CAPÍTULO 55- EL ESTADIO CÉNIT
Annie observaba de lejos a los dos jóvenes que se habían
puesto a entrenar a lo loco siendo ya de noche. Sabía que Arion no esperaría al
día siguiente para hacerle caso a Victor, sino que iría directamente al campo
de fútbol. Decidió que era mejor enviarle un mensaje a Silvia para avisarle de
que había visto a Arion dándole patadas a la pelota con Victor, para que Rubén
y ella se quedaran más tranquilos.
Y como no estaba en una zona muy visible, pudo ver que
una limusina se detenía al lado del campo de la ribera para observar a los dos
chavales jugar. Volvió a sacar su móvil y se lo llevó a la oreja.
—¿Estás enviando a que espíen a los niños del Raimon?
—¿Cómo dices?
—No te hagas el tonto. Hay una limusina muy lujosa
enfrente de donde están Victor y Arion practicando la supertécnica. ¿Me dirás
acaso que es una simple casualidad?
—¿Y cómo sabes que es del Sector Quinto y no de un rico
que se ha detenido a contemplar a dos jóvenes?
—No lo estás mejorando.
—Yo no he enviado a nadie. Sería tirarme piedras a mi
propio tejado.
—Pues están vigilando a los niños. Un tipo pelirrosa y de
aspecto de matón.
Al otro lado de la línea tan solo se escuchó el silencio.
—Así que tenía razón.
—¿Qué estás murmurando?
—Nada.
—No quiero a nadie más vigilándoles ¿está claro? —dijo Annie antes de colgar.
Durante los siguientes días, Arion fue practicando su papel de capitán.
Todos estaban muy motivados por la final, que se iba acercando cada vez más.
Las amigas de los entrenadores iban yendo y viniendo para animar durante el
entrenamiento y, en alguna ocasión especial, también ayudaban activamente.
En uno de esos días, Joss llegó al Raimon trayendo consigo una deliciosa
merienda como recompensa por haber llegado hasta la final del torneo. Estuvo
contando a sus amigas que Bryce la había llevado por un viaje a China,
centrándose sobre todo en las montañas de la película Avatar. Y les enseñó muchas fotos y muchos vídeos.
—Madre mía, me voy un momento y pasa de todo —dijo Joss—. Riccardo se queda
cojo, JP se convierte en portero y ahora Arion es el capitán. ¿Qué será lo
próximo?
—No te olvides de que el segundo equipo del Raimon ha vuelto —recordó Yeidi—.
Parecen incluso más grandes que antes, ¿no?
—Ay, pues sí —asintió Guille—. Están mucho más grandes que antes.
—Y Arion parece que ya le va pillando el tranquillo a lo de dirigir a los
demás —notó Andrea—. Qué bien.
—¿Pero no os parece como que está como algo más cansado…? —murmuró Rubén.
—¿A qué te refieres? —le preguntó Esther—. ¿Es que llega hecho polvo a casa
o cómo?
—Es una sensación mía, no sé —respondió Rubén—. Como que no tiene tanta
energía después de los entrenamientos.
—Hombre, normal —dijo Estela—. Aquí es que se machaca hasta el cansancio.
—¿Sí? —Rubén no parecía estar tan seguro—. No sé…
—¿Por qué desconfías de la palabra de la profesora Schiller? —Annie le miró
mal.
—Por Dios, suena a que soy una vieja —lloriqueó Estela.
—Ah, ¿que no lo eres? —Joss arqueó una ceja.
—¡Pero serás…!
—Chicas, chicas, por favor, dejad de hacer el tonto ahora mismo —les regañó
Celia—. Estáis distrayendo a los chicos.
—¡Al que no vea corriendo, lo castigo luego del entrenamiento! —gritó Annie—.
¡Sí, tú también, Arion! ¡No te quedes ahí plantado!
Todos se pusieron a correr como locos. Lucian chutó con todas sus fuerzas y
consiguió marcarle a JP. Cuando el chaval fue a recoger la pelota, una enorme
sombra le tapó la luz del sol. En cuanto miró hacia arriba, se asustó por la expresión
seria de Einar. Pegó un bote hacia atrás, chillando y llamando la atención de
todo el mundo.
—¡Va a matarme…!
—¿Cuántas veces te he dicho que no pongas esa cara? —le regañó Nelly,
llegando hasta él—. ¿Qué pretendías?
—Es que… está como portero. ¿Desde cuándo eres portero? ¡Hola, chicos,
chicas! ¡Por fin he vuelto! ¡Y enhorabuena Raimon por el pase a la final! ¡A
por la victoria! ¡A ser los mejores del país! —rugió como un auténtico guerrero
vikingo.
—Ya echaba de menos los gritos de nuestro noruego favorito —se rió Yeidi.
—Ya decía yo que tardaba demasiado en aparecer —comentó Andrea.
—El trabajo ha durado bastante, ¿eh? —saludó Guille.
—Sobre todo si el modelo está enganchado todo el rato al móvil para seguir
los partidos de un grupo de adolescentes persiguiendo una pelota —resopló
Nelly, llegando hasta sus amigos—. Enhorabuena por la victoria, Mark.
—Ah, no, no. No me las des a mí, sino a Jude —señaló a su compañero—. Él es
quien ha hecho posible que ahora estemos aquí.
Nelly sonrió a Jude.
—¡Me he enterado de la lesión de Riccardo! —gritó Einar—. ¡Es una
desgracia!
—Ni que se hubiera muerto —soltó Estela—. Solo se ha lesionado, eso es
todo.
—Pero no podrá jugar —repuso Nelly.
—Tiene el siguiente año para jugar de nuevo —Esther se encogió de hombros—.
Siempre y cuando mis niños del Kirkwood no se tomen la revancha y los eliminen
del torneo.
—¿Cómo que tus niños? —Rubén miró de forma escandalizada a su mejor amiga—.
¡Tus niños son los del Raimon, no los del enemigo! ¡Traidora…!
—Si seguimos esa regla, entonces los jugadores de la Royal Academy tampoco
son los niños de Jude, David o Yuuto —señaló Yeidi, mirando a Sharp.
En realidad, todos le miraron a él.
—¿Y bien, hermanito? ¿Cuál es tu respuesta?
—Mi corazón es muy grande.
—Buena respuesta —se rió Joss.
—Y yo que creía que tu corazón ya estaba ocupado… —murmuró Celia.
—¿Qué has dicho? —Sue miró intensamente a la profesora Hills—. ¿Cómo que
ocupado? ¿Es eso cierto? ¿Qué nos hemos perdido?
La atención volvió a Jude, que se mantuvo en silencio estoicamente.
—No me jodas —Guille se tapó la boca—. ¡Estás viendo a alguien y no nos has
dicho nada…! —le señaló con el dedo acusador.
Algunos jugadores prestaban demasiada atención a los gritos de los mayores,
pero una mirada asesina de Annie bastó para que se centraran en el
entrenamiento. Claro que aquello no impidió que aquel grupo de escandalosos
interrogara a voz en grito a Jude.
Claro que Jude no soltó ni prenda, para disgusto de los casamenteros y de
sus amigos.
—¡Muy bien, chicos, se acabó el entrenamiento! —anunció Celia.
Los jugadores festejaron de alegría de poder terminar con aquel duro día.
Entre el caos y las charlas alegres de sus compañeros, Victor se acercó
disimuladamente a Arion y le dijo:
—Hoy lo lograremos.
—¿Eh?
Victor le miró de reojo. Arion enseguida captó el mensaje.
A lo lejos, Mark estaba mirando a esos dos desde la distancia.
—Estos dos…
—¿Sucede algo? —Yeidi se colocó a su lado—. Ah, sí, son muy monos.
—¿Eh? —Mark miró a su esposa.
—¿Qué? —sonrió.
—No, nada… Es que… parece que Arion y Victor se traen algo entre manos y… —bajó
la voz para susurrarle—: Hace un par de días, Cammy me llamó diciendo que había
visto a Victor con Julia a la salida del hospital. Ah, y que también se unió
Annie.
—¿En serio? —se sorprendió la señora Evans—. ¿No le has preguntado? ¿A
ninguno de los dos?
—Solo lo sé yo, pero… estoy seguro de que algo están haciendo en secreto.
—¿Quizás por eso Arion parece más cansado que de costumbre?
—Tal vez Rubén tenga razón, sí —concedió Mark.
—¿Quieres que me encargue de vigilarlos?
—No, mejor que no. Ya averiguaremos qué es lo que sucede.
—¡Cena en mi restaurante! —anunció Joss por todo lo alto.
—Por fin no es en mi casa —soltó Jude.
—¿Pero qué dices? —se rió Joss—. Si la fiesta es en tu casoplón.
—Os voy a poner una orden de alejamiento —amenazó Sharp, ganándose las
risas de sus amigos.
Delante de la Royal Academy, se detuvo una moto con dos pasajeros. La
llegada provocó bastantes miradas llenas de curiosidad y murmullos, pues era
una forma bastante llamativa de llegar a un instituto de secundaria. El
copiloto fue el primero en bajarse y quitarse la protección, dejando ver su
cabello moreno y unos ojos azules. La persona que conducía la moto resultó ser
una mujer pelirroja, que sacudió su larga melena al quitarse el casco, dejando
encandilado a más de uno y una.
—Lo has hecho a propósito, ¿verdad? —le pinchó Greg.
—No sé de qué me hablas. Vamos, que llegamos tarde —apremió Eve.
Se dirigieron directamente al cuartel general de la Resistencia, donde ya
se encontraban el antiguo director Firewill, el señor Raimon, Travis y Seymour
Hillman. A ellos se habían unido Xavier, Jordan, Yuuto y Tris.
—¿Qué son estas horas? —Yuuto se señaló el reloj inexistente de su muñeca.
—Disculpad, había tráfico —respondió Eve, quedándose de pie al lado del
asiento correspondiente a Greg.
—Casi empezamos la reunión sin vosotros —dijo Tris, detrás del asiento de
Yuuto.
—Bien, ya estamos todos —Travis dio por comenzada la reunión.
—Debéis perdonarme por encargaros una investigación tan complicada —fue lo
primero que dijo Hillman.
—No hay problema —respondió Xavier.
—La estancia en la isla han sido como unas mini vacaciones, ¿verdad, Tris?
—Totalmente —asintió a las palabras de Yuuto.
—Por fin hemos logrado reunir pruebas de las irregularidades del Sector
Quinto —anunció Xavier—. Adelante, Jordan.
—Sí.
Jordan toqueteó la pantalla táctil que tenía delante y desplegó todo tipo
de ficheros para que sus compañeros pudieran revisar la información. Todos se
concentraron en las pantallas.
—El Sector Quinto ha cometido diversas irregularidades tanto en la
dirección como en sus asuntos financieros —confirmó Xavier las sospechas.
—Me lo imaginaba —dijo Hillman.
—Pero eso no es lo único que hemos encontrado —Jordan cerró aquellos
ficheros para mostrar otros—. Mientras examinábamos, encontramos numerosos
archivos de alto secreto. Y lo más curioso es que todos estaban agrupados bajo
el mismo nombre clave: Dragon Link.
—Todavía estamos investigando los detalles, pero me temo que están
ocultando algo muy importante sobre lo que aún no tenemos ni idea.
—¿Tal vez se trate de un experimento como el Equipo Zero de la Isla
Santuario? —ofreció Tris.
—¿Un equipo muy poderoso? ¿Incluso más que el de Bai Long? —Yuuto frunció
el ceño.
—Entonces nos habéis hecho llamar para esto, ¿no? —Gregori estaba revisando
los ficheros encriptados de forma muy superficial—. Para que intentemos acceder
a ellos.
—Así es —asintió Jordan—. Willy ha estado con ello desde que los
encontramos, pero es mejor que varias personas estemos con esto. Más mentes
trabajando significa más posibilidades de hallar la clave.
—Y en menos tiempo —añadió Xavier—. Para que tengan este nivel de
seguridad, debe de ser algo demasiado importante como para tomárselo con calma.
Además, la final del torneo está cerca.
—En resumen, que no os fiáis de que no saquen la baza del Dragon Link si
las cosas se tuercen para el Sector Quinto, ¿no? —dedujo Eve—. Por si el gran
emperador no vuelve a ser reelegido.
—Es un factor a tener en cuenta, sí —asintió Sonny Raimon.
—Si necesitáis más refuerzos, no dudéis en decirlo —Travis miró a sus
antiguos jugadores.
—Tranquilo, entrenador —sonrió Yuuto—. Seguro que para la final tendremos
algo.
—¿No sería mejor para antes del partido? —Eve alzó la ceja.
—¿Quién es aquí la experta? —resopló Yuuto—. No más presión, por favor.
Eve se rió.
—Va, os invito a cenar. Os lo merecéis. Ustedes también, señores. No acepto
un no por respuesta. Vamos.
Los amigos de la pelirroja no dudaron ni un segundo en aceptar.
—¡Nishiki!
—¡Estupendo!
Ryoma se deshizo del marcaje de Subaru y atendió la orden del capitán
Arion. El capitán asintió con satisfacción al ver que le había llegado
limpiamente el pase.
En otra ocasión, Arion mandó a robarle la pelota a Hugh a los defensas. Esa
vez les tocó el turno a Gabi y a Aitor el pararle los pies, con Aitor
despejando el balón hacia una de las bandas.
—¡Gran despeje, Aitor! —Arion le mostró el pulgar hacia arriba.
Las mejillas del defensa se sonrojaron por la vergüenza y giró la cara con
expresión indignada. Gabi tan solo se atinó a reírse por la actitud del joven.
A lo lejos, se escucharon varios disparos de la cámara de Celia.
—¡¿M-me estás haciendo fotos?! —gritó Aitor, totalmente escandalizado.
—¡Es que son muy pocas veces las que te entra la vergüenza! —Annie estaba
emocionada—. ¡Más sonrojos así, por favor!
—¡Es monísimo! —gritó Sue.
—¡Pasa las fotos después! —pidió Guille.
—Mándasela a Xavier y a Lina, seguro que quedarán encantados —sonrió Estela—.
Han quedado bastante bien.
—Esto sirve para un futuro chantaje —se rió Joss.
—¡Bórralas…! —Aitor fue a por Annie—. ¡Pero no me hagas más…!
—¡Ni de broma! —se burló la morena, alzando la mano para que el niño no
alcanzara a quitarle la cámara—. ¡Toda tuya, Celia! ¡Luego nos pasas las fotos!
Celia hizo unos cuantos malabares antes de poder sujetar bien su preciada
cámara.
—¡Michael, tuya!
—¡Sí! —el bajito recibió el pase de Arion y metió el balón por toda la
escuadra.
—Bien, el equipo está cada vez más unido. De un modo u otro, al final, todo
saldrá bien —la confianza en Arion había vuelto para quedarse.
Y así lo estaba viendo Skie con una gran sonrisa, aliviada por ver su
progreso.
—Bueno, esto cada vez tiene mejor pinta —sonrió Jade, con Rosie haciendo
fotos hacia todos lados—. Arion cuanto más hace de capitán, mejor le sale.
Rosie suspiró de satisfacción al haber hecho unas fotos tremendas del
partido entre mayores y jóvenes que estaba sucediendo en ese momento.
—Pero tú no has cambiado nada de nada, ¿eh? —comentó Jade con gracia.
Skie se rió.
Por fin, el entrenamiento se terminó y Mark convocó a los jugadores antes
de dejarles marchar.
—Equipo, ya sabéis que mañana es la final. Aseguraos de que os mantenéis en
forma para dar vuestras fuerzas en el partido, ¿de acuerdo?
—¡Sí!
Arion estaba tan lleno de energía que miró con tal intensidad a Victor que
este terminó por mirarle para ver qué quería.
—Venga, vamos, Victor.
—¿Eh?
—Estoy seguro de que hoy conseguiremos completarla.
Victor no tuvo más remedio que sonreír.
Una tarde más, Arion consiguió deshacerse de Rubén para que le dejara
marcharse más tarde a casa. El hombre se había obcecado con que dejara de dar
vueltas por la ciudad el día anterior al partido y que descansara, pero Arion
insistió tanto que hasta metió dentro a Victor para que convenciera a su tío.
Victor quedó conmocionado por la disputa familiar, así que solo supo quedarse
ahí quieto como una estatua, sin decir ni una sola palabra. Al final, Rubén
cedió solo porque Annie lo arrastró para otro lado, diciéndole que no fuera un
aguafiestas y que le convenía ir a cenar. A casa de Jude, por supuesto.
—¡Una vez más!
El balón chocó contra el larguero. Los dos estaban sin aliento y totalmente
sucios después de haberse caído un montón de veces y haberse levantado otras
tantas.
—Qué supertécnica más complicada es esta —jadeó Arion.
—¡Continuemos!
—Pero Victor… —pero viendo su determinación, Arion sonrió y dijo—: ¡Vale!
Así estuvieron durante toda la tarde, con el sol poniéndose en el horizonte
y con ellos chutando una y otra vez. Hasta que se les hizo casi las ocho y
Arion terminó por los suelos.
—¿Por qué…? ¿Por qué no nos acaba de salir bien…? —jadeó como pudo el
capitán.
—Vamos a descansar un poco —dijo Victor al ver el estado de Arion.
Una suave brisa se levantó, aliviando el calor que sentían por tanta
actividad física. Los dos bebieron agua y se limpiaron el sudor de sus rostros.
—Oye, ¿y por qué me has elegido a mí? Digo para hacer esta supertécnica.
Victor abrió los ojos para responder:
—Porque… me enseñaste el camino correcto en el fútbol.
Arion miró sorprendido al delantero. Entonces miró al cielo nocturno y
sonrió. Victor había cambiado mucho desde la primera vez en que se vieron.
El momento bonito se vio interrumpido cuando el teléfono de Victor sonó.
—¿Dígame…? Sí… ¡¿Qué?! ¡¿Ahora mismo en el hospital?!
—Muy bien, sigue así, Vladimir —iba diciendo el enfermero.
—Cada día vas mejorando mucho —sonrió Saki delante de la puerta.
—Y más que va a mejorar —Ken tenía una suave sonrisa en sus labios.
—¡Vlad!
Victor llegó a tanta velocidad hasta la habitación de rehabilitación que se
estrelló contra el cuerpo de Saki. Ken tuvo que cogerle al vuelo para que el
chico no cayera de culo.
—¿A dónde vas con esas prisas? —le saludó Saki.
—¿Victor? —Vladimir se distrajo con la llegada de su hermano, perdiendo la
concentración.
Eso hizo que sus brazos flaquearan y tuviera que volver a sentarse en la
silla de ruedas. Victor fue hasta su hermano, totalmente preocupado.
—Hola, Arion —saludó Ken.
El castaño correspondió al saludo, más pendiente de los hermanos Blade.
—¿Qué ha pasado? Me acaban de llamar ahora mismo.
—¿Sabes qué? —Vlad miró a su hermano con una enorme sonrisa—. Me han dicho
que por fin van a hacerme esa operación, Victor.
—¿Qué? —quedó perplejo.
—Una persona, no sabemos quién, ha reunido la cantidad de dinero necesaria
y quiere que se use para pagar la operación de Vladimir —explicó el enfermero.
—Entonces… ¿Eso quiere decir que mi hermano se curará?
—Claro, si continúa con la rehabilitación, después de la operación Vladimir
podrá andar.
Victor abrió muchísimo los ojos. Cerró con fuerza los ojos, para que las
lágrimas no salieran libremente. Sin embargo, la emoción en su voz se pudo
notar.
—Es estupendo.
Vlad vio cómo su hermano clavaba una rodilla en el suelo. Sabía que su
hermano pequeño estaba intentando no llorar como un crío pequeño ahí en medio.
—Es estupendo, Vlad, de verdad…
—Oye, Victor, siento mucho que hayas tenido que pasar tantas penas por mi
culpa.
—Eso no es verdad —negó con la cabeza.
—Pero te prometo una cosa —Vlad tocó su hombro—. Que un día me volveré a
levantar sobre un terreno de juego.
Victor miró con sorpresa a su hermano y este asintió.
—Victor, venga, no pienses en salir a jugar por nadie. Tan solo tienes que
salir a jugar por ti mismo. Dime que jugarás al fútbol que tanto quieres.
—Vlad, yo… —Victor terminó por sonreír y asintiendo—. Sí…
—Es genial, ¿no? —Saki estaba emocionada al ver la escena.
Ken asintió y Arion no pudo estar más de acuerdo. El chico decidió
escabullirse hasta la habitación del capitán di Rigo. El enfermero decidió
dejarles un momento a solas, para que pudieran recuperarse de la buena noticia.
Saki y Ken decidieron esperar fuera.
—Los dos sabemos quién ha sido esa persona anónima, ¿verdad? —Saki miró con
seriedad a Ken.
—Sospecho que Victor también lo sabe —asintió su novio.
—Axel… hace las cosas muy complicadas —suspiró Saki.
—Pero sigue siendo el mismo de siempre.
—Solo que ahora con más dinero —bromeó la rubia.
El día del partido amaneció con un sol radiante. Arion se levantó
totalmente decidido a averiguar el significado de las misteriosas del gran
emperador del Sector Quinto. Y también liberar al fútbol. Estaba tan emocionado
que a punto estuvo de olvidarse su bolsa de deporte.
—¿Por qué estás nervioso? —se rió Silvia.
—Algún día te dejarás la cabeza por ahí olvidada —suspiró Rubén—. Ánimo, lo
harás genial, capitán.
—Vendréis a verme, ¿no?
—Pues claro que sí —exclamó Rubén—. Eso ni lo dudes. Yo creo que nadie se va
a perder el partido, ya sea por la televisión o estando en persona en el
estadio.
—Te veremos allí, Arion. Date prisa, no llegues tarde.
—Mucha suerte —Rubén le revolvió el pelo.
—¡Sí!
—¡Por fin estamos aquí! ¡Dentro de nada comenzará la final del torneo
Camino Imperial, aquel que enfrentará al instituto Raimon con el Monte Olimpo
para ver cuál de los dos es el mejor equipo de secundaria de todo el país! ¡Podemos
asegurar que el Estadio Cénit, donde nos encontramos, está completamente lleno
de público hasta la bandera!
En aquel enorme estadio se encontraba toda la gente que había ido a apoyar
a ambos equipos. Amigos, enemigos y familiares estaban allí reunidos para vivir
la emoción del encuentro. Y aquellos que no habían podido asistir, estaban muy pendiente
desde sus radios, móviles y televisiones.
Nadie se quería perder aquel encuentro tan importante.
Todo el antiguo equipo de Las Fieras Nocturnas se reunió en las gradas,
salvo un par de personas. Ken había decidido quedarse a hacer compañía a
Vladimir Blade. Yuuto casi había echado a Gregori y a Eve del cuartel general
para que fueran al partido, mientras Willy, Xavier, Jordan y ella seguían
intentando echar abajo la seguridad de los archivos relacionados con el Dragon
Link. Y Estela, como era obvio, estaba en el banquillo junto a Annie para
presenciar la final del torneo nacional con unas vistas privilegiadas.
—¡Bien, como sabrán todos ustedes, al mismo tiempo en que habrá un
apasionante duelo en el fútbol, también habrá elecciones para el puesto de gran
emperador del Sector Quinto! ¡Aunque la supremacía del emperador actual, Alex
Zabel no debería haberse visto afectada, lo cierto es que la imprevista
candidatura de Seymour Hillman ha estado subiendo cada vez más! ¡Debemos decir
que ahora mismo hay un empate entre ambos! ¡De modo, que este partido también
será decisivo para el puesto de gran emperador!
—Jugadores del Monte Olimpo, sois el mejor equipo —así inició su discurso
Alex Zabel—. Habéis recibido todo aquello que el Sector Quinto podía daros. Quiero
que hoy deis todo de lo que sois capaces.
—Sí, gran emperador —contestó su capitán.
—Los jugadores están en un estado perfecto —acotó Dave Quagmire, mirando
al gran emperador.
Este asintió y volvió a mirar a los jugadores.
—Ya es hora. Marchad.
—¡Sí!
Los primeros en salir fueron ellos. Les siguió Dave después de saludar al
gran emperador, dejándole a solas con Austin Hobbes.
—La fuerza del Raimon es muy real. Puede que sean los mayores rivales a los
que el Monte Olimpo se haya enfrentado nunca.
—No importa —respondió Alex—. Nuestro equipo ha contado con la ayuda de
todos los recursos que tiene el Sector Quinto.
Austin miró a Alex.
—Es un duelo entre lo mejor del fútbol regulado contra lo mejor del fútbol
libre. Solo así podremos ver el auténtico aspecto que debe tener el auténtico
fútbol.
—Sí —Austin asintió a sus palabras.
Estaba a medio camino de la salida cuando Alex Zabel le llamó.
—Hobbes, te agradezco mucho… todo lo que has hecho hasta ahora.
—Muchas gracias a usted, gran emperador —sonrió hacia adelante antes de
marcharse.
—Gran emperador, ¿eh…? —murmuró estando solo.
En silencio, salió de los vestuarios.
—De todos los sitios en que podría volver a verte, nunca
pensé que sería aquí —fue el saludo de Dave a Annie.
—No puede ser… —Estela alucinó al reconocer al antiguo
Dvalin—. ¿Estás con el Sector Quinto?
—¿Sabe acaso Lina que eres un traidor a todo lo que cree
ella? ¿En lo que creía nuestro padre? —se encaró Annie.
—Padre no creía en nada, solo en su deseo de venganza —respondió
secamente Dave—. Y tampoco tienes derecho, no después de desaparecer de esa
forma, ¿sabes?
Celia cogió de la muñeca a Annie. Sabía que debía de ser
bastante duro ver a uno de sus compañeros del orfanato servir bajo las órdenes
del Sector Quinto. Los más jóvenes intentaron que no se les notara el interés
que habían despertado los adultos. Demasiadas rencillas del pasado como para
permanecer impasible y no querer saber más.
Fue entonces cuando el capitán del Monte Olimpo se fijó
en Arion, en su banda de capitán.
—Oye, tú eres el capitán del Raimon, ¿verdad? —le saludó
con alegría.
—¿Eh? Sí.
—Me llamo Cronus Fourseasons y soy el capitán del Monte
Olimpo —le tendió la mano.
—Arion Sherwind, capitán del instituto Raimon —aceptó con
gusto el saludo.
—Siempre hemos considerado a los del Raimon como nuestros
mayores rivales. Espero que tengamos un partido justo y limpio.
—Claro —sonrió Arion.
—Equipo, en este partido nos jugamos el futuro del
fútbol. Aquí se decidirá si conseguimos recuperar el auténtico fútbol o no, así
que os diré una cosa: jugad como sabéis y divertiros a tope.
Las palabras del entrenador Evans conmocionaron al
equipo. ¿Cómo que divertirse en un momento tan serio? Celia y Jude reaccionaron
ante aquella orden que recordaban muy lejana, de un cierto entrenador muy
querido. Estela y Annie se miraron antes de reír.
—Esas fueron las palabras que nos dijo a todos el
entrenador Travis hace mucho tiempo. ¡Tomad el primer puesto de Japón en
vuestras manos, provocad un estallido que se oiga por todas partes y tirad con
todas las fuerzas! —Mark hizo su típica sonrisa.
—¡Sí!
—Bien, Arion, así que ahora tienes que darnos un grito de
ánimo —intervino Subaru.
—¿Qué? ¿Yo?
—Pues claro, por supuesto que tú. Eres el capitán, ¿no? —apuntó
con obviedad Michael.
Aunque no lo veía del todo claro, Arion se adelantó y
miró a todos sus compañeros, intimidado.
—Esto… bueno, en ese caso… —Arion respiró hondo,
preparando su puño, con todos los demás imitándole—. ¡Vamos a ver si ganamos…!
El equipo entero estalló a carcajadas por las palabras de
su capitán. Arion terminó con las mejillas sonrojadas.
—¿Pero qué grito es ese?
—¿Y cómo que a ver si ganamos?
—No, nos vale, Arion.
—Lo… lo siento, chicos. Entonces voy a probar otra vez.
¡Vamos a ganar el partido!
—¡Sí! —gritaron con todas sus fuerzas.
—¡Bueno, dentro de poco será el saque inicial! ¿Será la
gloria de la victoria para los subcampeones del año pasado, el instituto
Raimon, o por el contrario el Monte Olimpo nos mostrará en esta final el poder
aplastante que ha demostrado en todos sus partidos? ¡El entrenador Evans del
Raimon ha logrado vencer a muchos buenos equipos en su recorrido y se
enfrentará al Monte Olimpo, dirigido por el gran emperador en persona, Alex
Zabel! ¡¿Qué clase de partido veremos hoy?! ¡Pronto lo sabremos!
El mismo hombre de pelo rosa que había hablado con Arion
estaba sentado en el trono del gran emperador, viendo desde su cómodo asiento
la disputa.
—Sí, claro… es cierto que será algo digno de verse… —sonreía
con anticipación.
Annie miró una vez más al banquillo del Monte Olimpo. Ahí
estaban tres personas que nunca creyó ver allí, pero la vida daba muchas
vueltas. Miró en dirección a Arion y a Victor. Todavía no habían conseguido
completar la supertécnica que le había enseñado a Victor junto con Axel. Pero no
dudaba en que la sacarían cuando más la requirieran durante el partido. Porque confiaba
en esos dos chicos. Si Axel había decidido enseñar la supertécnica que habían
usado muchas veces en su juventud, entonces ella tendría fe en ellos.
—Cuatro delanteros en línea, tres centrocampistas dejando
dos huecos bastante gordos y cuatro defensas… —murmuró Estela.
—Apuesto a que Arion ya se ha dado cuenta y querrán
atacar por ahí —dijo Annie.
—Sería lo más lógico, sí —comentó Jude.
—¡Este es el saque de centro del destino! ¡Victor Blade
se cuela entre los jugadores del Monte Olimpo y pide un pase al nuevo capitán
Arion Sherwind! ¡Pero en un abrir y cerrar de ojos, Arion se ve rodeado de tres
jugadores! ¡De Arion pasa a Eugene, pero el Monte Olimpo reacciona rápidamente
y ya tiene a tres jugadores marcando a Eugene Peabody! ¡Qué velocidad de
reacción! ¡Ahora es Adé Kébé quien lo intenta por la banda izquierda, mas
vuelve a quedar encerrado por el juego perfecto del Monte Olimpo! ¡Y en un
descuido, le roban el balón al Raimon! ¡El balón le llega rápidamente a
Fourseasons!
—Una formación perfecta para detener los intentos de
avance del equipo rival —comentó Jude—. Da igual por dónde vaya el jugador,
siempre tendrá a tres del equipo contrario marcándole hasta que consigan
robársela.
—Y con la velocidad de reacción que tienen, crean un
contraataque muy peligroso —terminó de decir Mark.
Cronus intentó irse de Gabi, pero el defensa logró
mantener su marcaje, haciendo sonreír al capitán del Monte Olimpo. Porque era
justo como esperaba. Con un taconazo, le pasó a su compañero de la izquierda. El
número diez perdió rápidamente la posesión del balón a manos de Wanli, que se
la hizo llegar a Arion.
—¡Y justo cuando parecía que Arion iba a iniciar un
contraataque, es encerrado de nuevo por tres jugadores en mitad del campo!
¡Arion aprovecha su velocidad para esquivar a los rivales con un pase hacia el
aire, pero otros tres más vienen a cortarle el paso!
—Si no se puede pasar, no se puede atacar… —murmuró Mark—.
Típico de Axel. Siendo delantero, ha imaginado cómo actuaría.
Por más que el Raimon lo intentara, no conseguía esquivar
el gran marcaje del Monte Olimpo. Por mucho que los jugadores destacaran
individualmente, a la larga no podrían deshacerse de los duelos a tres. Era físicamente
imposible a menos que estuvieran volando todo el rato por el aire o haciendo
pases largos, lo que incrementaba el peligro de que les robaran el balón en el
aire.
—¡Qué velocidad! ¡Cronus Fourseasons se ha introducido en
el campo del Raimon en un abrir y cerrar de ojos! ¡Aitor se lanza para cortarle
el paso, pero Cronus salta para esquivarle y…! ¡Qué acabo de ver! ¡Aitor se ha
propulsado con sus manos y va directo hacia el capitán del Monte Olimpo!
Viendo que ese defensa estaba a punto de cortar su tiro,
pateó el balón lo más rápido posible. Aitor se quedó a tan solo unos
centímetros de desviar el balón. Del resto se encargó Samguk, que lo detuvo sin
mucha dificultad.
—¡Muy bien hecho, Samguk! —gritó Estela.
—¡Eso ha sido de locos, Aitor! ¡Eres buenísimo! —chilló
Annie como una loca.
Aitor hizo ver como que estaba más sordo que una tapia.
—¡Samguk realiza un pase largo hacia su capitán, pero es
el capitán rival quien se hace con el pase majestuosamente! ¡Y sin que dé
tiempo a reaccionar, Cronus Fourseasons sube velozmente por el campo! ¡Justo
antes de llegar a los defensas, tira con su supertécnica Tiro Balista! ¡El trallazo
es tan rápido que a Samguk no le da tiempo a llegar! ¡Marcando así el primer
gol de este partido! ¡Uno a cero! ¡El Monte Olimpo se adelanta en el marcador…!
Samguk golpeó el suelo con rabia. No había podido
reaccionar a tiempo.
—Esto… chicos, se me ha ocurrido una idea que tal vez… —comenzó
a decir Arion, llamando la atención de sus compañeros.
El partido se reanudó con el saque de centro del Raimon. En
cuanto Arion tocó el balón, Victor, Michael y él se movieron a la vez. El balón
le llegó a Michael, que tiró con su Cascabel. El tiro fue tan repentino que
dejó sin poder reaccionar a su capitán Cronus y a la defensa del Monte Olimpo.
—¡Páralo, Divine! —gritó el capitán a su guardameta.
—¡Rompetiros! —Theo Divine consiguió detenerlo sin
problema alguno.
Michael apretó los dientes al ver que no había conseguido
marcar. Arion comenzó a correr en cuanto el balón se puso de nuevo en marcha. Ryoma
logró interceptar el pase en el aire y hacérselo llegar a Arion. Enseguida la
formación del Monte Olimpo se puso en marcha para detener al capitán del
Raimon, pero Arion fue más veloz y regateó a Cronus usando su Brisa Deslizante.
Justo a tiempo para evitar que le rodearan. El Raimon no perdió el tiempo y le
pasó el balón a Victor.
—¡Aguijón Letal!
—¡Rompetiros!
—¡Gol! ¡El Raimon ha alcanzado al Monte Olimpo! ¡El
primer empate del partido! ¡Y eso que solo estamos en la primera parte! ¡Menudo
espectáculo de final estamos viendo!
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Con los ánimos
caldeados por el empate, no pasa mucho tiempo antes de que los jugadores del
Monte Olimpo empiecen a sacar sus mejores bazas con los invocadores del equipo.
En mitad de una feroz batalla entre Espíritus Guerreros, el Sector Quinto hace
un cambio de última hora que deja a todos de piedra. ¿Qué as en la manga habría
estado escondiendo hasta ese momento? ¿Asegurará la victoria del Sector Quinto
por encima de la facción rebelde de la Resistencia?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: ¡CAMBIO DE ÚLTIMO SEGUNDO!
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
Cinco capítulos más y esta temporada se termina :D
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