, pero a cambio de que nosotros también tengamos la oportunidad.
—¿Se han vuelto todos locos o qué, pardiez?
—Bien, esto hará las cosas mucho más interesantes —sonrió Pinkus.
—Tened cuidado —pidió Jude—. No sabemos qué trucos sucios tienen bajo la manga.
—Para eso entramos —replicó Tris—. No podemos dejar que esos brutos se enfrenten a ellos. Estoy segura de que quieren lesionarlos.
—¿Pero entonces por qué…?
—Porque es nuestro deber —interrumpió Yeidi a Caleb—. Tenemos que protegerles. No podemos quedarnos de brazos cruzados.
—No os preocupéis, chicos. Somos duras de roer —sonrió Danny.
—Es hora de que la Gata Fiera entre de nuevo en acción —dijo Hikari.
 
Victor y Lucian fueron sustituidos por Hikari y Danny, que ocuparon la delantera. Tris se encargó de colocarse en la portería para que Samguk pudiera recuperar fuerzas. Riccardo fue ordenado que observara el modo de jugar de las veteranas desde el banquillo, siendo Eve quien ocuparía su puesto temporalmente. Mientras tanto, Yeidi y Angy ocuparon los puestos de Gabi y JP, siendo la señora Evans quien llevaría el título de capitana.
Celia estaba boquiabierta. Era como viajar al pasado y ver a sus amigas siendo más jóvenes y jugando juntas con la camiseta de la selección española. Solo que esa vez era con la del Raimon. Un ramalazo de nostalgia le golpeó de lleno, emocionándose sin poder evitarlo.
Con los cambios realizados en ambos equipos, el partido estaba más candente que nunca. La grada no paraba de mostrarse hostil contra el equipo del Raimon, sobre todo con los cambios.
—¡Ahora empezaremos con la lección! —gritó Pinkus.
—¡Que te lo crees tú! —respondió Yeidi, decidida.
—¡No nos quedaremos atrás! —rugió Hikari.
—¡Meteos con alguien de vuestro tamaño! —gruñó Danny.
—¡Tened cuidado, chicos! —ordenó Eve.
En cuanto sonó el pitido, solo los seis mayores comenzaron a correr, con Tezcat y Bai Long quedándose rezagados. No sabían si eran órdenes por parte de los adultos o qué, pero los más jóvenes no intervinieron. Hikari y Danny decidieron ir a por Pinkus.
—¡Muro de Fuego! —Danny usó su supertécnica para robarle el balón a Pinkus.
Justo cuando la pelirrosa pasó el balón hasta su compañera, alguien la tacleó contra el suelo, cayendo ambos pesadamente. Danny se resintió, con Hikari controlándose a duras penas para no reventarle la cara de un pelotazo a ese desgraciado.
—¡¿Estás bien?! —Eve fue la primera en poder llegar hasta su amiga.
Joder…Me cago en sus muertos… —murmuró en español, para incomprensión de Eve.
—¡No te descuides, preciosa!
Hikari se libró de recibir otro embiste igual que Danny, así que subió hacia la portería rival. Pero enseguida se vio rodeada de varios jugadores y le quitaron el balón. En cuanto lo tuvieron en su posesión, lo lanzaron con mala leche hacia uno de los jugadores.
—¡Pardiez! —gritó Ryoma en cuanto vio que el balón le iba directo a la cara.
Por suerte, Eve se adelantó y consiguió pararlo a tiempo. Se le vio furiosa.
—¡¿Qué mierda ha sido eso?! ¡Eso ni siquiera es jugar, malditos! —subió, dispuesto a darles una lección.
Uno de los jugadores más jóvenes sacó un Espíritu Guerrero y mandó a volar a la pelirroja. Le pasaron el balón a Pinkus y este decidió hacer una masacre. Yeidi, Eve y Angy se interpusieron en las trayectorias de la pelota para que los más jóvenes no salieran tan perjudicados. Incluso les pegaban usando supertécnicas.
—¡Señorita Sono…! —gritó Ryoma al ver que la castaña terminaba tendida en el suelo—. ¡Maldita sea! —su protesta no duró demasiado, pues enseguida le dieron a él.
Tris miraba con impotencia a sus amigas y decidió salir imprudentemente de la portería. No podía quedarse así. Sin embargo, había sido una trampa. Le pegaron un codazo por atrás y la pelota se estrelló contra su estómago, quitándole el aire de los pulmones de golpe.
—¡Parad…! —estaba diciendo Arion a duras penas—. ¡Esto no es fútbol…!
—¡Seréis hijos de la gran…! —Caleb estuvo a punto de saltar al campo.
Fue retenido por Jack, pero los demás tampoco estaban disfrutando ver aquello.
—¡Pues claro que no lo es! —sonrió Pinkus, disfrutándolo como un sádico—. ¡Es educación! ¡Marca gol, Tezcat!
Tezcat recibió el balón, dándose cuenta de la mirada de Arion.
—¡Tezcat, detente! —le gritó Arion—. ¡Esto está mal! ¿No ves que el fútbol está llorando?
—¿Llorando? —preguntó, sin entenderlo.
—¡Sí! ¡Está llorando porque esto no es fútbol!
Tezcat se enfureció. Decidió chutar.
—¡Ceniza Negra!
—¡Arion, aparta! —Yeidi le empujó—. ¡Luz Cegante!
Yeidi no pudo con el imparable tiro del chico y el balón la arrolló. Tris decidió por el bienestar de su amiga y la cogió al vuelo para que no se hiciera tanto daño. Las dos terminaron dentro de la portería.
—¡Gol! ¡El Equipo Zero marca su tercer gol! ¡¿Será este el golpe de gracia para el Raimon?!
Los adultos fueron a socorrer a sus amigas.
—Esto es una locura… —murmuró Nathan—. Simplemente quieren destrozarnos.
—Está claro que los van a querer lesionar de por vida si no se doblegan a ellos —dijo Eve a duras penas.
—Lo siento mucho, no hemos podido hacer demasiado.
—¿Eres tonta o qué, Angy? —le reprochó Shawn—. Habéis protegido a los niños.
—¿De qué sirve eso? —saltó Eve—. Si nos hacen esto a nosotros, imagina a ellos.
—¡Estate quieta, tonta! —soltó Caleb.
—Oh, cállate —le gruñó Tris—. Esto no es nada. Puedo seguir jugando.
—Ni siquiera te mantienes en pie, idiota.
—Falta de práctica, eso es todo.
—Hemos soportado cosas peores —asintió Yeidi—. Aguantaremos, tenemos que hacerlo por ellos y salvarlos de estos locos.
—No.
—¿No? —repitió Yeidi, mirando a su marido.
—No —volvió a decir con convicción, mirándola a ella—. No sois vosotras quienes tenéis que hacerlo, sino yo. Su entrenador. El abuelo me enseñó lo más importante para ser entrenador. Él nos protegió del peligro aunque tuviera que fingir su propia muerte. Y yo estoy aquí, dejando que os pongáis en peligro por mi propia inacción. Pero ya no va a pasar más —frunció el ceño—. Yo me ocuparé del resto, Yeidi.
—¿Qué? —se sorprendió ella—. ¿Vas a salir a jugar? Pero eres el entrenador.
—Oh, bueno, ese viejo de ahí también es el entrenador y bien que ha salido a jugar —comentó Caleb, sonriendo—. Está bien, yo también jugaré contigo, capitán.
—¿Estás loco? —le espetó Tris—. ¿Quieres recibir una paliza o qué?
—Estoy igual de loco que tú, pero no voy a dejar que te sigan pegando de esa manera.
—Mírate, intentando hacer el héroe, calvo —se rió Tris.
—Aunque parezca poco, habéis hecho un muy buen trabajo —animó Jack.
—Sí, la gran mayoría están bien gracias a vosotras —asintió Jude.
—Me alegra oír eso —comentó Danny—. Jugarnos el tipo ha valido la pena.
—Si podéis romperle los dientes a alguien, mejor —pidió Hikari.
Celia estaba mirando el panorama. Cuando sus amigos de toda la vida se pusieron de nuevo el uniforme del Raimon, de nuevo la nostalgia le golpeó. Estaba sucediendo igual que cuando había visto a las chicas entrar en el campo para jugar.
 
Las seis chicas fueron sustituidas por sus compañeros y algunos jugadores del Raimon también cambiaron. Victor, Riccardo, JP y Gabi volvieron al campo, mientras que Subaru, Aitor, Ryoma y Wanli fueron al banquillo. Como el gran emperador no puso pegas con tanto cambio, Pinkus Mountbatten no tuvo más remedio que aceptarlo.
—Arion, les demostraremos el poder del Raimon —sonrió Mark.
—¡Sí!
—¡El partido se reanuda tras toda esta locura de cambios por parte del Raimon!
—¡Está bien, chicos! ¡Vamos a jugar al fútbol! —animó Mark.
Sus amigas sonrieron en el banquillo, siendo atendidas por Celia y las gerentes. Ahí estaban el Mark de siempre, el que recordaban, el loco del fútbol.
El balón se puso en juego. Tezcat fue el encargado de robarle el balón a Arion y pasársela a Pinkus, que consideraba aquello un juego de niños. Estaba seguro de que podría pasar la defensa en un momento.
—¡El Muro!
Para su sorpresa, se vio detenido por esa supertécnica tan antigua.
—¡Es la forma completa y evolucionada de El Muro! —se jactó Jack—. ¡Así se juega en las ligas profesionales! —se la pasó a Nathan.
—¡Eso! ¡Y si a eso le sumamos nuestras ganas de proteger a alguien, nuestras fuerzas se ven incrementadas! ¡Entrada Huracán! ¡Shawn!
—¡Pues sí! ¡Os habéis metido con las personas equivocadas! ¡Ruge con fuerza! ¡Ventisca Eterna! ¡Vamos, Jude! ¡Un chut encadenado!
Un característico silbido se escuchó por todo el campo. Incluso los más jóvenes se emocionaron por ver en vivo y en directo tal famosa supertécnica.
—¡Pingüino Emperador Nº2!
—¡Es increíble cómo combinan! —reconoció Riccardo.
—¡Qué pasada!
—¡Es la legendaria supertécnica de la Royal Academy!
—¡Centro de Gravedad! —el portero del Equipo Zero no se iba a quedar atrás siendo uno de los instructores.
Pero enseguida se dio cuenta de que algo iba mal, pues la pelota se desvió completamente. La pelota fue directamente hasta donde estaba Skie enjaulada, rompiéndola. De la sorpresa, Skie trastabilló y cayó al vacío, siendo salvada por Shun y Hugh que llegaron a tiempo.
—¡Genial! ¡Ya la han salvado! —se alegró Tris.
Tanto Celia como sus amigas fueron al rescate, para ver que estuviera bien ella y los dos jugadores que la habían cogido al vuelo.
—¡¿Creéis que podéis superar nuestro poder con esta estupidez?! —gritó Pinkus, furioso.
El Equipo Zero sacó por la banda, dispuesto a realizar una supertécnica combinada al estar tan cerca de la portería de Mark.
—¡Furia de los Elementos!
Mark se puso en posición para detener el tiro.
—¡¿Esa es la Mano Mágica?! —se sorprendió Hugh.
—No, no lo es —replicó Shun.
—Es algo mucho mejor —sonrió su esposa, orgullosa.
Un par de enormes alas en forma de v salieron del puño derecho de Mark, cegando a todos con su brillo.
—¡Mano Celestial V! —con esa supertécnica, le fue fácil parar el tiro.
—¡Es la versión evolucionada de la famosísima Mano Celestial! —se emocionó Samguk.
 
El entrenador del Equipo Zero no se lo podía creer. Estaban siendo detenidos como si nada. Recuperaron el balón de nuevo y atacaron en conjunto. Eso no se terminaba ahí.
—¡Yo les pararé! —gritó Gabi.
—¡Gabi! ¡No creas que puedes defender solo! —Nathan se colocó a su lado—. ¡Tu equipo necesita que la defensa trabaje como uno solo!
Gracias a las palabras de Nathan, pudieron anular a Pinkus y robarle el balón. Riccardo fue quien recibió la pelota, siendo su turno para recibir los consejos del entrenador Sharp.
—¡No te preocupes demasiado por la dirección del partido! ¡Fíjate bien cómo fluye el juego del equipo entero!
—¡Sí!
Sin necesidad de usar su Virtuoso, Riccardo controló el juego del centro del campo, logrando irse de sus rivales a pesar de tener que retroceder un poco con la ayuda de JP.
—¡JP, escucha! ¡No te tenses demasiado! —Jack sonreía—. ¡Escucha a tus compañeros e incluso a tus rivales para hacer las mejores jugadas!
—¡Vale!
JP usó su mejor arma: el salto. Saltó en el aire para poder analizar la situación del área más cercana al punto de penalti. Al final, se la pasó a Arion, sabiendo que él sería capaz de pasar esa defensa tan férrea del Equipo Zero.
—¡Siente el viento! —le dijo Shawn—. ¡Solo tú eres capaz de atravesar a tus rivales en el terreno de juego! —le guiñó el ojo, cómplice.
Y así fue, Arion fue viento y voló, traspasando a la gran mayoría de la defensa del Equipo Zero. Así consiguió pasarle el balón a Victor.
—Escúchame, enano —Caleb llegó hasta él, sabiendo que tenía una personalidad difícil—. ¡Los amigos son aquellos en los que puedes confiar! ¡Y los que pueden confiar en ti! —miró momentáneamente hacia el banquillo para luego sonreír y decir—: ¡Pero eso creo que ya lo sabes y no necesitas que te lo digan!
—¡Pero es que eso no es…!
—¡Victor!
—Capitán… ¡Voy a necesitar tu ayuda un momento!
—¡Claro! —sonrió—. ¡Es hora de unir nuestras fuerzas!
Desde el banquillo pudieron ver que se trataba de una nueva supertécnica de tiro.
—¡Lluvia de Azufre!
—¡Raimon contra Zero! ¡El portero usa su supertécnica Centro de Gravedad y la cosa está que arde! ¡Ninguno quiere ceder! ¡Pero el Equipo Zero se encuentra de repente empatado! ¡Ha sido gol! ¡Un gol inesperado!
 
—Esto no puede estar pasando… —la voz de Pinkus estaba temblando de rabia e incredulidad, viendo el marcador empatado a tres.
Enseguida sintió que su móvil vibraba. Contestó rápidamente.
—¿Dígame?
—Ya está bien.
—¿Eh? Pero gran emperador…
—Quiero que vuelva al banquillo. Es hora de que deje de hacer el ridículo contra unos simples niños.
Pinkus no tuvo más remedio que gritar a su equipo:
—¡Cambio de jugadores! ¡Bai Long! ¡Si perdéis este partido, recordad que vuestra existencia no tendrá ningún valor! ¡¿Os ha quedado claro?!
—¡Cállate, viejo carcamal! —gritó Yeidi—. ¡Vergüenza debería darte ir amenazando a unos simples críos!
—¿Qué pasa? ¿El jefazo te ha obligado a salir del campo de la pena que das? —Danny siguió con la burla.
—¡No sabéis jugar bien sin ir a lo bruto! —añadió Tris—. ¡Matones inútiles!
—Bueno, ahora que esos vejestorios se retiran, vosotros también deberíais, ¿no? —dijo Hikari.
—Sí, ahora estaréis en igualdad de condiciones —asintió Eve.
—Es hora de que finiquitéis el partido y demostréis de lo que sois capaces —sonrió Angy.
—Vosotros sois los que continuáis el espíritu del Raimon —añadió Mark.
—Gracias, entrenador Evans —Riccardo fue el encargado de hablar—. Gracias a todos por enseñarnos el espíritu del Raimon. No solo luchando, sino también protegiendo lo que más atesoramos.
 
—¡Ambos equipos vuelven a sus alineaciones iniciales y Zero saca de centro!
Bai Long salió disparado con el balón. Las palabras de Pinkus Mountbatten le habían afectado. ¿Cómo que su existencia no tenía valor? Tonterías.
—¡Somos el equipo absoluto! —rugió, liberando todo su poder en su Espíritu Guerrero.
—¡Qué rapidez
—¡Alado Archipegaso!
—¡Atención! ¡La entrada de Sherwind hace retroceder a Bai Long y este pierde el balón! ¡Arion se la pasa a Subaru Honda! ¡Este esquiva la segada del contrincante por la banda izquierda! ¡De Subaru a Lapin! ¡Y Lapin hace un pase largo usando su Salto Incandescente! ¡Parece que van a realizar un tiro encadenado! ¡Pero qué ven mis ojos!
—¡Golpe Justiciero!
—¡Arion! —saltó de alegría JP.
—¡Es una nueva supertécnica! —sonrió Riccardo.
—Ha conseguido un control perfecto sobre Archipegaso —Victor también sonrió.
—¡El portero del Equipo Zero no ha tenido nada que hacer con ese poderoso tiro encadenado! ¡El Raimon remonta prácticamente en el último instante y se ha puesto por delante de Zero!
 
—Parece que te apresuraste un poco, ¿no? —comentó Tezcat, con un tono ligero pese a la situación.
—Hemos luchado para ser el equipo absoluto, derramamos lágrimas para llegar hasta aquí.
Tezcat le miró durante un instante antes de acercarse hasta su compañero.
—Bai Long, el Raimon es más fuerte de lo que pensábamos, eso es todo —le colocó la mano sobre el hombro.
El chico de pelo claro se revolvió con rabia y le sujetó de la muñeca.
—¡Una cosa es aceptar que son fuertes! ¡Pero juré que siempre superaría al mejor jugador del mundo! ¡Me niego a perder aquí y ahora!
Tezcat se había sorprendido por la reacción de Bai Long. Pero entonces sonrió casi con ternura y preguntó ladeando la cabeza:
—¿Quieres que libere todo mi poder, Bai Long?
El mencionado pareció sorprendido por la pregunta y soltó su muñeca.
—Hazlo. Este encuentro es nuestra lucha. Nuestra victoria no tendría sentido si no usamos todas nuestras fuerzas.
 
—¡El partido se reanuda y una vez más se produce un choque de Espíritus Guerreros por ambos equipos!
—¡Concentran todas sus fuerzas en sus Espíritus Guerreros! —se dio cuenta Riccardo, que le estaba costando mantener su posición.
Bai Long sonrió y miró hacia un lado.
—¡Vamos, Tezcat!
—¡¿Qué?!
Tezcat, que hasta ese momento había estado al margen de la lucha de poderes, liberó el suyo propio. Un enorme y oscuro Espíritu Guerrero hizo acto de presencia.
—¡Señor Oscuro, Azote Negro!
—¡Oh, no! —gritó Victor.
Bai Long había aprovechado ese momento de sorpresa para colar el balón entre ellos y hacérselo llegar a Tezcat.
 
 
 
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Con Tezcat revelando que también posee Espíritu Guerrero, el Equipo Zero todavía tiene un as escondido bajo la manga, uno que podría ser decisivo para el partido. Sin embargo, en un enfrentamiento siempre se aprendía algo nuevo y el Raimon estaba a punto de averiguarlo. ¿Qué era lo que hacía tan fuerte a los Espíritus Guerreros de Zero?
Si lo queréis averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: EL LAZO ABSOLUTO
¡¡¡Esto es fútbol al rojo vivo!!!


¡Bueno! He publicado un día antes porque mañana domingo empieza la Semana Santa y eso significa que me voy a tomar una semana de descanso xD Con lo cual, no habrá capítulo la semana que viene xD

Avisados quedáis.

¡Nos vemos dentro de dos semanas!



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