CAPÍTULO 53- HASTA EL ÚLTIMO ALIENTO


A pesar de encontrarse sin aliento, Sol Daystar miraba con una gran sonrisa a sus rivales celebrando su primer gol.
—Qué bueno es el Raimon. Por eso tenía tantas ganas de jugar con ellos, con este Raimon, Arion…
—¡Vamos a recortar este gol que queda! —exclamó Riccardo.
—¡Sí!
—¡Ataca el Universal y otra vez en el centro se encuentra Daystar, dejando claro que no hay nadie que pueda detener a Sol!
Muy pocos se dieron cuenta de cómo el joven chico se cogía la parte del pecho con fuerza. Pero enseguida retiró su mano para invocar a su Espíritu Guerrero una vez que estuvo delante de la portería enemiga. JP no perdió tampoco el tiempo e invocó el suyo propio para un verdadero enfrentamiento entre invocadores.
—¡Llamarada Solar!
—¡Mano Mágica!
—¡En el duelo de supertécnicas de Espíritus Guerreros ha resultado ganador Jean-Pierre Lapin con su Mano Mágica! ¡Una supertécnica que recuerda muchísimo a la mítica supertécnica que Mark Evans estrenó en la final del Torneo Frontier Internacional hace diez años! ¡Epiquísimo! ¡Una semifinal de infarto!
Daystar clavó una rodilla en el suelo, recuperándose de todo el esfuerzo hecho en tan poco tiempo. Sin embargo, su sonrisa seguía sin irse. Porque eran increíbles. Todos los jugadores del Raimon eran increíbles, mucho mejor de lo que Sol se había imaginado.
 
—¡Ha sido buenísimo eso! —alucinó Annie.
—¡Y nada menos que la Mano Mágica! —silbó Sakura.
—Ojalá Mark hubiera estado aquí para verlo —sonrió Celia.
—Tendrá tiempo de verlo en persona —aseguró Jude.
—¡JP no pierde el tiempo y hace un paso largo! ¡Otra vez le va a llegar al capitán di Rigo! ¡Riccardo invoca al Director Magister y…! ¡Oh, cielos…! ¡Tan solo era un señuelo para despistar el portero y que el balón le llegara a Victor Blade, que saca a su Caballero Lancelot! ¡Y Victor revienta la portería con su Estocada de Lancelot! ¡El Raimon ha empatado! ¡Si Sol Daystar ha marcado todos los goles de su equipo, Riccardo ha sido clave para todos los goles del Raimon! ¡Dos a dos!
—¡Vamos, chicos! ¡Ánimo! ¡A por la remontada! —gritaban las gerentes, más animadas que nunca.
—¡Está claro que la intensidad del partido ha aumentado más todavía después del empate! ¡El Universal defiende con desesperación! ¡Hasta Daystar ha tenido que bajar a la defensa! ¡Un uno contra uno! ¡Adé Kébé y Sol Daystar se mantienen a la par, pero es Sol quien se roba el balón! ¿Será este otro ataque solitario del genio del Universal?
—No puede más… —murmuró Sakura en cuanto vio que Riccardo le quitaba el balón con gran facilidad—. Y ni siquiera ha terminado la primera parte…
—¡Vamos, Arion, chuta con todas tus fuerzas! —gritó Jade como una loca.
—¡Cielos, ha dado en el larguero! —exclamó el comentarista, con un montón de lamentos de fondo del público—. ¡El Raimon ha fallado una grandísima oportunidad!
—Ha dudado… —susurró Annie a Celia—. Y por eso ha fallado.
—Si hubiera tardado un segundo más, Daystar habría llegado hasta él —asintió Celia.
Tres pitidos resonaron por el Estadio Desierto, dando por finalizado el primer tiempo del encuentro.
Cuando todos los jugadores se reunieron en el banquillo, Jude y Annie miraron a Arion, que se dejaba caer sobre el banco. Mientras tanto, Sakura miraba desde la distancia el estado físico de Sol, que había terminado completamente arrodillado sobre el suelo. Se preguntó si el gran emperador le dejaría terminar el partido.
Victor se acercó hasta donde estaba Arion y le espetó en voz alta:
—Arion, ¿por qué razón has fallado?
Eso llamó la atención de todo el mundo.
—De todo el Raimon, el único que no lo está dando todo para ganar eres tú.
—Pero…
—Si no quieres ganar, vete del campo ya —fue el ultimátum de Victor.
 
—¡Hay que ver con los del Raimon, qué buenos son! —exclamó Nettuno tras pegarle un buen trago a su bebida.
—No puedo creer que hayan roto a mi Gigante Metálico… —el portero Saturn se miró con frustración la mano.
—Con el Raimon no podemos confiarnos ni siquiera teniendo una ventaja de dos goles —sonrió Sol, levantándose para dirigirse hasta la pizarra—. Pero ahora, la atmósfera de nuestro equipo es mejor. Chicos, sigamos atacando igual —se giró hacia sus compañeros—. Si conseguimos atravesar la defensa con nuestro fútbol, os prometo que ganaremos al Raimon.
Las palabras del capitán motivaron al Universal.
 
Mientras tanto, Jude estaba dando las instrucciones para la siguiente parte del partido.
—Equipo, habéis remontado en el primer tiempo, pero si queremos marcar el ritmo del partido, en el segundo tiempo tenemos que seguir atacando.
—¡Sí!
—Michael, Lucian te sustituirá, ¿vale?
Al chico le pilló un poco desprevenido el cambio.
—Las arenas movedizas de este Estadio Desierto agotan vuestras fuerzas rápidamente, pero lo mismo le tiene que estar pasando al Universal —explicó el entrenador Sharp—. Con la entrada de Lucian, que sale del banquillo descansado, le daremos el golpe de gracia a su defensa.
—Bien, lo entiendo, entrenador.
A pesar de las palabras del veterano, Lucian se acercó hasta él con preocupación.
—Michael…
—Tranquilo —le sonrió—. Es un partido muy importante, cuento contigo. Usa tu velocidad para sembrar el caos en su defensa.
—Sí, cuenta conmigo —asintió el novato.
—¡Tenemos que echarle ganas a este segundo tiempo! —dijo Riccardo, obteniendo una respuesta por parte del equipo.
Sin embargo, Arion todavía estaba perturbado por las palabras de Victor. Eso no era verdad. Claro que lo estaba dando todo para ganar. ¿Por qué demonios le había acusado de semejante cosa?
—Cuando decíais que Victor era un chico de armas tomar, nunca pensé que sería de esa forma —comentó Sakura.
—Esto no es nada —descartó Annie con un movimiento de mano—. Tendrías que haberle visto en su etapa más rebelde. Era aún peor cuando era un imperial.
—Prefiero que esté así a como lo estaba antes —asintió Celia.
—Ahora solo queda que Arion deje de retenerse por Sol Daystar —murmuró Jude—. Tiene buen corazón, pero ahora no es el momento.
 
—¡Semifinal del Camino Imperial! ¡Instituto Raimon contra el instituto Universal! ¡He aquí la segunda parte! ¡El Estadio Desierto consume las fuerzas de todos los jugadores! ¡En el instituto Raimon, Lucian entrará en sustitución de Michael! ¡Con ese cambio, afrontarán el segundo tiempo contra el instituto Universal! ¡¿A cuál de los dos equipos sonreirá la Diosa de la Victoria?!
—Vaya, parece que Victor le ha cantado las cuarenta a Arion —informó Ana, que se lo había comunicado Sakura por mensaje.
—¿Y eso? —se sorprendió Eris.
—Ha sido por el último tiro, el que ha mandado al larguero —Ana se guardó el móvil—. Le ha acusado de no darlo todo para ganar y que para eso, mejor que se largue del campo.
Hikari no pudo evitar reírse.
—Saber lo de Sol le está afectando —Danny arqueó las cejas.
—No es momento para ser un buenazo —resopló Kai—. Ahora mismo son rivales. Luego podrá jugar a los enfermeros con él fuera del campo.
—Pero lo de Daystar es preocupante —repuso Guille—. ¿Por qué la entrenadora deja que siga jugando si antes ha terminado por los suelos? Le puede dar algo ahí mismo si se esfuerza demasiado.
—Es como Erik, Gui —le contestó Darren—. Como cuando quiso jugar a pesar de su antigua lesión que amenazaba con no dejarle jugar nunca más. Si iba a ser su último partido, mejor irse por todo lo alto, obteniendo una victoria para el Unicorn.
—Pero este chico está enfermo, se está jugando su propia vida —replicó Saki—. No es lo mismo una lesión mal curada que tu propia salud. Este niño está enfermo desde que era un crío.
—Los adolescentes son así de temerarios —dijo Angy—. Para él es como si el mundo se acabara si no puede jugar más al fútbol. Igual que para nosotras cuando éramos más jóvenes.
—La intensidad viene por defecto en los adolescentes —se rió Hikari—. Solo espero que salga por su propio pie de este partido. Habrá sido una victoria para él aunque no ganen. ¡Ese es mi Lucian! ¡Vamos, primo mío!
—Claro, porque el Raimon ganará —aseguró Eris.
—Anda, Sol y Arion se están enfrentando —observó Ana.
—¡Arion había ido a defender a Daystar, pero el capitán del Universal no le está dejando ni tocar el balón! ¡Parece que está bailando con él a su son!
—Qué manera de ningunearle, madre mía —se asombró Guille—. Tienen la misma edad, pero se nota la diferencia de nivel.
—¡Menudo choque de titanes! ¡Una y otra vez se enfrentan para ver quién se lleva el balón a su territorio! ¡Pero es Sol quien ha pasado y logra dejar atrás a Arion! ¡Aitor y Gabriel intentan detenerlo, pero Sol acelera al máximo y pasa de largo! ¡I-increíble! ¡Sol Daystar ha sido capaz de superar a los cuatro defensas y ya está casi enfrente de la portería…! ¡Cielos! ¡Arion ha bajado y está cargando contra Daystar!
 
—¡No te dejaré…!
—¡Arion…!
—¡Sol! ¿Cómo un jugador tan bueno como tú se ha unido al Sector Quinto?
—¡Es verdad! Pero si tú lo sabes, ¿no? Fue por el Sector Quinto y por las verdaderas intenciones del gran emperador.
Esas palabras pillaron desprevenido a Sherwind, que trastabilló hacia adelante cuando Sol se detuvo de golpe. Arion consiguió mantener el equilibrio y quedar delante del capitán rival.
—Pero hoy… ni el Sector Quinto ni el gran emperador tienen nada que ver. ¡Solo quiero luchar contra todo y ganar el partido! ¡Eso es todo!
Sol volvió a dejar atrás a Arion con su regateo. El chico volvió a colocarse delante de JP para sentenciar el partido.
—¡Lo pararé cueste lo que cueste! ¡Protector de la Tierra, Atlas!
Sol afiló su mirada y chutó directamente.
—¡Cuidado! ¡Daystar había hecho ese tiro dándole una terrible capacidad de rebote! ¡Jean-Pierre no es capaz de llegar al remate! ¡Ha marcado! ¡Daystar ha vuelto a abrir la portería del Raimon con un gol conseguido con una técnica increíble! ¡Tres a dos! ¡El instituto Universal vuelve a aumentar aún más su ventaja respecto al Raimon!
—Te estoy esperando, Arion —le soltó mientras pasaba por su lado, con una sonrisita algo maliciosa—. Tú deberías ser capaz de volar más alto de lo que estás haciendo.
 
—Menudo tiro más bonito —maldijo Annie—. Con un giro perfecto para que le llegara a él y así poder engañar a JP.
—Contra eso, no podía hacer mucho el chico —asintió Sakura.
—Podría haber tenido alguna posibilidad si se hubiera dado cuenta de la rotación del balón —dijo Jude—. Pero de nada sirve lamentarse ahora.
—¡Y ahora saca de centro el Raimon! ¿Conseguirán reaccionar?
—Un momento, ¿qué está haciendo Arion? —preguntó Skie.
Arion había entrado a toda velocidad al campo del Universal, pidiéndole el pase a Riccardo.
—¿Pretende atacar él solo? —se preguntó Sakura.
—Tiene algo en mente —dijo Jude.
Riccardo no dudó en hacerle llegar el balón a Arion con un bonito pase largo. Los defensas del Universal se fueron a por Arion para detenerlo, pero el chico consiguió driblarles a todos sin perder el tiempo, usando también su Brisa Deslizante.
—Ahora sí que está jugando como siempre —se maravilló Celia—. Ese es el Arion cuyo punto fuerte es el regateo.
—Parece que ya ha dejado de preocuparse por Sol y ahora lo está dando todo por el fútbol —asintió Annie.
—Está respondiendo con la misma intensidad con la que está jugando Sol. Es lo mínimo que puede hacer: corresponder con todo lo que tiene —comentó Sakura.
—¡Arion tiene delante a Daystar cerrándole el paso! ¡Detrás del capitán, solo queda el portero y otro posible gol del empate! ¡Sol saca a su Espíritu Guerrero, pero Arion también invoca a su Pegaso Alado! ¡No! ¡Esperad! ¡Este es nuevo! ¡Arion ha evolucionado su Espíritu Guerrero y ahora es Alado Archipegaso! ¡¿Cuándo lo ha evolucionado?!
—¿Qué demonios? —Annie se quedó alucinada.
—Ah, ¿no te lo dije? —Celia miró a la morena—. Sacó a su Alado Archipegaso cuando estuvimos en la Isla Santuario.
—¿Qué? No jodas —silbó Sakura.
—¡¿Y por qué demonios no me dijiste algo tan importante, tonta?!
—Se me pasaría… —se rió ella, algo avergonzada.
—¡Arion ha volado! —gritó Jade, viendo cómo el chico superaba a Sol.
—¡Arion Sherwind chuta desde el aire sin previo aviso y Saturn hace lo imposible para detener el tiro con la Presa Titánica de su Espíritu Guerrero, pero se ve superado! ¡El tiro de Arion ha atravesado la portería del Universal y empata por segunda vez!
Varios compañeros se lanzaron encima de Arion para celebrar su gol.
 
—¡Eso ha sido alucinante! —gritó Guille—. ¡¿Desde cuándo lo tiene?!
—Lo evolucionó estando en aquella isla —le explicó Hikari.
—No lo había vuelto a sacar hasta ahora, así que es normal que nadie supiera de él —asintió Danny.
—A mí casi se me había olvidado —reconoció Angy.
—Parece que el Universal está planeando algo —señaló Kai—. Están hablando con la entrenadora.
—¿Eh? ¿Han bajado a Sol? —murmuró Saki—. No es buena señal.
—Ahora que han visto que Arion ha sacado un nuevo Espíritu Guerrero, estoy seguro de que usarán su mejor baza —predijo Darren.
—También han cambiado a uno de los defensas —se dio cuenta Eris—. Fijo que es un invocador.
—¿Y no puede ser que su cuerpo haya llegado ya a su límite? —dudó Guille.
—¡Y Riccardo di Rigo sale disparado nada más sonar el pitido! ¡Con esa entrada tan fuerte, logra robarle el balón a Mars! ¡Se dirige rápidamente hacia donde se encuentra su némesis, que no se ha movido todavía! ¡Dios mío…! ¡Sol acaba de mandar por los aires a Riccardo al invocar a su Espíritu Guerrero! ¡Menuda potencia ha sacado…!
—Increíble que todavía pueda sacarlo en el estado en que está —dijo Darren con asombro.
—No, mirad lo que está sucediendo —señaló Angy.
Detrás de Sol, estaban todos sus compañeros compartiendo sus fuerzas para que su capitán pudiera invocarlo una vez más.
—El enlace de Espíritu Guerrero…
—¿Qué es eso? —preguntó Eris, mirando a Hikari, que era quien había hablado.
—Es una conexión entre sus compañeros y Sol —respondió Danny—. En la Isla Santuario ocurrió dos veces cuando se enfrentaron al Equipo Zero.
—Le están mandando energía para que Sol pueda invocar una vez más —continuó Angy—. Además de eso, también se pueden fusionar los Espíritus Guerreros para crear otro mucho más poderoso. Riccardo, Arion y Victor lo hicieron para poder luchar contra la invocación fusionada de Bai Long y Tezcat.
—Pero si lo hacen, ¿no reventarán a Sol en cuanto choquen? —Saki estaba bastante preocupada—. Es una locura que estén forzando de esa manera al chico. No creo que pueda aguantar el golpe…
—Te preocupas demasiado —le cortó Kai—. Estos chicos son más fuertes de lo que parecen. Sol está sacando fuerza de donde no hay para detener al Raimon. Morirá luchando. Y yo quiero ver esto, es demasiado emocionante, Saki. No me digas que no.
—Tienes razón, pero…
—¡Los han fusionado! —señaló Eris.
—¡Esto es increíble! ¡Lo nunca visto! —el comentarista gritaba como un loco—. ¡Dos enlaces de espíritus ejecutados de manera distinta! ¡Uno compartiendo energía y el otro, fusionándolos para crear uno nuevo! ¡Esto es una semifinal a la altura del grandísimo torneo que está siendo este año! ¡Sol Daystar se prepara para chutar con su Llamarada Solar! ¡El chut colisiona contra los tres jugadores del Raimon! ¡Y aparece en escena el Señor de las Bestias, Grifo! ¡Listo para defender con todo la portería!
 
—¡Atraviésalo, Sol! —animaron sus compañeros.
—¡Sí!
Sol saltó para que Apolo diera más fuerza al tiro. Los tres jugadores parecían retroceder por la fuerza renovada del chut.
—¡Riccardo! ¡No puedes perder, pardiez! —gritó Ryoma.
—¡Aguanta firme, Victor! —Lucian le mandó todas sus fuerzas desde la distancia.
—¡Ánimo, Arion! —incluso el grito de JP desde la portería le llegó a su mejor amigo.
Los gritos de sus compañeros provocaron que el Señor de las Bestias consiguiera repeler al Espíritu Guerrero de Sol y los tres rechazaron la pelota con todas sus fuerzas hacia la portería.
—¡Adelante!
—¡El portero del Universal consigue invocar a su Espíritu Guerrero para detener el impresionante tiro del trío del Raimon! ¡Pero el chut es tan fuerte y rápido que Saturn se queda a la mitad de realizar su supertécnica de atajo! ¡Es el gol del desempate para el Raimon! ¡Un tiro del renacido Apolo que ha sido rechazado y encajado en la portería del Universal! ¡Increíble! ¡Impresionante! ¡Menuda remontada! ¡Han conseguido completar la remontada! ¡El público se vuelve loco ante este apoteósico partido! ¡Y suena el pitido final! ¡El equipo que ha logrado dar el definitivo golpe de este partido ha sido el instituto Raimon! ¡El Raimon llega a la final!
En el banquillo del ya primer finalista todos saltaron de la alegría para celebrar la victoria. Annie y Sakura chocaron palmas de la emoción. Celia zarandeaba sin miramiento alguno el brazo de Jude, llevada por la alegría. Y sus amigas estaban dando saltos y gritos de alegría en las gradas.
 
—Así que… hemos perdido, ¿eh…?
El cuerpo de Sol no pudo aguantar más y terminó colapsando. Arion fue enseguida a socorrerle, al igual que sus compañeros cuando se dieron cuenta.
—¡¿Estás bien, Sol?! —se agachó a su lado el jugador del Raimon—. ¿Eh?
Sol convulsionaba, pero por culpa de su risa.
—He gastado todas mis fuerzas —anunció el chico con una sonrisa en los labios y mirando al cielo—. Ya no puedo ni moverme —miró a Arion.
—¡Pero Sol…!
—No tenía ni idea de que se pudiera disfrutar tanto jugando un partido. Parece que esta es una de las muchas cosas que me has enseñado, Arion. Muchísimas gracias por todo, amigo —miró a sus compañeros—. De verdad, muchas gracias a todos.
—Daystar… —murmuraron los del Universal, conmovidos por las palabras de su capitán.
Arion no tuvo más remedio que sonreír ante eso.
—Este ha sido mi último partido, Arion —dijo, pillando desprevenido al chico—. Quiero que sepas que me alegro mucho de haber jugado contigo. Ahora ya puedo despedirme tranquilo.
—Sol…
En el cielo había un pajar surcando el aire, bajo ese precioso cielo azul decorado con nubes esponjosas y ligeras.
—Debería poder despedirme tranquilo, pero… —el rictus de Sol se deformó a uno de tristeza y desesperación—. Arion, ¿qué voy a hacer? Sigo… sigo queriendo jugar al fútbol… —apretó con fuerza su camiseta, para que las lágrimas no salieran—. ¡Necesito poder jugar al fútbol!
—Oye, Sol… —Arion colocó su mano sobre el puño cerrado del chico—. Seguro que puedes. ¿No has dicho que jugaste dando todas tus fuerzas? —le pegó un tirón para que el pelinaranja quedara sentado—. Seguro que te recuperarás. Y podrás volver otra vez a un campo de fútbol. Porque si uno da todo lo que tiene, puede superar cualquier obstáculo. Eso es algo que tú mismo me has enseñado.
—Arion… —sonrió levemente, impresionado por sus palabras.
—Y por supuesto que volveremos a jugar al fútbol —apretó su mano con suavidad—. Yo siempre estaré esperando a que vuelvas, Sol.
—De acuerdo, Arion —colocó su otra mano sobre la de Arion—. La enfermedad no podrá conmigo. Yo seguiré entrenando y algún día podré volver.
Arion terminó de levantarle, diciendo:
—Lo has prometido, ¿eh?
—Sí —asintió.
 
—¡En reconocimiento al inmenso duelo que han tenido ambos equipos, el estadio entero estalla en una inmensa ovación! ¡Jugadores del Universal, jugadores del Raimon, ha sido un partido magnífico! —terminó por felicitar el comentarista.
—¡Y tanto que lo ha sido! —gritó Guille.
—Hemos hecho bien en venir a verlo —asintió Darren.
—¿Ves, Saki? Puede salir por su propio el chico —sonrió Kai a la chica.
—Es un alivio… —suspiró la rubia, sonriendo.
—Ese chico debería conocer a Erik —comentó Ana—. Seguro que Erik ayuda a Sol a que sus fuerzas no decaigan.
—Se lo podemos decir después —asintió Hikari.
—Bueno, ahora viene la comida de celebración, ¿no? —sonrió Danny.
—Eres una glotona. Solo piensas en comida —se rió Angy.
—¡Riccardo…! —gritó Eris.
El grupo de amigos miró hacia el campo, donde el joven capitán del Raimon había colapsado de repente sobre el césped.
 
 
 
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Habiéndose clasificado para la final del Camino Imperial y con su capitán con problemas de salud, el Raimon tiene que organizarse una vez más de cara al partido. Sin embargo, la vida siempre da una de cal y otra de arena. A pesar de los contratiempos, alguien volverá para iluminar de nuevo sus corazones con esperanza y fuerzas para ganar el torneo y derrotar al Sector Quinto. ¿O tal vez Arion no lo tenga tan claro?
Si lo queréis averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: ¡CUÁNTO TIEMPO!
¡¡¡Esto es fútbol al rojo vivo!!!




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