CAPÍTULO 57- HÉROES
—Madre mía, cómo sale la peña. La primera en la frente —maldijo
Angy.
—¡Flores le arrebata el balón y aprovecha para chutar!
¡El tiro hecho con la fuerza del Espíritu Guerrero amenaza la portería del
Raimon!
—¡Vamos, Samguk, tú puedes! —exclamó Silvia.
—¡Toma ya! —saltó Nelly—. ¡Salvada!
—¡Pero no hay tiempo para relajarse! ¡Porque vuelven a
chutar con un Espíritu Guerrero! ¡Samguk Han realiza de nuevo su Barrera de
Gaia…! ¡Lo ha vuelto a detener, pero con su supertécnica siendo reventada! ¡Una
parada a la desesperada! ¡Y una vez más han chutado con un Espíritu Guerrero!
¡No sabemos si el portero logrará a tiempo!
—¡Vamos, grandullón, detenlo! —gritó Kai, con Wan-Chang
interponiéndose en el tiro.
—¡Por desgracia, Wanli no ha podido parar el tiro! ¡Pero
ha servido para que Samguk haya podido despejarlo! ¡No dejan respirar al
Raimon, ahí va otro poderoso chut! ¡Samguk consigue agarrarlo, pero termina
estrellado contra uno de los postes!
—Madre mía, qué hostión —Hikari se llevó las manos a la
boca—. Creo que no se mueve.
—Joder, se ha desmayado —se dio cuenta Danny.
—¡Samguk abandona el terreno de juego tras los golpes que
ha recibido al defender la portería! ¡Se lleva todo el cariño de la grada para
que haya una pronta recuperación! ¡En sustitución de Samguk Han entra
Jean-Pierre Lapin para proteger la portería del Raimon!
—No me fío que solo esos cuatro sean invocadores… —rumió
Ana.
—Fijo que hay más entre ellos. Está más que claro que el
portero y capitán del equipo también es invocador —señaló Eris.
—No nos adelantemos a los acontecimientos. Primero tienen
que planear una estrategia para pasar la línea de defensa, que encima les pueden romper el culo con sus tiros —suspiró Sakura.
—Seguro que intentan atraerlos para que adelanten su
línea de defensa y así colarse en el campo —analizó Guille.
—Sí, solo para toparse con los cuatro centrocampistas —repuso
Yeidi.
—Sea por donde sea, lo tienen jodido tanto en ataque como
en defensa —Andrea se cruzó de brazos—. No tenemos a ningún convocador en la defensa
salvo a JP, pero apoyarse solo en él es arriesgarse demasiado.
—Sí, cuatro contra uno. A la larga se va a terminar
cansando JP de tanto sacar su Espíritu Guerrero —asintió Tris.
—Vamos a ver qué es lo que planea el capitán Arion —dijo
Esther—. Este es el primer problema al que se enfrenta, así que a ver qué es lo
que decide.
—Ya sí que estará a prueba a partir de ahora —Rubén
frunció el ceño.
—Me pregunto qué es lo que haría Riccardo en esta
situación.
—Yo creo que Arion también se lo está preguntando, sí —Joss
miró a Saki, alzando la ceja—. Vamos a tenerle fe a Arion. Si Riccardo le ha
dado la capitanía, será por algo.
—¡Se reanuda el partido! ¡El Monte Olimpo tiene un saque
de esquina! ¡Erik Pentona sale victorioso de su duelo con Gabi! ¡Pero Subaru
sale de repente para cortarle el paso! ¡Eugene es quien recupera el balón y
comienza el contraataque del Raimon! ¡Fivier Saviola corta el pase de Eugene a
Michael! ¡Pero Adé logra recuperarlo enseguida! ¡Están entrando con fuerza
dentro del campo del Monte Olimpo! ¡Ahora la posesión la tiene el capitán
Sherwind! ¡La Brisa Deslizante manda a volar a Aimé Quintet! ¡Y así logra
atravesar la defensa! ¡Es un uno contra uno contra el portero! ¡El capitán
invoca a su Alado Archipegaso para chutar con todas sus fuerzas! ¡Pero el Sabio
Monarca Rey Blanco hace acto de presencia! ¡Detiene el tiro con la Corona de
Fuego! ¡Ha sido una oportunidad buenísima, pero no ha podido ser!
—Eris tenía razón —dijo Einar—. Va a ser difícil superar
al portero.
—Por lo menos, han podido chutar. Algo es algo —Greg
tenía una visión algo más optimista.
—¡Oh, no! ¿El portero también es un invocador? —se
lamentó Arion.
—No sabes nada… —sonrió Quentin Cinquedea—. Todos los
once miembros del Dragon Link somos invocadores.
—¡Impresionante lo del Monte Olimpo! ¡Todos sus jugadores
acaban de sacar un Espíritu Guerrero!
—¡¿Eh?!
—No puede ser verdad…
—¡Me deja boquiabierto…!
—Ahora vas a probar por ti mismo el poder de Dragon Link —dijo
el capitán antes de chutar.
—¡Arion! —avisó Victor.
—¡Cuidado! —Michael se interpuso entre el tiro y Arion,
recibiendo el golpe de lleno.
—¡Michael, no!
El siguiente tiro tumbó a Victor, a Adé y a Ryoma de
golpe. Luego fue el turno de otros cuatro más.
—¡No es posible que…!
—Sí —Victor confirmó las sospechas de Arion—, usan los
tiros de los Espíritus Guerreros.
—¡Ja! ¡Vosotros jamás seréis capaces de detenernos! —sonrió
uno de los delanteros.
Entre tiro y tiro habían llegado de una manera rapidísima
hasta la portería. JP sacó su Espíritu Guerrero para prepararse.
—¡Somos el superequipo de fútbol! ¡El arma secreta del
Sector Quinto! —se rió el capitán del Dragon Link.
—¡Ni siquiera la Mano Mágica del Espíritu Guerrero de JP
ha podido parar el poderosísimo tiro del delantero del Monte Olimpo! ¡Se
adelantan en el marcador! ¡Tres a dos!
—¡Maldita sea, hemos llegado tarde! —maldijo Yuuto,
llegando hasta la zona de las gradas.
—Qué se le va a hacer, no vamos a llorar por la leche
derramada.
—Caleb —saludó Xavier.
—Nathan, Eve y Jack también han venido —dijo el chico.
—¿Habéis venido todos? —preguntó Jordan.
—Claro, en este partido se decidirá el futuro del fútbol —respondió
Jack.
—Nuestro deber como exjugadores del Raimon es seguir la
final de principio a fin —dijo Nathan.
—¿Tenéis idea alguna de dónde se encuentran los jugadores
del Monte Olimpo? —preguntó Yuuto.
—Pues sí —asintió Eve—. ¿Sabéis quién está aquí? ¡Dave
Quagmire…!
—Está con Lina —asintió Caleb.
—¿Se han encargado de cuidarles? —se sorprendió Jordan.
—¿Y Shawn? —quiso saber Xavier.
—Ha ido a buscar a las chicas —respondió Eve.
—¿Dónde están? —preguntó Yuuto.
—Aquí ni siquiera hay cobertura —se dio cuenta Jordan.
—No importa —cortó Caleb—. Tris me mandó una foto de
dónde se sentaban. Venga, vamos.
—Todos los jugadores son invocadores… —murmuró Jude.
—Así que este es el fútbol al que aspira Gyan Cinquedea… —comentó
Mark.
—¿Qué clase de entrenamiento han recibido estos niños…? —Estela
miró con miedo hacia el banquillo rival, donde Cinquedea sonreía con
satisfacción.
—¡Oh, no, Michael! —exclamó Rosie.
—¡Se lo han cargado esos malditos! —dijo Jade.
—Lucian, entrarás por Michael —anunció Mark—. ¡En marcha!
—¡Sí!
—¡En el instituto Raimon, Lucian sustituye a Michael
Ballzack! ¡Este es su segundo jugador lesionado!
—Michael…
—No pongas esa cara, hombre. Solo te protegí porque todos
saben que si el capitán cae, el equipo se viene abajo. Te encargas… del resto.
—Han vuelto a adelantarse otra vez… —Victor miró hacia el
marcador.
—No me imaginaba que todos fueran invocadores —dijo Gabi.
—¿Así es el Dragon Link? —Lucian ya estaba en el campo
con ellos.
—¿Cómo vamos a poder enfrentarnos con una gente capaz de
eso? —Aitor estaba preocupado.
Todos miraron hacia Arion, que estaba ya sumido en sus
pensamientos, pensando maneras de poder contrarrestar ese poder tan tremendo. Tenía
que pensar en algo y rápido. ¿Cómo podían superar tal diferencia de poder? Ellos
no tenían tantos Espíritus Guerreros como el Dragon Link. ¿Cómo podía
detenerlos? ¿De qué forma?
—¡Eso es…! —Arion miró con decisión a sus compañeros.
—¡Shawn…! —Angy se levantó para saludar a su novio—. Creía
que ya no vendrías.
—Siento el retraso.
—¿Vienes solo? —preguntó Kai—. ¿Sabes algo de Yuuto?
—No, no me la he encontrado. ¿Es que no ha venido con
vosotras?
—Se ha quedado en el cuartel de la Resistencia —explicó
Hikari.
—Ahí está Jack —señaló Danny antes de gritar a viva voz—:
¡Eh, Jack, estamos aquí!
—Tía, cállate, que creo ya sabían que estábamos aquí —Ana
hizo sentarse de nuevo a la pelirrosa, muriéndose de la vergüenza.
—Nos está mirando todo el mundo, cabrona —le bufó Eris—. Llegas
tarde, Eve.
—Y una mierda, he llegado en el mejor momento —sonrió la
pelirroja—. Parece que ahora el Raimon comienza a recibir una buena paliza.
—Y tanto —Yuuto estuvo de acuerdo—. Porque el Dragon Link
está formado por invocadores.
—¿Dragon Link? —Sakura arqueó la ceja—. Pero si son el
Monte Olimpo.
Xavier y Jordan se encargaron de explicar a grandes
rasgos a sus amigos todo lo que habían averiguado. Yuuto pasó de hacerlo,
acomodándose en el asiento. A Greg le miraron algo mal por no decirles nada,
pero al español se le había olvidado por completo comentárselo a sus amigas.
—Entonces por eso no nos iban los móviles. ¿Es que tienen
a algún vidente o qué? —se preguntó Guille.
—Ni idea —respondió Andrea—. Pero me alegro de que hayáis
podido venir aquí sin que suceda nada malo —Andrea le dio un beso fugaz a
Jordan.
—Ya tardabais, cabrones —Tris revolvió la melena castaña
de Caleb—. Ya creía que os habíais perdido.
—Ya quisieras, idiota —sonrió Caleb.
—¡El Raimon se acaba de ver superado! ¿Será capaz de
alcanzar a su rival? ¡Se reanuda el partido!
—Atentos, chicos —avisó Silvia, haciendo que todos se
callaran.
—Oh, no, ya les han robado el balón —se preocupó Nelly.
—¡Victor Blade se ha opuesto con su Espíritu Guerrero al
que había sacado Pentona del Monte Olimpo! ¡Es un tremendo duelo! ¡Duelo que gana
Blade, pero Delafünfe sale al paso para tomar posesión! ¡Ahora es Ryoma Nishiki
quien invoca a su Espíritu Guerrero para hacerle frente al centrocampista!
¡Otra colisión impresionante que rechaza a ambos jugadores y deja la pelota en
el aire!
—¿Qué están haciendo? —Esther frunció el ceño.
—Creo que la estrategia de Arion es la de enfrentar
espíritu contra espíritu —intentó deducir Rubén.
—Pero... las cuentas no salen —dijo Saki—. Solo hay
cuatro invocadores en el Raimon. Si quitamos a JP que está en la portería, ¿van
a enfrentarse tres contra once?
—Es una completa locura —intervino Joss—. Lo único que
conseguirá es que los que más posibilidades tengan de marcar gol se cansen
antes de tiempo.
—Y sin delanteros, no hay posibilidad de remontar —asintió
Einar—. A menos que sea Arion el único que se guarde las fuerzas.
—No lo creo —repuso Greg—. Arion también lo irá sacando,
pero es una mala estrategia. Los del Dragon Link estarán acostumbrados a jugar
con sus invocaciones, pero nuestros niños no.
—Es un suicidio —concluyó Caleb.
—Muy bien hecho, Victor —felicitó Vlad mirando hacia la
televisión.
—Pero esa estrategia… —murmuró Ken.
—¿Sucede algo?
—Pues…
Ken se detuvo en cuanto vio algo por el rabillo del ojo. Se
dio cuenta de que era un joven en muletas. Y creyó reconocer al capitán
lesionado del Raimon.
—¿Qué pasa? —se dio cuenta el mayor de los Blade.
—Creo que Riccardo se está dando a la fuga con las
muletas.
—¿Qué? ¿En serio? ¿Pero a dónde va?
Ken miró hacia la televisión y luego hacia la puerta.
—Creo que al Estadio Cénit. ¿Te importa si…?
—Pues claro que no, tranquilo —sonrió Vlad—. Ve, antes de
que se haga más daño.
Ken asintió antes de ir detrás de Riccardo.
—¡Riccardo!
Vio cómo Camellia intentaba entrar dentro del mismo
ascensor que el adolescente, pero que no llegó a tiempo.
—¡Vamos por las escaleras, será más rápido! —le gritó
Ken.
Ken abrió la puerta de incendios, esperando a que la enfermera
reaccionara. Consiguieron llegar hasta él cuando ya estaba a mitad de camino
del recinto del hospital.
—¿Dónde crees que vas? —Cammy se puso delante del chico.
—¡Tengo que decírselo!
—¿Qué?
—¡Tengo que decirle una cosa a Arion! —exclamó,
intentando rodear a Cammy—. ¡Es muy importante!
—¿Quieres decir que vas al estadio? —Cammy le siguió—.
¡No puede ser! —se interpuso de nuevo—. ¡Todavía no estás en condiciones de
moverte!
—¡Pero es una cosa…!
—¿Qué es tan importante como para que hagas peligrar de
esa manera tu lesión? —le cortó Ken, mirándole seriamente.
—¡Es una cosa que solo puedo decirle yo, de verdad…! —Ken
le miró con desesperación—. ¡Dejadme ir, por favor! ¡Ken! Tú fuiste capitán
también, ¿no? Y has estado viendo el partido. ¡Entonces tienes que
comprenderme! ¡Tienes que saber lo urgente que es esto! ¡Por favor!
Cammy y Ken se quedaron estáticos por los gritos de
Riccardo. Los dos se le quedaron mirando en silencio.
—Es por tus compañeros, ¿a que sí?
—¿Eh? —el chico no entendió la pregunta.
—Al ver esa mirada… soy incapaz de detenerte.
—Eres una blanda, Cammy —comentó Ken, sonriendo
levemente.
—Tal vez, pero no voy a dejar que Riccardo vaya solo. Iremos
juntos al estadio, yo te llevaré.
—Error, nosotros te llevaremos —corrigió Ken—. Mi coche
corre más —dijo, sacando sus llaves.
—Pero yo conduzco mejor que tú —Cammy le arrebató las
llaves con decisión.
Riccardo se sorprendió ante la actitud de la enfermera
Travis, pero tampoco comentó nada. Ken decidió cargar al chico para llegar más
rápido hasta el coche.
—¡Caballero Lancelot! ¡Estocada de Lancelot!
—¡Sabio Monarca Rey Blanco! ¡Corona de Fuego!
—¡Lo ha parado! ¡Quentin Cinquedea ha detenido con
seguridad el tiro del Espíritu Guerrero de Victor! ¡En tan solo dos pases, el
balón va de lado a lado del campo hasta llegar a David Quintola! ¡Con su Peón
Blanco, chuta hacia la portería! ¡Sin embargo, ahí está JP con su Mano Mágica
para detener el tiro! ¡El Monte Olimpo intenta recuperar la posesión del balón
con Saviola y su Caballo Blanco! ¡Cielos! ¡Ryoma y su Espíritu Guerrero han
chocado con él…! ¡Y otro tiro más del Monte Olimpio! ¡El Raimon no hace más que
defenderse del peligro! ¡Como las tornas no cambien
pronto, el partido estará sentenciado a la victoria del Monte Olimpo!
Entre Arion y JP consiguieron sacar el balón por la
banda, para alivio de los jugadores del Raimon. Porque JP ya tenía una rodilla
clavada en el césped y Victor y Ryoma estaban ya sufriendo las consecuencias.
—Arion, ¿tú estás seguro de esto? —le preguntó Victor.
—¿Eh?
—Aquí tenemos cuatro Espíritus Guerreros, pero sin
embargo, ellos tienen once. Si seguimos así, nos acabarán encerrando.
—Tranquilo —sonrió Arion.
—¿Qué? —se sorprendió Blade.
—Nos defenderemos de sus ataques enfrentando los
Espíritus Guerreros —Arion se secó el sudor de la frente—. Antes o después se
irán agotando. En ese momento, solo tendremos que atacar y conseguiremos el
empate.
Victor miraba a su capitán sin estar del todo seguro de
esa estrategia. Pero como siempre, no dijo nada.
—¡El partido se reanuda con el saque de banda del Monte
Olimpo! ¡Federico Cinco es el encargado, haciéndoselo llegar a Jacques
Cinquini, que está ya listo con su Espíritu Guerrero!
—¡Ahí vienen! ¡Victor!
—¡Sí! —respondió a la orden de su capitán—. ¡Caballero…!
¡Maldición…! —Victor terminó arrodillado al verse incapaz de sacar a su
Espíritu Guerrero—. ¡Vamos, Caballero Lancelot…!
Victor no pudo.
—¡Bravo Samurái Musashi…!
—¡Bien, Ryoma!
Los dos invocadores se enfrentaron, pero el imperial
dibujó una suave sonrisa al ver que Ryoma la estaba pasando canutas durante el
duelo.
—¡Discúlpame, Arion, pero…! ¡Ya no tengo fuerzas para mi…!
¡Mi Espíritu Guerrero…!
—¡Increíble! ¡Ryoma Nishiki ha salido disparado tras la
fuerza arrolladora de Cinquini…!
—¡¿Ni Roma ha podido?! —Arion comenzó a desesperarse.
—¿Es que os habíais creído que podríais mantener los
Espíritus Guerreros tanto tiempo como nosotros? —se rió Cinquini antes de
chutar—. ¡Ilusos!
—¡Alado Archipegaso! —Arion usó la cabeza para intentar
despejar el tiro, pero salió despedido.
—¡Ahora sí que marcaremos!
—¡Subaru…! —exclamó el capitán al ver al defensa.
—¡Aunque no tengamos Espíritus Guerreros…!
—¡Demostraremos que podremos pararos…! —terminó de decir
Wanli Changcheng—. ¡Muralla de Atlantis! ¡Toma, tú!
—¡Wanli y Subaru bloquean el tiro con desesperación!
¡Subaru Honda ha ido a ayudar a su compañero! ¡Pero todo en vano porque el tiro
les hace fallar! ¡Aunque al menos han conseguido desviarlo para que dé en el
larguero! ¡Balón todavía en juego! ¡Oh, Gabriel García se interpone en el tiro
intentando pararlo con su pecho! ¡A él se le une Aitor Cazador! ¡Otra vez! ¡Ha
dado en el larguero! ¡El Raimon está realizando una defensa desesperada!
Arion vio a todos sus compañeros tirados por el suelo.
—Chicos…
—¡Arion…! —Lucian llegó hasta él—. ¡Si seguimos así, nos
aplastarán! ¡¿No lo ves?! ¡Ahora ni Ryoma ni Victor pueden sacar sus Espíritus
Guerreros! ¿Qué debemos hacer? ¡Eh, Arion!
—Lucian… —el capitán parecía que se percataba en ese
momento del jugador.
—¡Tienes que darnos una explicación, capitán…! —Dark
estaba desesperado.
La mente del capitán parecía haberse quedado en blanco,
sin poder reaccionar. Estaba bloqueado. Justo en el peor momento.
—Todo el equipo guardando la portería, ¿eh?
Quentin Cinquedea había bajado hasta la portería del
Raimon, atrapando el balón bajo su pie.
—Qué estupidez —sonreía con superioridad—. ¿Me vais a
decir que este es vuestro famoso fútbol? Voy a darle el golpe de gracia a
vuestro patético fútbol de una vez… ¡Ven a mí! ¡Sabio Monarca Rey Blanco!
—¡Lo pararé! —Arion dio un paso adelante—. ¡Yo lo voy a
parar…! ¡Alado Archipegaso…!
—Conque el viento de la revolución… ¡Desaparece! —Quentin
chutó.
Arion no tuvo oportunidad contra Cinquedea. Salió volando
junto a Lucian. Adé y Eugene fueron a detener el balón, pero la pelota siguió
con su trayectoria. JP sacó a duras penas su Espíritu Guerrero, pero tan rápido
como se materializó, se desvaneció, concediendo así otro gol para el Dragon
Link.
El marcador ya iba cuatro a dos.
—¡Los jugadores del Raimon han recibido unos ataques
escalofriantes y ahora no pueden ni ponerse de pie!
—Es por mi culpa… —se lamentó Arion, levantándose como
podía—. ¿Qué les he hecho…?
Si hubiera estado el capitán Riccardo, eso no habría
pasado. Riccardo siempre les daba órdenes en todo momento y les guiaba hacia la
victoria, sin ocasionar tales daños como él había hecho.
Era un idiota.
Todos se estaban agotando por colisionar espíritu contra
espíritu y él no se había dado ni cuenta. Así estaba demostrando la pésima
actuación que estaba haciendo como capitán, que no se merecía el puesto. Que no
sabía ser capitán. ¿Qué demonios había visto Riccardo en él para confiarle tal
responsabilidad?
—Lo único que he hecho ha sido sostenerme con el trabajo
de ellos… —las lágrimas de Arion caían por sus mejillas hasta aterrizar en el
césped—. Menudo capitán soy… ¿Así que todo saldrá bien? ¡Pero qué equivocado
estaba…!
—Parece que hasta aquí ha llegado el Raimon —sonrió Gyan
Cinquedea—. ¿Lo has entendido ya? El fútbol del Sector Quinto es lo correcto. Las
revoluciones no tienen ningún sentido. Y así todo estará completo. Un fútbol
perfecto bajo una regulación también perfecta. ¿Espíritu contra espíritu? Quizás
deberías enseñarles a cómo invocarlos y mantenerlos, Supreme.
Supreme se mantuvo de pie al lado del fundador del Sector
Quinto. Alex Zabel también estaba en silencio, viendo cómo el Raimon estaba
cayendo en la desesperación.
Las piernas de Arion fallaron y terminó agachado en el
suelo, mientras seguía llorando.
—¿Qué clase de capitán soy? Si he hecho pedazos al equipo…
Soy un fracaso de capitán… porque conmigo al frente… jamás podremos ganar…
—¡Arion…! ¡Arion Sherwind!
El chico por fin se percató de que le estaban llamando. Muy
a la distancia. Se reincorporó lentamente, mirando hacia las gradas para ver
quién había gritado su nombre. Entonces le vio. Vio al capitán di Rigo allí, en
el estadio. Con muletas incluidas, pero ahí de pie. Detrás de él se encontraban
la enfermera Travis y Ken.
Y parecía que el capitán tenía algo que decirle.
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La llegada del
capitán Riccardo hasta el estadio conmociona a Arion, pero como siempre, el
Virtuoso tiene las palabras perfectas para que Arion consiga sacar todo el
potencial que tiene escondido. Así, con los ánimos renovados, la gente que está
siguiendo la final del Camino Imperial por fin encontrará la respuesta entre el
fútbol regulado y el libre. ¿Pero quién llegará hasta la cima de la gloria?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el antepenúltimo capítulo: HASTA EL CIELO
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
¡Que paséis una muy buena Nochevieja y un próspero feliz año nuevo 2024! \(^~^)/
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