CAPÍTULO 52- GENIO
—¡Samguk, JP, dadle más caña! ¡Vamos, no os durmáis en los laureles!
—¡Sí!
—¿No crees que te estás pasando un poco, Sakura?
—Habló —la portera miró a Annie y luego al ejercicio que Aitor estaba
realizando—. Ese chico es defensa, no un acróbata de circo —arqueó la ceja.
—Tiene que mantener su excelente equilibrio corporal. Es un genio.
—Un genio, ¿eh...? —murmuró, sin quitar la vista de los dos porteros del
Raimon.
—¿Estás pensando en ese chico? —preguntó Celia, acercándose a ellas.
—Sí... Cammy me comentó que ya le habían dado el alta. Y bueno, también me
dijo que Arion había ido a visitarlo y que se acabó enterando de su enfermedad.
—¿Por eso ha estado así de alicaído estos días? —se dio cuenta Celia—. Pero
no le ha contado que será su próximo rival, ¿no?
—No —negó Sakura—. Tampoco creo que Arion se haya detenido a analizar a los
jugadores del Universal.
—¿Creéis que saldrá a jugar? —preguntó Celia.
—Si fuera Axel, yo lo metería en el campo —murmuró Annie—. Si su estado de
salud está empeorando, y si tantas ganas tiene de jugar contra Arion... creo
que sería mucho mejor que disfrutara de su último partido, ¿no? Luego tendrá
tiempo de lamentarse de sus decisiones.
—Si sale, jugará con todo lo que tiene —asintió Sakura—. Como cuando Erik
creyó que esa sería su última vez jugando al fútbol. Sacará lo mejor de sí
mismo y entonces JP y Samguk sufrirán las consecuencias.
—JP ha estado mejorando muchísimo gracias a tu supervisión —Jude se metió
en la conversación—. Tus duros entrenamientos están dando sus frutos.
—Tú tampoco te estás quedando atrás, hermanito —señaló Celia—. No dejas ni
respirar a los demás.
—Ya tendrán tiempo de hacerlo mañana. Annie, Sakura, hacedles tiros.
—¡Sí, comandante! —respondió juguetonamente Sakura, haciendo un saludo militar
y yendo hacia el campo.
Celia se rió y Annie salió detrás de su amiga mientras decía:
—¡Que David no te oiga decir eso!
Sakura estuvo a punto de tropezar por eso, pero al final no se fue al
suelo. Aitor se rió sin disimulo alguno, provocando que Sakura chutara con su
Explosión de Color, cegando a Aitor para que no pudiera esquivar el tiro de
Annie.
—¡Entrenador Sharp, esto es maltrato infantil! —se quejó a gritos.
—Yo no he visto nada —sentenció antes de girarse y mirar para otro lado.
Sakura quedó alucinada al ver a Jude bromear con los jugadores.
—Muy bien, chicos, se acabó el entrenamiento.
Nada más decir aquello, todos los jugadores se tiraron al suelo, muertos de
cansancio.
—Un gran trabajo —felicitó Celia—. Mañana será un entrenamiento más ligero.
Hay que llegar al partido con fuerzas.
—Pero antes de eso, quiero preguntaros una cosa —dijo Annie—. ¿Habéis
estado escuchando los rumores de vuestro próximo rival?
—¿Qué rumores? —tartamudeó Eugene—. No tendrán ninguna maldición o algo así
los del Universal, ¿verdad que no?
—No, muchacho —se rió Sakura—. Es sobre uno de sus jugadores.
—Aparte de ser un equipo perfecto en todo que domina de un modo aplastante
tanto las técnicas individuales como las estratégicas, se dice que entre sus
filas hay un jugador que es considerado como un verdadero genio —explicó Celia.
—Uno de esos genios que aparecen cada cierto tiempo. Estoy segura de que
habéis oído hablar de ellos —continuó Sakura.
—La verdad es que no he escuchado nada de eso —comentó Victor.
—Pero claro, entre los imperiales tiene que haber muchos jugadores buenos —dijo
Michael—. Es fácil pasar desapercibido entre tanto talento, ¿no?
—Parece ser que hasta el momento no ha aparecido en ningún partido del
torneo —empezó a decir Jude—, pero existe una alta probabilidad de que juegue
en el próximo partido.
—Claro, si es un genio, querrá lucirse y derrotar al mayor enemigo del
Sector Quinto —Samguk lo encontró lógico.
—Por eso no hay que confiarse aunque tengamos a un invocador guardando
nuestra portería —avisó el entrenador Sharp—. No podemos bajar la guardia.
Jude despachó a los jugadores para que se fueran a cambiar. También mandó a
casa a las gerentes, dejando que Annie y Sakura recogieran todos los materiales
del entrenamiento. Veía sospechoso que hubiera habido tanta tranquilidad.
—¿Dónde están las demás? —preguntó el hombre.
—Hoy han dicho que tocaba pasarse por la cafetería de Joss —explicó Sakura—.
Tenían ganas de ir, así que supongo que estarán ahí todavía.
—O a lo mejor se han ido a molestar a Archer —dijo Annie.
—¿Queréis que cenemos en mi casa? —propuso Celia.
—Por un momento pensé que dirías en mi casa.
—Todavía estás a tiempo de ofrecer la tuya, hermanito.
—No. Ya has ofrecido tu casa.
—Por mí perfecto —Sakura se encogió de hombros.
—Me encantaría, pero ya le había prometido a Aitor a llevarle a un
restaurante que le tenía ganas hace tiempo —se disculpó Annie.
—¿Perdiste una apuesta? —arqueó Celia una ceja.
—Una discusión, exacto —asintió la morena—. Nos vemos mañana.
En un abrir y cerrar de ojos, el día del partido llegó y los jugadores se
vieron estando ya en el tren, esperando por los jugadores del Universal para
poder ir al estadio. Sakura había decidido unirse al banquillo durante aquel
partido, para poder ver el progreso de Samguk. Y también el de JP, si Jude
decidía meterlo durante el partido.
—Por fin vamos a jugar la semifinal —Eugene estaba tan nervioso que empezó
a balbucear cosas—. Dos partidos más y habremos ganado el torneo. Hemos logrado
llegar hasta aquí, no me lo creo.
—¿Cómo te puedes poner nervioso ahora? —le miró Michael.
—¡Pues me pongo nervioso, sí…!
—Tranquilo —Riccardo le sonrió poniendo una mano en su hombro—. Chicos,
vamos a ganar. Y llevaremos a cabo la revolución.
Todos respondieron con ganas las palabras de su capitán.
—Se está portando como todo un capitán —sonrió Celia.
Jude asintió a sus palabras.
—No es de extrañar que el Raimon diera tanta guerra el año pasado durante
la final —sonrió Annie.
—Se nota la experiencia —Sakura estuvo de acuerdo.
—¿Creéis que el entrenador Evans verá nuestro partido? —se preguntó Skie.
—Seguro que lo verá, esté donde esté —aseguró Arion.
—Haremos que el viento de la revolución llegue hasta el entrenador.
¡Adelante!
Skie y Arion asintieron a las palabras de JP.
En el otro lado del arcén de la estación, los jugadores del instituto
Universal por fin llegaron.
—Me pregunto cuál de todos ellos será el genio ese que tienen —comentó
Jade.
—Ese es Nettuno, el máximo goleador —señaló Celia—. Y el que está a su lado
es Mars. Luego está Saturn, el portero que menos goles ha recibido en todo el
torneo.
—Entonces tiene que ser uno de los tres —apuntó Aitor.
—No importa quien quiera que sea, lo que cuenta es lo que daremos todos
para ganar —fueron las sabias palabras del capitán di Rigo.
Los mayores se miraron entre sí. Entre los jugadores, no vieron ni rastro
de la cabellera anaranjada de Sol Daystar.
Se subieron al tren, donde los llevó al estadio donde se disputaría la
emocionante semifinal. Los jugadores del Raimon se quedaron de piedra en cuanto
pusieron un pie en el campo del Estadio Desierto. Adé se agachó para comprobar
el material del suelo.
—Bueno, tal y como indica su nombre, es un campo de arena.
Detrás del chico, Eugene estaba pegando botes mientras decía:
—Aunque la consistencia es de tierra y nada más, sin trampas.
—Ya, pero no sabemos qué truco puede ocultar. Debemos andar con ojo —desconfió
Gabi.
Riccardo asintió.
—¡Oh, pero si has venido! ¿Quiere decir que podrás jugar?
A todos les llamó la atención aquella frase, así que se giraron hacia el
banquillo del instituto Universal.
—Sí, tranquilos —respondió un chico que estaba de espaldas a ellos y que
portaba el número once.
—¡Vaya! Contigo en el campo ahora tenemos la victoria segura. Bien, Sol.
Los adultos del Raimon reconocieron esa cabellera anaranjada. Y Arion
también al escuchar el nombre.
—¿Ha dicho Sol?
Sus sospechas se confirmaron cuando el chico se dio la vuelta.
—¡Sol…! ¿Entonces eres un jugador del Universal? Pero… si tú…
Arion recordó lo que le dijo Cammy acerca de su condición física.
—No deberías jugar al fútbol… —murmuró.
—¿Quién es ese jugador, señorita Hills? —preguntó Gabi.
Sakura miró de reojo a la peliazul y esta contestó siguiendo el guión
planificado que habían pactado por si Sol terminaba jugando el partido.
—Sol Daystar, de primero. Hasta ahora, no había participado en el Camino
Imperial.
—Daystar… —murmuró Riccardo, pensativo—. ¿Dónde he oído yo ese nombre…?
Annie alzó las cejas ante el muchacho y Sakura compartió una mirada con
Jude. Celia abrió su portátil.
—Esperad, buscaré información. A ver qué averiguo.
—Hemos llegado a tiempo para verles calentar —suspiró Ana con alivio.
—¿Por qué pareces aliviada? Si casi llegamos tarde por tu culpa —bufó Eris.
—Sí, eso por tardar tanto en arreglarte —soltó Hikari.
—Hostias, al final sí que va a jugar Sol —señaló Danny.
—Me pregunto cómo habrá reaccionado Arion siendo el único que sabe que está
enfermo —comentó Kai.
—Solo espero que el cuerpo de Sol aguante… —murmuró Saki, que había
conseguido ir al partido con sus amigas.
—Lo dudo mucho —soltó Kai—. Esto es una semifinal y están jugando contra el
Raimon, está claro que va a darlo todo.
—Son unos temerarios —suspiró Eris.
—¡Ya tenemos una semifinal del torneo Camino Imperial! ¡Instituto Raimon
contra el instituto Universal! —presentó el ya conocido comentarista del
torneo, Chester Horse Senior—. ¡El Raimon, dirigido por su entrenador Jude
Sharp, ha ido ganando una serie de partidos muy duros! ¡En contraste con el
instituto Universal que de la mano de su entrenadora Hailey Cometti ha ganado
sus encuentros sin problemas gracias a la perfección de su ataque y defensa! ¡¿Cuál
de estos dos equipos llegará a la final del torneo?!
—Oye, oye, ¿habéis visto que movimiento más sutil? —Hikari se levantó de
golpe.
—¿De qué estás hablando? —Ana la miró como si estuviera loca.
—De Sol Daystar. Justo ahora acaba de pasarle al portero de su equipo y
este ha chutado mal, como si se le hubiera desviado el balón, hacia donde está
Arion…
—Y entonces Sol Daystar se ha lucido delante de Arion deteniendo la pelota
con su pecho y empezado una conversación de lo más casual —interrumpió Saki, intentando
que no se le notara demasiado la emoción en su rostro.
Fallando estrepitosamente, claro.
—Todo un conquistador —silbó Danny con una sonrisa socarrona.
—Toda una estrategia, sí —asintió Eris.
—Menudos pringados, lo tenían todo planeado —se rió Kai.
—Hola, Arion —le sonrió Sol como si nada.
—Oye, Sol. No tendrías que estar jugando al fútbol.
—Ah, te lo han contado, ¿no? Es verdad. Mi cuerpo no puede soportar el
ejercicio intenso, o sea, los deportes como el fútbol. Pero me gustaba
demasiado, así que salía a entrenarme en secreto. Y me alegraba ver cómo iba
mejorando poco a poco, pero… mi enfermedad empeoró y los médicos me prohibieron
el fútbol completamente.
Sol le sonrió ampliamente.
—¿Sabes? En esa época, veía el juego del Raimon y tus jugadas y todo lo que
sentía por el fútbol empezaba a bullir y no podía detenerlo. Voy a ganar al
Raimon y seremos los campeones. Para lograr ese sueño no me importa si recaigo
de mi enfermedad o empeoro más.
Arion se sorprendió ante sus palabras.
—¿Hasta ese punto quieres jugar? Pero… no voy a perder este partido.
Sol sonrió, complacido de que Arion no se dejara intimidar por su condición
física.
—Vaya, qué cabrón. No ha puesto de titular a JP.
—¡Guille! —gritó Danny, asustándose por encontrar al chico justo detrás de
ella.
—No es cierto, claro que está como titular —Kai arqueó la ceja.
—Pero yo decía como portero —Guille hizo un puchero.
—¿Cuándo has regresado? —se sorprendió Hikari.
—¿Y por qué no has dicho nada, maldito? —le preguntó Eris.
—¿Y Darren? ¿No ha venido contigo? —Saki miró a los lados.
—Está en el baño, ahora viene —sonrió—. Pero, eh, ¿os ha gustado la
sorpresa? —sonrió el chico.
—A mí me has asustado, idiota —Danny le pegó en el hombro.
—No puede poner a JP todavía —le dijo Ana—. Todavía no tiene la experiencia
necesaria como para arriesgarse ya de primeras.
—Ya, pero si no lo pone, entonces nunca obtendrá experiencia —se quejó
Guille—. ¡Y encima se sacó un Espíritu Guerrero este pequeñajo! —sonrió al
recordarlo.
—No te preocupes —dijo Eris—. Todavía hay posibilidades de que llegue a
jugar como portero.
—Lo importante es cómo se sienta JP —intervino Saki—. Yo miro al chico y no
parece disgustado con jugar siendo defensa.
—Eso es porque todavía no se ve preparado —dijo Hikari.
—Ya le llegará el momento de demostrar lo que vale como guardameta —comentó
Danny.
—Y que siga con esa misma ilusión que ha estado demostrando hasta ahora —asintió
Kai.
—¡Ya nos han pasado las alineaciones iniciales de ambos equipos! ¡Lo más
sorprendente es que en el Universal entra Sol Daystar, un alumno de primero!
¡Por lo que veo, Sol llevará el brazalete de capitán!
El equipo del Raimon se quedó sorprendido ante ese hecho. Annie lanzó una
mirada cómplice a Celia y esta soltó una exclamación bastante bien hecha.
—¡¿Qué?! ¡Pero si Sol Daystar es…! Por lo visto, Sol Daystar es ese jugador
de talla mundial del que nos habían hablado.
Arion miró consternado a Sol. ¿Tan bueno era ese chico?
Sol terminó de calentar un poco más sus piernas y miró hacia el palco desde
donde estaría mirando Alex Zabel. Justo en ese momento, Austin Hobbes le estaba
susurrando al gran emperador:
—El equipo médico ya está preparado, señor.
El otro hombre asintió.
—Vaya, así que por fin el Universal ha decidido sacar a Daystar… —comentó
el mismo hombre pelirrosa que había hablado con Arion en aquel parque.
Al lado de él, una versión mucho más joven y bajita de él se encontraba de
pie, también a la espera de que el partido comenzara.
—Si ganan, todos los votos irían a parar a Alex Zabel, lo que garantizará
su reelección como gran emperador. Por eso no pueden perder.
Austin Hobbes tensó el cuerpo ante esas palabras.
—Señor Zabel, nunca olvide que fui yo quien le hizo gran emperador —le
recordó amablemente con una sonrisa—, un puesto para poder regular y controlar
todo el fútbol en mi lugar. Me fastidiaría que no hiciera esfuerzos para
proteger su posición.
—Está comprendido —fue su escueta respuesta.
Aquella semifinal había suscitado mucha emoción entre los espectadores. El
Raimon, que ya tenía fama de por sí de años anteriores, estaba llevando a cabo
una rebelión pública contra el Sector Quinto y había conseguido llegar tan
lejos. Por eso el estadio estaba lleno hasta la bandera. Alessandro il Grande y
Doug McArthur también se encontraban entre el público, para contemplar aquel
partido tan importante. Darren entró en el estadio cuando el comentarista iba
diciendo:
—¡Partido de semifinales del Camino Imperial, instituto Raimon contra el
instituto Universal! ¡Ahí está el saque de centro! ¡Michael Ballzack avanza y a
su encuentro llega Deimos Mars! ¡Pero justo cuando Ballzack se dispone a
regatear su rival, la arena de sus pies se mueve, llevándole fuera del campo!
¡Esta es la función especial del Estadio Desierto: las arenas movedizas!
¡Secciones de arena se mueven al azar, obligando a los jugadores a estar
prevenidos! ¡Demios Mars es el encargado del saque de banda y le llega al
capitán Daystar! ¡Con un simple movimiento, deja atrás a Riccardo di Rigo!
¡Avanza a toda velocidad hasta que es frenado por Arion Sherwind!
—Arion, tenía tantas ganas de enfrentarme a ti en un campo de fútbol…
—¡Oh, se mueven las arenas…! ¡Pero qué ven mis ojos! ¡Sol Daystar está
aprovechando el movimiento de la arena para mantener el balón en su poder!
Sol podía sentir el calor del día sobre su cabeza, mientras el aire golpeaba
sus mejillas al correr tras el balón. Sí, cuánto había echado de menos esa
sensación. Amaba demasiado estar en el campo de fútbol y jugar. Tal vez algún
día no volviera a estar bajo el sol, pero hasta entonces, nadie podría pararle.
Por eso, su cuerpo tenía que aguantar. Solo un poco más. Solo hasta que ganara
el Camino Imperial.
—¡Sol Daystar ha deshecho la defensa del Raimon! ¡Es un uno contra uno con
el portero!
—¡Apolo, Dios del Sol!
—¡Dios mío! ¡Acaba de invocar a un Espíritu Guerrero y acaba de chutar con
él! ¡Samguk ejecuta su Barrera de Gaia, pero no sirve de nada! ¡La pelota entra
en la red! ¡El instituto Universal se adelante en el marcador! ¡Es increíble lo
de Sol Daystar! ¡No podíamos esperar menos del que se dice que es un genio, de
los que solo hay cada diez años!
—Solo uno más… —murmuró el gran emperador, concentrado en la pantalla que
tenía delante, mostrándole al joven jugador.
—No he tenido… bastante fuerza… —Samguk se miró las manos con frustración.
—No te preocupes —consoló JP.
—Sol es un delantero muy bueno. Si queremos pararlo, voy a necesitar todas
vuestras fuerzas —pidió a los defensas del equipo, que asintieron.
—¡Solo es un gol! —exclamó Riccardo al resto del equipo—. ¡Le daremos la
vuelta!
El partido se reanudó.
—¡Frente al Raimon se levanta este imprevisible campo de arena! ¡Además de
eso, el instituto Universal ha decidido dejar a Daystar en ataque y todos los
demás jugadores se han quedado en la defensa! ¡Es una formación sin un solo
hueco! ¡Nettuno corta el pase de Adé Kébé y empieza el contraataque del
Universal! ¡El balón le llega rápidamente a Sol Daystar!
—¡Mantened marcado a Daystar! —ordenó Samguk desde la portería.
—¡Hasta tres jugadores del Raimon han venido para frenar a Daystar! —dijo,
viendo cómo Wanli, Aitor y Gabi mantenían rodeado al capitán rival—. ¡Es cierto
que Daystar no consigue pasar, pero tampoco logran quitarle la pelota!
Sol ya había previsto que sus rivales le marcaran tanto. Tan solo estaba
haciendo tiempo para que sus compañeros pudieran subir a atacar.
—¡JP, cubre al número diez! —señaló Han.
—¡Sí!
Daystar un hueco por el que colar la pelota y le hizo llegar el balón al
otro delantero que había subido. Mars chutó directamente, pero Samguk la detuvo
sin problema alguno.
JP quedó impresionado ante la actuación del portero, que había dirigido a
los defensas como si fuera un entrenador para mejorar la defensa. El chico tuvo
muchísimas ganas de mejorar y aprender a hacer cosas así de alucinantes.
—El fútbol se divide en dos partes: la de los creadores de juego, que
dirigen el ataque de los delanteros…
—Y la del portero, que organiza la defensa y puede llegar a dar órdenes al
equipo entero —completó Sakura la explicación de Jude a quienes estaban en el
banquillo.
—Por esa razón, muchas veces los porteros son llamados protectores —comentó
Annie, con Celia asintiendo.
Los demás quedaron maravillados ante eso.
—Si tuviéramos a alguien que lo hiciera con el ataque y no se atascara por
culpa de las arenas movedizas… —murmuró Celia.
—Solo hay que salvar ese escollo y estoy segura de que el capitán podrá
hacer de nuevo su magia —dijo Sakura.
—Ese campo del demonio… —maldijo Jade.
—Si esquivan la arena, se les echan encima los rivales. Si esquivan a los
oponentes, las arenas se mueven —observó Skie preocupada–. No salen de ese
bucle…
—Parece que alguien ha tenido una idea —sonrió Rosie, levantando su cámara
para hacer una foto espectacular del jugador.
Justo en ese momento, JP realizaba magistralmente su nueva supertécnica
Pasos Aéreos, consiguiendo sobrepasar las arenas movedizas que tenía delante.
Con ello, el balón le llegó a Riccardo di Rigo, que chutó con su Pentagrama.
—¡No jodas…! —exclamó Sakura al ver al portero rival.
—¡Un Espíritu Guerrero…! —dijo Annie.
—¡Gargantúa, Gigante Metálico! —bramó Saturn antes de detener el tiro—. ¡Toma,
Sol!
—¡Y con ese pase largo, el Universal amenaza de nuevo la portería del
Raimon! ¡Gabriel García intenta detener a Daystar sin resultado! ¡Sol invoca de
nuevo a su Espíritu Guerrero y se preparara para chutar…!
—¡Llamarada Solar!
—¡Red de Caza!
—¡Muralla de Atlantis!
—¡El tiro sigue imparable, directo hacia donde se encuentra Samguk Han…!
¡Gol…! ¡Es el segundo del Universal! ¡Y una vez más, ha sido marcado por Sol
Daystar…!
Arion se quedó preocupado al ver cómo Sol respiraba con fuerza para
recuperar el aliento, todo visto por Sakura. Veía que estaba llegando a su
límite tras marcar esos dos goles tan impresionantes. Y encima invocando a su
Espíritu Guerrero. ¿Cuánto tiempo más aguantaría su cuerpo antes de
desfallecer?
Mientras tanto, JP se acercó preocupado hacia donde estaba Samguk, que
recogía la pelota con expresión sombría. Era la segunda vez que no conseguía
detenerlo.
—Samguk, perdona… —murmuró el chico, que no había podido hacer mucho más
para detener a Daystar.
El portero titular del Raimon había llegado a una resolución y miró al
entrenador Sharp. Estaba claro que solo había una persona que sería capaz de
detener los tiros del capitán del Universal.
—¡Cambiamos de portero! —anunció Jude—. ¡Entra Samguk Han…! ¡Y entra
Jean-Pierre Lapin!
—¡Atención, hay un cambio en la portería del Raimon! ¡Jean-Pierre Lapin
sustituye a Samguk Han! ¡¿Qué puede pretender con esto el entrenador Sharp?! ¡Y
para ocupar el puesto de Jean-Pierre, entra Subaru en el campo!
—¡Ese es mi niño! —saltó Guille, gritando como un loco—. ¡Vamos, JP, tú
puedes contra ese chico! ¡Demuestra lo que vales!
—La pregunta es si su Espíritu Guerrero conseguirá detener el tiro de un
invocador con experiencia como lo es Sol —comentó Eris.
—Hay que tener fe —Ana le palmeó el hombro a la peliazul—. Seguro que todo
el entrenamiento que ha recibido dará sus frutos.
—El chico es bueno —asintió Darren—. Y entrar en el campo con esta presión
hará que gane muchísima experiencia de golpe.
—¡Joder con el largirucho ese! —soltó Hikari.
—Ha usado las arenas movedizas a su favor para llegar hasta Michael y
robarle la pelota. Un movimiento muy inteligente —reconoció Danny.
—Otra vez le ha llegado a Sol Daystar —Kai chasqueó la lengua.
—Sí, pero… Sol está mal —vio Saki.
—¿A qué te refieres? —preguntó Guille.
—¿No veis cómo corre? Le cuesta más que antes incluso —señaló Saki, con
expresión preocupada.
—¡Esta vez sí que no te dejaré pasar! —Arion se colocó a la altura de Sol
para intentar robarle el balón—. ¡Ganaré este partido como sea!
—¡No! ¡Seré yo el que gane!
—¡Tenemos que recuperar el auténtico fútbol!
Entre ellos dos comenzó un precioso baile de idas y venidas, robándose el
balón el uno al otro.
—¡Este momento lo es todo para mí! ¿Es que no lo entiendes?
Sol se detuvo para analizar sus posibilidades para pasar a Arion,
respirando fuertemente. Arion sentía que algo no iba nada bien. Estaba
sintiendo algo raro, algo muy extraño. Esa sensación no se parecía en nada a
cuando ellos dos se conocieron y jugaron al fútbol. Era distinto. No se estaban
divirtiendo. Era pura competición, ganar a toda costa. No había disfrute.
El fútbol no consistía en eso.
—¡No puedo permitirme caer aquí! —bramó Sol antes de driblarle con
peripecia.
—¡Ha pasado! ¡Una vez más, Daystar supera la defensa de Arion!
Detrás de esos dos, Victor frunció el ceño al ver la actuación de su
compañero de equipo.
—Ya está. Arion ha cedido a la presión —anunció Sakura.
—Se está conteniendo —asintió Annie.
—Sí, Arion sabe regatear mucho mejor que eso —Celia le dio toda la razón—.
Saber lo de Sol no le ha hecho nada bien…
—¡Sol no se detiene! ¡No le pueden detener! ¡Daystar sigue avanzando
deshaciendo la defensa del Raimon!
—¡Vamos, Aitor, detenle! —gritó Annie.
Pero de pronto, al llegar hasta el defensa, Sol se detuvo en seco y conectó
un pase con Nettuno.
—Está llegando a su límite —comentó Jude.
—¡Vamos, JP, tú puedes! —gritaron las gerentes.
Nettuno chutó directamente hacia JP. El chico quiso invocar a su Espíritu
Guerrero, pero no logró sacarlo.
—¡JP, con el puño! —le gritó Samguk en ese momento de bloqueo.
Jean-Pierre reaccionó rápido y despejó el tiro con un puñetazo. Nettuno
recuperó la pelota.
—¡A ver qué te parece esto…! ¡Neptuno, Señor de los Mares!
—¡Otro invocador! —exclamó Sakura.
—¡Esta vez sí…! ¿Eh? ¿Pero por qué…? —JP no entendía por qué no podía
sacarlo.
Samguk se levantó de nuevo y le gritó:
—¡Recuerda el entrenamiento especial!
—¡Concéntrate, maldita sea! —le chilló Sakura—. ¡No te obsesiones en sacar
a tu Espíritu Guerrero, sino en parar el chut! ¡Tu Espíritu Guerrero saldrá en
tu ayuda!
JP asintió, totalmente decidido. Iba a detener ese tiro, con o sin su
Espíritu Guerrero. No podían marcarles otro gol más. Nettuno también se preparó
para chutar.
—¡Torpedo Tridente!
—¡Yo defiendo la portería del Raimon! —gritó, poniendo todo su corazón—.
¡Protector de la Tierra, Atlas!
—¡Lo…! ¡Lo paró! ¡Jean-Pierre Lapin, el portero del Raimon, ha conseguido
proteger su portería usando su Espíritu Guerrero! ¡Parece que ha nacido un
nuevo y fiable protector del Raimon!
Tanto en el campo como en las gradas celebraron aquella salvada. Los dos
alumnos del Mar de Luna asintieron con satisfacción, mientras que los amigos de
Jude saltaron de alegría en sus asientos de la grada.
—¿Has visto, Samguk? —JP miró con alegría al portero.
—¡Sí! —asintió, con el orgullo burbujeando en su pecho.
—¡Bien, al contraataque! —ordenó Riccardo.
—¡Ese Riccardo! —Hikari vitoreó—. ¡Ya ha conseguido dominar el movimiento
de las arenas movedizas!
—¡Está usando el Virtuoso! —gritó Guille—. ¡Vamos, chicos, a por la
remontada!
—¡La magnífica parada de Jean-Pierre ha conseguido darle moral y nuevos
ánimos al Raimon y ahora se lanza al ataque! ¡Bajo la dirección del Virtuoso,
consiguen internarse en el campo del Universal! ¡Riccardo por fin tiene un uno
contra uno contra el portero!
—¡Venga, tú puedes! —animó Kai—. ¡Demuestra quién es el capitán aquí!
—¡Ese Espíritu Guerrero cómo mola…! —comenzó a canturrear Danny.
—¡Se merece una ola! —se rió Ana.
—¡La Presa Titánica del Espíritu Guerrero de Saturn colisiona contra los
Movimientos Armónicos de di Rigo! ¡Un enfrentamiento entre Espíritus Guerreros
impresionante…! ¡Gol! ¡El Raimon recorta un gol! ¡Ha marcado su capitán
Riccardo di Rigo!
—¡Golazo! —vitoreó Eris.
—Ahora toca el empate —sonrió Darren, totalmente emocionado por los
acontecimientos.
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Ahora que la
portería está asegurada con Jean-Pierre bajo los palos, el Raimon se centra en
la remontada. Con los ánimos caldeados tras el último gol, no pasa demasiado
tiempo antes de que consigan meter el gol del empate. Sin embargo, la acusación
de Victor hacia Arion de no estar dándolo todo al cien por cien descuadra al
centrocampista. ¿De verdad se está frenando? ¿Acaso es debido a que sabe el
estado de salud de Sol y por eso ha entrado en duda? ¿El toque de advertencia
por parte de Victor le hará despertar?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
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