CAPÍTULO 41- EL EQUIPO ABSOLUTO
—No quiero sonar demasiado brusca, pero… —comenzó a decir Danny—. ¿Pero
cómo demonios estáis vosotros aquí y Skie ahí arriba? —señaló la pelirrosa.
Antes de que Jude o Celia pudieran contestar a la pregunta, Rosie se adelantó
con culpa.
—Es todo culpa mía. Se me cayó la cámara cuando huíamos y capturaron a Skie
por intentar recuperarla. Si no hubiera sido tan torpe y no hubiera dejado caer
la cámara, entonces Skie estaría aquí con nosotros.
—No es culpa tuya, Rosie —la consoló Celia—. No es culpa de nadie. Si un
caso, del Sector Quinto.
—¿Y cómo habéis llegado hasta aquí? —preguntó Yeidi.
—Volvimos para buscar a Skie, pero no estaba por ningún lado —contestó
Celia.
—También nos dimos cuenta de que el lugar estaba desierto —añadió Jade.
—Y que había mucho ruido en el piso superior, así que subimos hasta aquí —terminó
de decir Jude—. Pero ahora ya no sirve de nada lamentarse de lo pasado. Lo que
tenemos que hacer es asegurar la victoria de este partido para así poder
escapar de esta isla.
—Los chicos lo harán bien, estoy seguro —habló Mark.
—Esperemos que no jueguen sucio… —mumuró Yeidi, preocupada.
—Es el Sector Quinto, ¿cuándo han jugado limpio? —preguntó Eve.
—¡Por fin ha empezado! ¡El partido entre el instituto Raimon y el Equipo
Zero, el equipo absoluto! ¡Y retransmitiendo este partido estaré yo, Othello Go
del Sector Quinto! ¡Está a punto de sucederse el saque inicial!
El pitido sonó y Lucian fue el que recibió el balón de Victor. Se detuvo un
momento antes de pasárselo a Nishiki, que subía por la banda derecha.
—¡Venga, vamos allá, pardiez! ¡Arion!
Sin ni siquiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo, Bai Long le robó
el balón y salió disparado, sin que Lucian pudiera interceptarle. Le dio un
pase rápido a Tezcat y aceleró todavía más para ponerse en posición. Victor
decidió bajar de nuevo, mientras Subaru decidió ir a por Tezcat, pero se
deshizo de él con muchísima facilidad.
—¡Es increíble! ¡El Raimon no tiene nada que hacer ante los pases del Zero!
—dijo el comentarista al ver a los del Raimon dar vueltas persiguiendo el
balón.
—Son demasiado rápidos… —se dio cuenta Riccardo.
—¿Así que esto significa que son absolutos? —murmuró Aitor.
—¡Pardiez!
—¿De verdad podremos ganarles? —preguntó Lucian, preocupado.
Riccardo decidió tomar cartas en el asunto. Usando su Virtuoso, mandó a
Arion a enfrentarse a Tezcat, quien tenía la posesión del balón en ese mismo
instante. Tezcat sonrió, aceptando el desafío. Si a eso se le podía llamar
desafío, porque solo tuvo que saltar para esquivarle y romper el Virtuoso de
Riccardo. El balón le llegó a Bai Long, que justo vio cómo Victor se le echaba
encima.
—¡Victor! —gritó Arion en cuanto vio a su compañero ser expelido de esa
manera por la rapidez de Bai Long.
—¡No pasarás de aquí! —Wan-Chang procedió a hacer una segada.
El salto que hizo Bai Long para esquivarle le dio una perfecta oportunidad
de tiro a la portería. Ocasión que el capitán no desaprovechó. No hizo falta
supertécnica para meter a Samuk dentro de la portería.
—¡Ha marcado! —el comentarista se unió a los vítores de la grada—. ¡El
Equipo Zero consigue ponerse por delante en los primeros tres minutos!
—Son más fuertes de lo que pensaba… —comentó Jude.
Mark no tuvo más remedio que asentir.
—Oh, no, con todo lo que nos habíamos entrenado… —se lamentó Shun.
—Si estos chicos llegan a jugar en el Camino Imperial, sería un gran
desastre para la revolución —maldijo Tris.
—Lo que deben de haber sufrido estos chicos para llegar a tener tal nivel… —dijo
Celia.
—Son unos desalmados —gruñó Angy.
—Tan solo son unos niños… —murmuró Danny.
—Por eso tenemos que salir y liberarlos a todos —dijo Hikari.
—Lo único que podemos hacer ahora es rezar para que nuestros chicos no
terminen en manos del Sector Quinto —habló Tris—. Y si por esa vía no funciona,
entonces tendremos que recurrir a la violencia física.
—Estoy de acuerdo —asintió Yeidi.
—Por mí guay —concordó Eve.
—¡El Raimon vuelve a sacar de
centro, pero ahora va perdiendo uno a cero! ¡De Arion pasa a Riccardo y este
último hace gala de su Espíritu Guerrero, Director Magister!
—¡Usaremos mi Espíritu Guerrero para atravesar su defensa! —exclamó
Riccardo antes de lanzarse con la pelota.
—Bai Long —llamó Tezcat, viendo el panorama.
—Sí, es hora de empezar. Fijaos bien, ¡este es el Espíritu Guerrero
absoluto!
Una enorme invocación se manifestó, desprendiendo una luz cegadora.
—¡Dragón Heráldico Guiverno Blanco!
—¡Ahí lo tenemos! ¡Guiverno, el Espíritu Guerrero de Bai Long con el poder
absoluto! —se emocionó el comentarista.
Riccardo no se dejó amedrentar por el tamaño gigantesco de Guiverno. Estaba
dispuesto a empatar el partido. Bai Long sonrió y la cola del Guiverno mandó a
volar al capitán di Rigo, perdiendo el balón también.
—¡Capitán!
—Rayos, qué fuerza tiene…
—¡Bai Long se hace con el balón y carga hacia adelante! ¡Será el turno de
la defensa del Raimon! ¡Pero son incapaces de frenarle! ¡Parece que nadie es
capaz de detener el avance de Guiverno! ¡Oh! ¡Pero ahí está Victor Blade,
dispuesto a intentarlo con su Caballero Lancelot! ¡Y una vez más, Bai Long es
imparable, rechazando el ataque de Victor!
Victor terminó cayendo con brutalidad contra sus compañeros Aitor y JP.
—¿Eso es todo? —se mofó Bai Long.
—¡No lo es! —exclamó Arion—. ¡Pegaso Alado!
Pero tampoco fue rival para Bai Long, que terminó aplastando al Pegaso
Alado en el suelo con su cola.
—¡Los tres no han podido hacer nada! —se sorprendió JP.
—¡Maldición! —Gabi se puso en guardia.
—¡Nosotros lo detendremos! —declaró Wan-Chang.
Los dos intentaron hacerlo con sus respectivas supertécnicas, mas fue en
vano. Bai Long pasó por encima de ellos como si nada, rompiendo así la última
línea de defensa del Raimon. Estaba solo ante la portería.
—¡Aliento Blanco!
—¡Ahí está! ¡La supertécnica de su Espíritu Guerrero, Aliento Blanco!
¡¿Conseguirá el guardameta del Raimon detener ese tiro?! ¡Samguk consigue
realizar a tiempo su Barrera de Gaia, pero no por mucho tiempo porque el
esférico termina dentro de la red! ¡El segundo gol tampoco ha tardado! ¡El
Raimon se ha visto impotente!
—¿Ni los entrenamientos especiales nos servirán para ganar…? —JP estaba
perdiendo la fe.
—Esto ya no tiene gracia —dijo Aitor.
—Este es el poder absoluto… —murmuró Victor.
—Exactamente —le respondió su antiguo compañero—. Un equipo como vosotros
nunca podrá ganarnos.
—Hay algo que no me termina de cuadrar —expuso Danny.
—¿El qué? —le preguntó Hikari.
—¿Por qué están buscando tanto eso del poder absoluto? ¿Para qué? Ya
dominan el fútbol juvenil de Japón. ¿Acaso pretenden dominarlo a nivel mundial?
Si tan poderosos son, ¿por qué no los han usado antes? Así el Sector Quinto
siempre ganaría.
—Te estás olvidando de algo importante —replicó Yeidi—. La política del
Sector Quinto es el reparto equitativo del fútbol, mismo número de victorias y
derrotas para todo el mundo. Así el fútbol no es tan injusto.
—Si es así, ¿entonces para qué sirve realmente esto? —preguntó Angy—. Yo
también lo encuentro algo extraño.
—No es normal que torturen de esta manera a unos niños para conseguir más
poder —coincidió Tris—. Algo más deben de estar buscando y que se nos escapa.
—¿Quizás para demostrar quién manda aquí? —propuso Eve—. Son benevolentes
pero demuestran que nadie puede enfrentarse a ellos y cambiar el sistema que
han impuesto. Además, no olvidemos que han dicho de someter al Raimon a su
entrenamiento. Si consiguen que ellos se dobleguen, el mundo exterior verá que
el pensamiento del Sector Quinto es el correcto.
—Si lo estaban llevando a cabo en esta isla remota, es porque en realidad
no quieren que se sepa esto —dijo Tris—. Además, si se supieran los métodos tan
salvajes de entrenamiento, la imagen del Sector Quinto quedaría manchada. Yo
creo que es porque tienen algo más en mente. El objetivo no es solo ese poder
absoluto.
—¿Y si estuviera en el Raimon? —preguntó Hikari.
—¿El Raimon? —repitió Danny.
—Por algo quieren adoctrinarlos, ¿no? —empezó a decir Hiki—. Podrían
hacerlo de manera pública, pero no. Han preferido usar triquiñuelas para
atraerles a este sitio en el culo del mundo para poder hacerlo. Empiezo a
sospechar que en realidad buscan algo más que someter al Raimon…
Si eso era así, entonces debían evitar a toda costa que esos niños quedaran
a total merced del Sector Quinto y de ese loco de Pinkus Mountbatten.
—Arion, Victor, escuchad —pidió Riccardo—. Usaremos nuestros tres Espíritus
Guerreros para que no pasen.
—¡Claro! ¡Es muy posible que funcione con los tres a la vez!
—Será el único modo de superarlos —murmuró Victor.
—¡Nada más sacar, el balón vuelve a Zero! ¡Y de nuevo, llega Guiverno! ¡Un
momento! ¡Algo está pasando en la línea defensiva del Raimon! ¡Oh! ¡Han salido
los tres Espíritus Guerreros a la vez y han conseguido rodear a Bai Long! ¡Pero
ahí viene la caballería!
—¡Caballo Negro!
—¡Peón Negro!
—¡Centinela Vigía Torre Negra!
—¡Mensajero Divino Alfil Negro!
—¡No puede ser! —exclamó Arion.
—¡Espíritus Guerreros! —Riccardo quedó boquiabierto.
—¡Y son cinco!
—¡Está plagado de Espíritus…! —alucinó Samguk desde su
posición alejada.
Era una imagen bastante grotesca. Todo el centro del
campo estaba invadido por enormes e imponentes invocaciones.
—¡Es inútil! ¡Así no podemos ni quitarles el balón!
—Eso es, Arion. Aún no habéis entendido del todo cómo
emplear vuestros Espíritus Guerreros —sonrió Tezcat.
—Es nuestro poder, el de aquellos que saben usar los
Espíritus en toda su capacidad —declaró Bai Long antes de saltar—. ¡Tomad esto!
¡Aliento Blanco!
El tiro atravesó la línea formada por Espíritus
Guerreros. Wanli, Gabi y Aitor bajaron para intentar detener el chut. No podían
dejar a Samguk a merced de tremendo chut. Los tres usaron sus supertécnicas de
defensa y las tres fueron reventadas por el poder de Bai Long. Samguk consiguió
levantar a tiempo su Barrera de Gaia, solo para darse cuenta de que Victor y
Riccardo habían bajado también para detener el tiro.
—¡El Raimon ha luchado con uñas y dientes para defender
su portería! ¡El marcador sigue dos a cero, pero el Raimon ha tenido que pagar
un grandísimo precio!
—Gracias por haber parado el tiro entre los dos juntos —agradeció
Samguk.
—¿Os encontráis bien? —preguntó Arion.
—¿Qué pasa? ¿Es todo de lo que sois capaces? —pinchó Bai
Long con una sonrisita superior.
—Ya va siendo hora de meterles presión —ordenó Pinkus.
Bai Long asintió.
—Mierda, están machacándolos —gruñó Caleb.
—Ni siquiera están jugando al fútbol, solo les están
pegando con el balón —Shawn apretó los puños con rabia.
—¿Pero qué pretenden? —se levantó Celia, indignadísima—.
¡¿Estáis intentando lesionarlos a todos o qué?!
—¡Vamos, mostradnos vuestro auténtico poder! —se pudo
escuchar gritar a Bai Long desde el campo.
—¿Verdadero poder? —repitió Mark.
—¿Pero qué está diciendo? —dijo Jack.
—¿Es que no lo entendéis? Es un experimento. Cuando la
gente es sometida a presión, puede sacar fuerzas más allá de sus límites —explicó
Bai Long.
—¡No somos sujetos de un experimento! —estalló Arion.
—Claro que lo sois —sonrió el capitán—. ¡Solo estáis ahí
para que podamos alcanzar la perfección!
—¡Como a malditas ratas de laboratorio…! —gruñó Jade.
—Es horrible —se lamentó Rosie, viendo que seguían
pegándoles.
—¿Eso es lo que quieren? ¿Que saquen su máximo poder…? —murmuró
Danny—. ¿Pero por qué?
—Hay algo que saben que nosotros no —frunció Hikari el
ceño.
—¿Pero el qué? Esa es la cuestión —dijo Tris.
Los del Equipo Zero estuvieron machacando al Raimon hasta
que la primera parte terminó. Se apresuraron a ayudarles a llegar hasta el
banquillo y tratar sus heridas.
—Entrenador, si seguimos así, no habrá modo de ganarles… —habló
Riccardo.
—Sí, chicos, es verdad que son bastante fuertes, pero aún
hay una posibilidad. Después de todo, todavía no habéis mostrado el resultado
de vuestros entrenamientos.
—¡Pero entrenador…! ¡Si estamos jugando con todo lo que
tenemos! —protestó Arion.
—¿Eso crees de verdad, Arion? —le preguntó Jude.
Los niños parecían algo confundidos.
—Raimon, ¿eh? A ver si ofrecen algo más de resistencia en
el segundo tiempo —comentó Bai Long.
Tezcat miraba con seriedad hacia Arion. Estaba seguro de
que tarde o temprano ese chiquillo se daría cuenta de que el fútbol no era para
divertirse. No era un mero pasatiempo como creía él. Sino una cuestión de vida
o muerte, algo para no tomarse a broma.
La segunda parte comenzó y Bai Long continuó con su
estrategia de arrasar con la formación del Raimon con su Espíritu Guerrero. Sin
tregua alguna, a matar desde el inicio. Arion fue directo hacia Bai Long,
dispuesto a detenerle.
—¡Será mejor que te rindas, Arion! —le gritó Tezcat,
corriendo unos pasos más atrás que Bai Long—. ¡No podrás hacer nada con tu
poder!
—¡Aunque sea así, no puedo echarme atrás!
Arion rememoró las palabras del entrenador. Tenían que
recordar todo lo que la naturaleza les había enseñado, todo lo que esa isla
había compartido con ellos sabiamente. Por muy difícil que fuera la cosa, todo
saldría bien si seguían luchando. Sin rendirse nunca. Eso no era una opción.
Arion empezó a analizar a su contrincante y lo asoció con
su entrenamiento escalando la cascada. Para poder superar a ese dragón blanco,
tenía que volar. Volar mucho más alto. Tenía que llegar al cielo, a un lugar
donde ni siquiera ese dragón pudiera alcanzarle.
Y cuando llegó a esa resolución, pasó algo increíble: su
Espíritu Guerrero cambió de forma. Evolucionó.
—¡Alado Archipegaso!
—¡¿Cómo?! —Bai Long se quedó estupefacto.
Por fin podía notar el resultado de su duro
entrenamiento: un nuevo Espíritu Guerrero.
Bai Long cargó contra Arion sin detenerse ante aquel
presuntuoso. Pero Arion mandó a volar a ambos con un golpe de alas de su
Archipegaso. Consiguiendo así por fin robarle el balón al capitán del Equipo
Zero.
—¡Capitán! —le pasó la pelota.
—¡Director Magister!
El capitán di Rigo se imaginó las enormes hojas de su
entrenamiento, viendo claramente la mejor ruta a seguir para evitar a sus
contrincantes. Y al final del camino, estaba Victor.
—¡Movimientos Armónicos!
Victor consiguió recibir el balón, virando bruscamente su
cuerpo para ir dejando atrás a los defensas del Zero.
—¡Aguijón Letal!
—¡Atención! ¡Un chut encadenado con las supertécnicas de
los Espíritus Guerreros! —exclamó, viendo que Arion se unía para tirar a
puerta.
—¡Mordisco de Serpiente!
—¡Ahí está! ¡La supertécnica de Albion Lumina, el portero
del Equipo Zero! ¡Ha entrado! ¡No me lo puedo creer! ¡No ha sido suficiente
para detener ese tiro y Zero ha recibido su primer gol!
El banquillo del Raimon celebró el primer gol de sus
amigos.
—Bien —sonrió Bai Long, viendo que se ponía interesante
la cosa.
—No está nada mal, Arion —reconoció Tezcat.
Tezcat miró al entrenador del Raimon. Debía reconocer que
habían crecido más de lo que imaginaba. ¿Ese hombre se imaginaba que llegarían
a mejorar tanto con esos entrenamientos? Si era así, entonces no debían de
subestimarles tanto.
—Parece que aún les queda un poco —comentó Pinkus
Mountbatten antes de que su teléfono móvil sonara—. ¿Sí?
—¿No va siendo ya hora?
—Sí, gran emperador.
—Ya me he distraído lo suficiente con la exhibición.
Empezamos a aburrirnos por aquí arriba.
Pinkus colgó, sabiendo que era ese maldito de Supreme
quien se estaba aburriendo. Hizo la señal indicada a los dos cabecillas del
Zero: aplastarlos de una vez.
—¡Terminaremos con ellos! —ordenó Bai Long.
—¡Sí!
Inmediatamente, procedieron a invocar a sus Espíritus
Guerreros.
—¡Cielos! ¡El Equipo Zero ha sacado a todos sus Espíritus
Guerreros antes de que pite el árbitro!
—¡El uso de los Espíritus tiene un límite! —teorizó
Riccardo—. ¡Tenemos que poder rechazarlos como sea!
—¡Da igual que lo sepas, porque no os servirá de nada! —sonrió
Bai Long.
—¡Entonces iremos todos juntos! —declaró di Rigo, con sus
dos compañeros uniéndose a él.
—¡¿Será otro choque de cinco Espíritus Guerreros contra
tres?! ¡Se está repitiendo lo mismo que en el primer tiempo! ¡¿Qué pasa aquí?!
¡Gabriel García, defensa del Raimon, está subiendo!
—¡Defensas! ¡Ayudemos a Riccardo y a los demás!
Se quedaron un poco sorprendidos ante sus palabras.
—¡Hay algo que solo nosotros podemos hacer! —sonrió Gabi—.
¡La Niebla!
—¡Red de Caza!
Ellos dos pudieron limitar al Caballo Negro. Wanli y JP
hicieron lo mismo con el Peón Negro, que quedó atrapado entre ellos dos. Así
consiguieron equilibrar la balanza.
—¡Gracias, chicos! —agradeció Riccardo.
—¡Ahora estamos igualados!
—¡Podemos hacerlo! —aseguró Victor.
—¡El Raimon roba el balón! ¡Riccardo sube con él y Lucian
y Ryoma corren hacia la portería! ¡De Riccardo a Lucian! ¡Madre mía! ¡Ha
conseguido irse de tres defensas a la vez! ¡Y ahora tiene vía libre para chutar
a puerta!
—¡Esta es mi supertécnica! ¡Estrella Oscura!
—¡Oh, Dios mío! ¡Lo que parecía ser un chut directo ha
resultado ser un pase hacia Ryoma Nishiki, que ha sacado a su Bravo Samurái Musashi!
¡Y el tiro lo encadena con su Estocada Samurái! ¡Con ese engaño, consiguen
superar al portero del Zero! ¡Gol! ¡El Raimon ha empatado!
—¡Has estado fantástico! —alabó Lucian.
—¡Sí, tú también! ¡Pero usar el Espíritu Guerrero me deja
muy agotado, pardiez! —empezó a reírse.
—Han conseguido jugar de igual a igual con nosotros… —el
capitán estaba sorprendido.
—Bai Long —llamó Pinkus—, haremos un cambio de jugadores.
Nosotros, como vuestros instructores, os mostraremos cuál es el camino a seguir.
Los del banquillo del Raimon se dieron cuenta de que seis
adultos, incluido Pinkus Mountbatten, estaban vistiendo el uniforme del Equipo
Zero.
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Ante la
estupefacción del Raimon, seis jugadores del Equipo Zero son sustituidos por
seis adultos, instructores bajo las órdenes del Sector Quinto. Viendo que las
cosas pueden tomar un rumbo peligroso, el Raimon decide hacer una jugada igual
para estar en las mismas condiciones. ¿Qué sucederá en ese campo sin ley?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: ¡A LA MIERDA LAS REGLAS!
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
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