CAPÍTULO 10- EL PRIMER PARTIDO
Después de la ceremonia de apertura, se trasladaron al campo del Vía
Láctea, donde disputarían el enfrentamiento.
—¡Comienza el primer partido de la fase de clasificación este del torneo
Camino Imperial! ¡Instituto Raimon contra el Colegio Vía Láctea! ¡El primer
paso para aspirar a conquistar el torneo es este partido! ¿Cuál de los dos
equipos continuará por este camino a la gloria? ¡Y una vez más, comentará el
partido Charley Horse!
—Madre mía, cuánto ambiente hay —se sorprendió Joss—. Y eso que es solo la
fase de clasificación.
—Pues imagínate cuando sea la final —comentó Guille—. Se caerá el estadio.
—No digas eso, que da mala suerte —le regañó Andrea—. ¿Y si ocurre de
verdad una catástrofe, eh?
—Pero bueno, H, no seas tan fatalista. Relájate, mujer. Es solo un partido
juvenil.
—El futuro del fútbol está en sus manos —dijo Einar muy seriamente.
—Lo gracioso es que tiene toda la razón —se rió Estela—. ¿Y Annie?
—La muy tonta se ha resfriado —respondió Joss—. Dijo que era por estar
demasiado tarde fuera de casa y que ahora tiene un catarro del copón —entornó
los ojos.
—¿Está bien? —se preocupó Estela.
—Sobrevivirá, según ella —contestó Guille—. Ahora tenemos que centrarnos en
el campo. ¡El Raimon debe ganar!
Einar hizo un grito de guerra que asustó a varios espectadores. Pero pronto
se vio opacado por el entusiasmo del público.
—Mark, ¿qué te han dicho? —preguntó Celia.
Su amigo de la infancia había vuelto de tener una charla con el director
Wintersea justo antes de que empezara el partido.
—Nada importante, Celia —sonrió.
—¿Estás seguro?
—No es nada que no haya oído ya. Que no hagamos ninguna tontería si no
quiero sufrir el mismo destino que el entrenador Travis.
Celia frunció el ceño con cierta exasperación.
—Ese maldito Wintersea… Sigue siendo el mismo hombre cobarde y ruin de
siempre. ¿Qué haremos, Mark?
—Pues salir a ganar, obviamente. Creo que hoy será un día importante.
—Pero sabes que solo Arion y JP están dispuestos a hacerlo, ¿no? Riccardo
no quiere hacerlo por no perjudicar a sus compañeros.
—¿Y qué me dices de Samguk?
Celia se vio algo sorprendida.
—¿Samguk? ¿Qué quieres decir?
—¿No estabas planeando con nuestros amigos hacer algo para que el
subcapitán también se uniera a nosotros? ¿Y bien? ¿Algún resultado?
—Pues… La verdad es que no lo sé, Mark. No estoy segura de que todavía se
haya convencido de ir en contra del Sector Quinto a expensas de su futuro
académico.
—Eso es algo que nunca llegaré a entender —suspiró el entrenador—. Bueno,
no te desanimes. Intenta hablar con él antes del partido. Tal vez nos
sorprendamos y todo.
—Eso haré —asintió Celia, decidida.
—Esta vez no volveremos a tener otro error como en el día del Colegio de
Empollones, ¿verdad? —preguntó el señor Goldwin.
—Por supuesto —contestó Wintersea—. Le he dejado las cosas muy claras al
entrenador Evans. No querrá ser el siguiente en sufrir el destino del
exentrenador Travis.
Ambos hombres estaban en un palco especial, con unas buenas vistas al campo
de juego. Estaban esperando a que los jugadores saltaran al césped.
—El Camino Imperial no es solo el torneo que determina el mejor equipo del
país, sino también el método para elegir al gran emperador, líder del fútbol
juvenil —reflexionó Goldwin—. Por supuesto, nosotros apoyamos al líder actual
Alex Zabel. Y para que él pueda continuar con su labor como gran emperador, es
preciso y necesario que en los partidos se cumplan al pie de la letra las
directivas del Sector Quinto.
Después de salir al campo y saludarse, los jugadores se colocaron en sus
posiciones. Celia se dedicó a taladrar con la mirada a Samguk. Había tenido
unas cuantas palabras con el joven portero antes de salir. Parecía que seguía
en sus trece, pero de alguna manera le notó algo menos convencido que la última
vez. Eso era una buena señal, ¿no? Celia se vio sorprendida por el pitido del
árbitro.
—¡El saque inicial! —exclamó el comentarista—. ¡Riker entra en el campo
marcado de cerca por Arion! ¡Sin embargo, Arion no consigue acercarse gracias
al magnífico control de balón de Riker!
—¿No crees que luchas demasiado para alguien que sabe que tiene que perder?
—preguntó Riker, enfrentándose a Arion cara a cara.
—¡Si no luchamos, no es fútbol de verdad!
Riker quedó algo sorprendido, sin perder su sonrisa prepotente de la cara.
—¿Eh? Vaya, eres un chaval muy gracioso —comentó mientras aprovechaba para
dar un pase a su capitán.
—¡El balón pasa a Kyrk!
—El fútbol no está para luchar ni trabajar duro. ¿Eh? —entonces se dio
cuenta de que sus palabras no habían sido escuchadas por el novato, que se
había ido detrás del otro jugador nada más ver el pase.
—¡El Vía Láctea pasa el balón de un lado a otro y se aproxima a la
portería! ¿Conseguirán detener este ataque? ¡Oh…! ¡Ha superado a Wanli! ¡Está
entrando en la portería del instituto Raimon…! ¡Buena defensa por parte de
Arion de primero! ¡Ha fallado el control y el Vía Láctea ha robado el balón!
—¡Oh, vamos, Michael, esa era
facilísima! —chilló Estela, toda indignada—. ¡Me cago en el puto enano!
—¡Vaya! ¡Arion sigue luchando por el balón pero no hace más que llevarse
golpes! —dijo el comentarista al ver a Arion hincado en una rodilla.
—¡Árbitro, falta! —gritó Andrea, poniéndose de pie.
—¡Le ha pisado el pie! —le siguió Guille, totalmente indignado.
—¡¿Pero por qué nadie dice nada?! —Joss se sulfuró.
—No se levanta… Debe de haber sido un buen pisotón… —murmuró Estela con
preocupación.
Einar se fijó muy bien en el de melena rubia y gafas de nadar, con aspecto
más bien serio. Casi parecía que se estaba grabando a fuego el rostro del
jugador en su mente para más tarde hacerle pagar por la jugarreta.
—¡Es increíble! ¡El Raimon es incapaz de reaccionar frente a la feroz
oleada de ataques del Colegio Vía Láctea!
—Por el amor de… ¡Si es que no se mueve ni Dios! —se lamentó Guille—. ¡Se
quedan como pasmarotes!
—Esto es insultante —Joss se tapó la cara.
—Vamos, Samguk, esta es tu oportunidad… —dijo Andrea al ver que estaban
cerca de la portería—. ¡Vamos, Samguk! ¡Tú puedes! Chicas, vamos a animarlo, a
ver si cambia de idea.
Los demás asintieron y animaron con todas sus fuerzas a Samguk Han.
—¡Riccardo! —gritó Estela, sorprendida.
—¡Impresionante lo de Riccardo! —comentó Charley Horse—. ¡Ha usado el
cuerpo para parar el tiro de Jimmy Kyrk en el aire!
—¡Ese es nuestro capitán! —vitoreó Einar con alegría—. ¡Vamos, sigue!
¡Marca un gol! —y de la pura emoción que le dio ver que Riccardo subía con el
balón, empezó a gritar en noruego.
—¡Riccardo regatea pero se interpone Riker! ¡Riccardo consigue mantener el
tipo durante ese uno contra uno! ¡Atención, que el capitán pasa el balón a
Michael Ballzack y…! ¡Un momento…! ¡Oh, el balón ha rebotado con efecto al no
llegar Michael a tiempo al pase! ¡Y qué bien ha cubierto el fallo de Michael!
¡Arion Sherwind se hace con el balón!
—¡Oh, Dios mío! —sonrió Celia desde el banquillo.
—¡Es el Virtuoso de Riccardo! —Estela se alegró muchísimo—. ¡Ahora empieza
lo bueno!
—¡Pues no os distraigáis con el novato! ¡Menudo regateo acaba de hacer
Arion! —alabó Andrea.
—¡Qué regate más increíble! ¡Con esa nueva supertécnica llamada Brisa
Deslizante, Arion avanza profundamente en el campo del rival!
—Una nueva supertécnica —Joss silbó con admiración—. Parece que se ha
puesto las pilas el chaval.
—Y no lo hace nada mal —sonrió Guille—. ¡Arriba esas esperanzas!
—¡Arion se encontraba rodeado por la defensa, así que levanta mucho el
balón para librarse de la presión! —informó el comentarista—. ¡JP devuelve a
Arion con un cabezazo!
—¡Menudo saltimbanqui está hecho ese JP! —jaleó Guille con entusiasmo.
—¡Vamos, Raimon! ¡A ganar! —animaba Einar.
—¡Arion pasa un pase muy alto a Riccardo! ¡Pero está un poco desviado!
¿Habrá sido el pase en vano? ¡Sin embargo, Riccardo hace alarde de sus grandes
dotes futbolísticas y logra recuperarlo! ¡Di Rigo chuta con su Pentagrama…!
¡Gol! ¡Ha sido gol! ¡El instituto Raimon se adelanta en el marcador con este
gol! ¡Ha sido un chut espectacular del capitán Riccardo Di Rigo con su gran
tiro!
Celia saltó de su sitio. Riccardo les sonrió a los dos novatos entusiastas
al pasar por el lado. Los de las gradas se volvieron locos, al igual que
Estela, Joss, Andrea, Guille y Einar.
—¡Samguk!
Einar miró hacia el lugar de donde provenía el grito de la mujer. Entonces
le metió un codazo a Guille e hizo que la cadena siguiera hasta que todos se
dieran cuenta de la señora que le gritaba con tanto entusiasmo al portero del
Raimon.
—¡Ánimo, hijo! ¡Defiende esa portería como tú sabes!
—Uy, es la madre de Samguk —Andrea murmuró.
—Entonces al final sí que ha podido venir. Celia ha podido convencerla —sonrió
Estela, más animada.
—Pues parece que a su hijo no le ha gustado nada de nada —señaló Guille—.
Mirad qué cara más larga.
—Es la presión —dijo Einar—. Perder con tu madre dándote ánimos…
—Debe ser duro… —Joss se cruzó de brazos—. Además de que se puede sentir
humillado.
—Bueno, pues para eso tenemos que ganar. Para que no se sienta humillado —resolvió
Andrea.
—¡Ánimo, Raimon! —el noruego empezó a dar fuerzas de nuevo.
—¡En este primer partido de la fase de clasificación este se enfrentan el
instituto Raimon, subcampeones del año pasado, con el famoso Colegio Vía
Láctea! ¡Ahora el Raimon se ha adelantado gracias al magnífico gol de Riccardo
Di Rigo!
Viendo que los del Raimon iban a jugar en serio, o al menos lo harían tres
de sus once jugadores, los jugadores del equipo rival también decidieron ir a
por todas y ganar el partido, para enseñar una lección. Nadie podía ir contra
el Sector Quinto sin sufrir las consecuencias.
Mientras tanto, Alex Zabel y Supreme observaban con interés el curso de los
acontecimientos.
—Este desarrollo no era el esperado.
—Qué interesante —sonrió el gran emperador.
—¡Bueno, se reanuda el partido! ¡Riccardo sale a marcarle a Lucas Skywalk! ¡Oh!
¡Skywalk hace un recorte muy duro, pero no han pitado nada!
—¡Árbitro, serás cabrón! ¡Eso era
falta! ¡Maldito seas!
—No sé qué demonios está diciendo, pero parece que de un momento a otro te
vaya a escupir en la cara —le murmuró Joss a Estela.
Estela intentó reprimir una risita. Sí que parecía que Einar gritando en
noruego parecía estar echando un mal de ojo a alguien.
—¡El balón pasa a Torchwood! ¡El Vía Láctea está destrozando la línea de
defensa del Raimon! ¡Y ahora da un pase! ¡Esta vez es Jean-Pierre quien cae al
suelo! ¡El balón le llega al capitán Jimmy Kyrk, pero justo ahí se encuentra
Arion para pararle! ¡Cielos! ¡Tienen rodeado a Sherwind y se pasan la pelota en
un perfecto triángulo! ¡Zaphod Riker consigue sobrepasar a Arion y entra con
profundidad en el campo del Raimon!
—Pues qué mierda de equipo, ¿no? Tan solo saben jugar sucio —resopló
Guille.
—Seguramente no estarán acostumbrados a ganar por ellos mismos —desdeñó
Andrea con una mueca.
—Y los demás sin hacer caso a
Riccardo —se exasperó Estela, viendo que la defensa no se movía.
—¡¿Qué es lo que ocurre?! ¡Los jugadores no reaccionan a las instrucciones
del capitán del Raimon! ¡¿Es posible que estén asustados del juego duro?!
Victor sonrió con malicia.
—Qué triste es esto, capitán. No sirve de nada ser el gran Virtuoso si
nadie se mueve. Los únicos que ahora se oponen al Sector Quinto sois solo
vosotros tres. ¿Cómo pensáis jugar contra ocho jugadores que no van con
vosotros y once enemigos?
Decidido a no rendirse tan fácilmente, Riccardo se colocó delante del
jugador que tenía la pelota en ese momento.
—¡Cielo santo! ¡Es un…! ¡Es un Espíritu Guerrero! ¡Zaphod Riker del Vía
Láctea ha conseguido invocar un Espíritu Guerrero!
—¿Cómo? ¿Que también hay un imperial en el equipo? —se sorprendió Celia,
levantándose de golpe.
—¿Podrá nuestro capitán luchar con su patético Espíritu Guerrero? —sonrió
Victor con sorna—. ¿Qué pasa, profesora Hills? No me mire de esa forma, solo he
dicho la verdad, nada más.
Celia apretó los puños y volvió a sentarse, convenciéndose mentalmente de
que no debía zurrar a un alumno suyo por muchas ganas que tuviera. Eso sí, se
sentó justo al lado del niñato para tenerlo bien controlado.
El imperial retó a Riccardo a detener su chut con su propio Espíritu, pero
el capitán ni siquiera llegó a invocarlo del todo, por lo que el balón se lo
llevó por delante y también a Samguk Han, que terminó dentro de la portería.
—¡Ha marcado! ¡Empate! ¡El Vía Láctea empata el partido! ¡El chut de Riker
prácticamente ha reventado la portería del Raimon!
—¡Riccardo…! —Gabi fue al lado del chico justo cuando veía que clavaba una
rodilla en el suelo, agotado.
—¿No eres capaz de dominar tu propio Espíritu Guerrero? —preguntó con saña
Riker—. Y con ese nivel pretendes plantarle cara al Sector Quinto, ¿no? ¡Me voy
a partir de risa!
—Ya es suficiente —regañó Kyrk, el capitán del Vía Láctea—. Ganaremos como
nos han dicho y ahí se acabó.
—¡Final del primer tiempo! —anunció Charley Horse en cuanto se escuchó el
pitido del árbitro—. ¡La lucha continuará en el segundo tiempo con este empate
a uno!
Pero como el imperial no tenía nada mejor que hacer, se acercó hasta la
portería del Raimon y le dijo a Samguk:
—Un portero de tu nivel no tiene posibilidad de parar los tiros de mi
Espíritu Guerrero. Si no quieres acabar herido, mejor que te apartes en el
próximo tiro —se giró y le miró de reojo para añadir—: Lo más patético e
impresentable que puedas, por favor.
Samguk ya no podía más. Ya no sabía qué hacer. Ya le daba igual que su
madre le viera sufriendo por aquella tesitura. Su corazón le pedía a gritos que
no se dejara pisotear por aquel imperial, que luchara con todas sus fuerzas. Pero
su cerebro le ordenaba que no se complicara la vida, que hiciera su papel para
así asegurarse un buen futuro.
—Pero amigos, ¿qué os pasa? —saltó Arion, cuando estaban en el vestuario
durante el descanso—. Esto no es más que un empate. ¡Si nos esforzamos,
lograremos otro gol y al final…!
—Al final ganaremos, ¿no? —interrumpió Victor con parsimonia—. ¿Pero de
verdad crees que podéis ganar? Zaphod Riker del Vía Láctea es una persona como
yo, un imperial.
La gran mayoría se sorprendió. Celia confirmó sus sospechas.
—Riker puede controlar libremente su Espíritu Guerrero —continuó hablado
Blade—. Es decir, todo lo contrario que tú, capitán. ¿Y todavía pensáis que
podéis ganar?
—Eso es porque Zaphod Riker ha sido entrenado para ello —saltó Celia con
expresión dura—. Riccardo apenas lo ha sacado. No ha entrenado su control como
invocador. Pero cuando lo haga, podrá plantar cara a todos y demostrar al
Sector Quinto lo gran jugador que es. Tú solo espera y verás —la profesora miró
a Riccardo con amabilidad y confianza.
—No se moleste en gastar saliva, profesora —Victor miró de nuevo a los
demás—. Veo que por fin lo entendéis. Aunque unos peces pequeños como vosotros
desafiéis al Sector Quinto, no cambiaréis nada. No podéis cambiar nada. La derrota
del Raimon está escrita os guste o no.
—¡Eso no es…!
—Y dime… —Mark interrumpió a Arion con una sonrisa—. ¿Quién ha escrito esa
derrota? —entonces se levantó—. Os lo dije, ¿no? Creo que os dije que no pienso
dejar que nadie decida el resultado de un partido antes de que se juegue. Solo hay
una persona que decide el resultado. Y esa es la Diosa de la Victoria.
Muchos se quedaron consternados por las palabras del entrenador.
—Pero la Diosa de la Victoria jamás ha sonreído a los equipos que no están
dispuestos a ganar. Decidme algo. ¿Este fútbol donde los resultados se preparan
es suficiente para vosotros? Samguk.
—¿Eh? ¿Sí?
—Te habían dicho que perdieras y aun así, intentaste parar ese tiro. ¿Por
qué?
—Ah… porque…
—Porque es el instinto de un jugador de fútbol —explicó Mark, comenzando a
pasearse por el vestuario—. Intentar parar todos los tiros que hacen. Intentar regatear
a todos los rivales. Intentar chutar más fuerte que nadie y también intentar
ganar. Ese sentimiento es lo que significa ser un jugador de fútbol. Pensadlo
bien. ¿Seguro que esto es lo que queréis? ¿De verdad no os importa perder,
equipo? Escuchad a vuestro corazón. El fútbol que tenéis hoy, ¿estáis seguros
de que es el fútbol al que queréis jugar? ¿Cuál es vuestro fútbol y cuál es el
auténtico?
—¡¿Qué significan esas palabras?! —el señor Goldwin y Wintersea entraron de
sopetón al vestuario.
—¿Pero está pensando bien lo que está diciendo?
—El Camino Imperial no es un simple torneo de fútbol, es un proceso a
través del cual se elige al gran emperador.
—Si nos oponemos a él, nuestro… —Wintersea se retractó momentáneamente,
colocándose nerviosamente las gafas—. Quiero decir, la posición de nuestro
instituto se verá en peligro.
—¡Le digo una cosa como entrenador del equipo que es…! —Goldwin le señaló
con el dedo—. ¡Las órdenes del Sector Quinto no se cuestionan! ¡Y se asegurará
de que perdamos este partido! ¡¿Está claro?!
—Ya está dicho todo lo que había que decir —fue la simple respuesta de
Mark.
—¡¿Cómo?!
—El resto depende totalmente de ellos, como jugadores de fútbol que son.
—El resto depende totalmente de ellos, como jugadores de fútbol que son.
Antes de salir por la puerta, Mark dijo:
—Equipo, os espero en el campo.
—¡E-espere un momento, entrenador Evans…!
Y los dos hombres salieron detrás de él.
—¿Os he contado alguna vez cómo fue el inicio del Raimon antes de ganar el
Torneo Fútbol Frontier?
Los muchachos se giraron hacia Celia, sorprendidos por su pregunta. Ella sonrió,
complacida por la atención recibida.
—¿Sabéis cómo fue el primer año del entrenador Evans en el club de fútbol
cuando entró al instituto?
—¡Seguro que fue muy guay! —saltó Arion.
—¡Sí, eso es! —le siguió JP.
—No hubo ningún primer año, porque cuando fue el primer año de secundaria
del entrenador, el club de fútbol no existía.
Aquella revelación dejó atónitos a los chicos.
—Todos conocéis la historia del cobertizo, ¿no? Los primeros pasos del
Raimon —sonrió ella—. Pero poca gente sabe que, al principio, el Raimon no
tenía club de fútbol ni sede. Entonces, el entrenador Evans junto a su amiga
Silvia Woods fundaron el equipo desde cero. Les dieron ese cobertizo y juntos
trabajaron durante ese año y el siguiente para que el equipo fuera creciendo.
—¡¿La tía Silvia fue una de las fundadoras del club?! —Arion se quedó
impresionado.
—Pues sí —Silvia rió suavemente—. En sus inicios, como solo tenían siete
jugadores, no podían tener un partido de verdad y la junta escolar decidió que
si no conseguían los miembros restantes y ganaban el próximo encuentro, cerrarían
el club. Y el rival fue nada más y nada menos que la Royal Academy. Podéis suponer
el revuelo que supuso aquello.
—Pero ganaron, ¿no? —saltó Michael Ballzack—. Todo el mundo sabe que
ganaron a la Royal y que incluso ganaron en el torneo nacional ese mismo año.
—Ganamos por abandono —sonrió con nostalgia la peliazul, recordando
aquellos años—. El Raimon estaba recibiendo una paliza enorme, pero al final el
club no se disolvió. La amenaza de cierre sobre el club siguió durante un buen
tiempo. Vuestra situación no se compara con la de hace diez años. Ahora, si os
rebeláis, lo máximo que os pueden hacer es desprestigiar el instituto. Pero en
aquella época, era quedarse sin club de fútbol, importando más bien poco en el
prestigio escolar.
Celia se levantó con tranquilidad y miró a cada uno de los jugadores.
—El Raimon se construyó gracias a la fuerza de voluntad del entrenador
Evans y de todos sus amigos y compañeros. Y de su amor por el fútbol. Yo misma
me hice profesora siguiendo el amor que tengo por este deporte. No dejéis que
nadie os diga cómo jugar, por favor. No dejéis que nadie os arrebate la ilusión
por las cosas que amáis. No lo permitáis. Bien, ahora, al campo. Los partidos no
se ganan solos.
—¡Va a empezar el segundo tiempo de este primer partido de la fase de
clasificación del torneo Camino Imperial! ¡El Raimon tiene el balón y saca de
centro! ¡Adé Kébé le pasa el balón a Sherwind! ¡Arion avanza regateando, pero
Skywalk avanza para marcarle! ¡Entonces Arion pasa el balón a Jean-Pierre!
Samguk pudo notar que el nivel de esos dos novatos había mejorado, sobre
todo en regate y pases precisos. Justo como se lo había indicado a Arion en su
casa. Entonces se dio cuenta de que ambos habían estado practicando duro para
poder ganar el partido.
Las ganas de mejorar con entrenamientos le trajeron recuerdos al portero de
su propia experiencia. Recordó la alegría que sentía cada vez que notaba que
mejoraba con el tiempo. Y cuanto más entrenaba, más disfrutaba del fútbol. Incluso
recordó cuando su madre iba a los partidos para verlos. Sus compañeros solían
decir que cuando ella estaba allí, siempre ganaban. Que ella era su Diosa de la
Victoria.
¿Cómo podía haber olvidado ese sentimiento de correr como un loco detrás
del balón? ¿Cómo lo había permitido?
Pero ya no lo iba a olvidar nunca más.
—¡Un centro preciso de Kyrk a Riker! ¡Peligro para el Raimon! ¡Oh! ¡Pero
Samguk Han sale de la portería para interceptar el pase!
Riccardo, Arion y JP se dieron cuenta del cambio de actitud del portero. Mark
y Celia también. Aquello dio ánimos a los más revolucionarios del equipo.
—¡El Raimon comienza su contraataque! ¡Riccardo sube como una exhalación
por el campo! ¡Sin embargo, Kyrk ha llegado para marcarle! ¡Los dos capitanes
se enfrentarán en un tremendo duelo!
—¡Vamos, Riccardo, dale una lección
al moñitos! —gritaba Estela desde la grada.
—¡Está pasando, está pasando! —Andrea gritaba con todas sus fuerzas,
abrazando a su mejor amigo.
—¡Venga, venga! —Guille también iba saltando de la emoción.
Joss y Einar empezaron a dar gritos de guerra al compás.
—¡Usando una perfecta combinación de Virtuoso y la Brisa Deslizante, el
Raimon se adentra en el campo rival! ¡Adarme golpea el pase de Riccardo!
¡Parece que el balón saldrá por la línea de banda…! ¡Pe-pero qué tenemos aquí…!
¡Jean-Pierre ha controlado ese balón! ¡Menuda potencia de salto tiene!
—¡Vamos, enano, corre todo lo que puedas! —Guille estaba encantado con ese
pequeño saltimbanqui.
—¡Increíble! ¡El balón que había salido desviado en realidad era un pase!
¡Una jugada donde estaban calculadas todas las posibilidades! ¡Así crea juego
Riccardo Di Rigo, el virtuoso del balón! ¡Oh, pero Riker roba el balón y se
dirige disparado hacia el campo del Raimon!
—¡Maldita sea, otra vez lo está invocando! —maldijo Joss.
—¡Y ahí está, el Espíritu Guerrero de Riker! ¡¿Será esto lo que decida el
partido?!
—Si tan solo Riccardo controlara tan bien como él… —se lamentó Einar.
—¡La supertécnica del Espíritu Guerrero amenaza la portería del Raimon!
¡Atención! ¡Arion está parando el balón con su cuerpo!
—¿Estáis viendo lo mismo que yo? —Andrea abrió muchísimo los ojos—. ¿No es
esa un aura de Espíritu Guerrero? ¿Arion también es un invocador?
No era la primera vez que veían esa aura en el novato.
—¡Sin embargo, Arion Sherwind no puede con la potencia del Espíritu
Guerrero de Riker y sale volando por los aires! ¡No me lo creo! ¡Riccardo
también ha sacado su Espíritu Guerrero! ¡Es un choque entre invocadores!
—¡Mirad a Samguk! —señaló Guille.
La grada se puso de pie en ovación. Mientras tanto, Chaley Horse decía:
—¡Lo ha parado! ¡Entre Arion, Riccardo y el portero Samguk han conseguido
detener el tiro del Espíritu Guerrero de un modo impresionante! ¡Y ahí viene el
contraataque con energías renovadas por parte de los subcampeones del año
pasado! ¡El centro de Arion vuelta alto hacia Riccardo!
—¿Qué está haciendo? —Andrea no parpadeaba en ningún momento.
—¡Acaba de hacer una invocación! —saltó Guille—. ¡Vamos, tienes que
controlarlo!
—¿Eh? ¿Va a chutar? —se sorprendió Joss—. ¡Va a chutar…!
—¡Su Espíritu Guerrero ha usado una supertécnica! —se maravilló Einar.
Riker intentó detenerlo con el suyo propio, pero estaba tan cansado de
usarlo durante tanto tiempo que no duró nada. Los defensas y el portero del Vía
Láctea fueron pillados desprevenidos. Como consecuencia, salieron volando y el
balón terminó dentro de la red.
—¡Gol! ¡El tiro del Espíritu
Guerrero de Riccardo ha perforado la portería del Vía Láctea! ¡El Raimon
derriba al Vía Láctea prácticamente en el último instante!
—Director Magister… —Jade paladeó el nombre.
—El Espíritu Guerrero del capitán —sonrió Skie.
Rosie hizo fotos a una velocidad impresionante. Después, suspiró con voz
soñadora:
—Qué propio del capitán Di Rigo…
—Qué locura… —murmuró Victor, no pudiendo creer que alguien ajeno a los
imperiales pudiera controlar un Espíritu Guerrero.
Celia sonrió con triunfo hacia Blade, ganándose la mirada enfadada del
chaval. Mark Evans miraba con orgullo a su equipo tras su actuación.
—¡Termina el partido! ¡Dos a uno! ¡El instituto Raimon consigue vencer en
este primer partido de la fase de clasificación!
—¡Pero esto…! ¡Pero esto no es…!
El gran emperador encontró gracioso que uno de sus subordinados estuviera
sin palabras, mirando hacia la pantalla cómo el Raimon celebraba su victoria.
—Ha resultado muy divertido. ¿Has visto, Supreme? Oficialmente, el Raimon
se ha rebelado.
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Tras ganar el primer
partido y pasar a la siguiente ronda, las consecuencias de sus acciones se
hacen presentes. La alineación del equipo sufre un cambio nada agradable. Mientras
tanto, los amigos de Mark, que no tienen nada mejor que hacer en su tiempo
libre, deciden conocer mejor al enemigo que tienen en su propia casa. ¿Qué
trapos sucios podrán sacar del imperial Victor Blade?
Si lo queréis
averiguar, no os perdáis el próximo capítulo: ¡DETECTIVES EN ACCIÓN!
¡¡¡Esto es fútbol
al rojo vivo!!!
No tengo excusa para esta tardanza, pero la tengo xD Entre que una semana siempre aparecía alguna cosa para impedirme escribir decentemente y que en esta la tercera dosis de la vacuna me ha dejado hecha un trapo, he tardado más de lo debido >.< Puta Moderna ¬¬
Pero bueno, ya está aquí :D
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