DÉCIMO ESPECIAL DE NAVIDAD


Maya observaba con curiosidad al novio de su mejor amiga. Estaba hablando por teléfono, de eso estaba segura, pero se veía distraído. Si no había entendido mal, estaba hablando con Mikaru, la directora del orfanato de Inazuma donde él había estado viviendo los últimos años. Cuando accedieron a la universidad, Saki, Ken y ella se fueron a vivir juntos a Tokio.
—Te noto distraído, Ken. ¿Estás bien? —preguntó Mikaru desde el otro lado de la línea.
—Sí, sí, es que estoy en varias cosas a la vez, perdona —respondió él.
Una mentira bastante gorda, la verdad. Maya podía ver que en realidad tenía la mirada perdida en la pared del salón. Como estaba pendiente de ver qué le pasaba a él, se distraía ella y no hacía nada. Ken se despidió rápidamente de Mikaru y colgó. Entonces suspiró largamente y siguió mirando como un tonto la pared.
—Por la cara que pones parece que estés enamorado, pero ya lo estás desde hace años, así que a lo mejor es que estás pillando un resfriado.
—¿Qué…?
—Y ni siquiera me escuchas —Maya soltó una suave carcajada—. ¿Qué te pasa?
—Nada.
—¿Seguro? Estás raro y distraído. Y le acabas de mentir a Mikaru.
—Solo estoy… pensando, eso es todo.
Y Ken se levantó y se fue a su cuarto.
Más tarde llegó Saki, deseando comentar la bonita foto que había enviado Mark con Yeidi en el karaoke.
—Ojalá no hubiera tenido el día ocupado —suspiró Saki—. Me habría gustado ver las luces navideñas con Ken. Por cierto, ¿dónde está?
—En su cuarto.
—Seguro que está cansado.
—Bueno, ¿nos hacemos maratón de películas navideñas? —propuso Maya para distraerla.
—¡Vale!
 
Al día siguiente, Saki se encontraba algo preocupada por su novio. Era ya casi la hora de comer y Ken no había salido en toda la mañana de su habitación. Le gustaba dormir, sí, pero no solía hacerlo tanto tiempo como aquel día. ¿Tal vez había trasnochado? ¿Haciendo proyectos o estudiando? Se asomó con cuidado por la puerta, intentando averiguar si Ken estaba durmiendo.
Se lo encontró tirado en su mesa de estudio, adoptando una mala postura. Entonces decidió despertarlo. No era bueno que durmiera así. Pero hizo ruido al caminar hasta allí y Ken se reincorporó de sopetón, sobresaltando a Saki.
—¡B-buenos días! —se apresuró a decir Saki—. ¡Perdona, es que te he visto durmiendo así y solo venía para despertarte! ¡Pronto será la hora de comer…!
—Oh, ¿tan tarde es…? —suspiró, frotándose la cara—. Ahora voy.
Saki asintió y se dio la vuelta para irse, pero fue retenida por la mano. Cuando se giró, recibió un beso en la frente y fue abrazada por su novio.
—Buenos días, Saki —murmuró con tono cariñoso.
La rubia no pudo evitar soltar una risita. Se separó de él, le dio un beso en la mejilla y salió de la habitación. Ken terminó suspirando.
—Toda la noche para al final no saber qué mierda es un momento Disney —bufó—. Mierda de reto navideño…
 
Por la tarde, Saki invitó a Ken a dar un paseo por la ciudad para contemplar las luces navideñas. Como no tenía nada mejor que hacer, el chico aceptó. Pero la rubia vio que su chico tenía la mente en otra parte mientras ella disfrutaba de las decoraciones de Navidad.
—¿Te sucede algo?
—¿Eh? No, no es nada.
—¿Seguro? Maya me comentó que anoche estabas distraído. ¿Cenaste algo anoche?
Ken se quedó en silencio unos segundos antes de responder:
—Me olvidé.
—¡¿Qué?!
Ken soportó estoicamente la regañina de su novia por no alimentarse bien, por descuidado y por dormir en una posición tan mala encima del escritorio. La miraba con su misma cara de culo, la misma cara seria que siempre tenía con todo el mundo. Pero en sus ojos se podía notar todo el cariño y amor con el que estaba mirando a Saki.
—Te amo.
Saki se calló de golpe, abriendo desmesuradamente los ojos. Ken intentaba por todos los medios no sonrojarse por la vergüenza.
—¿Acaso estás intentando distraerme?
—No. Solo se me ha escapado.
—Conque se te ha escapado… —Saki lo miró con sospecha antes de suspirar—. No es justo. Deja de ser así de adorable.
El cuerpo de Ken se relajó. Aunque muy en el fondo sentía algo de incomodidad por no escuchar una respuesta de su parte. Era algo absurdo, llevaban ya varios años saliendo, pero igualmente se sentía así.
Tan metido en sus pensamientos estaba que le pilló por prevenido el beso de su novia. Obviamente, le correspondió de inmediato.
—Yo también te amo, idiota —le sonrió ella.
Ken sintió que el corazón le iba a explotar. Entonces sonrió. Y abrazó a Saki con fuerza.
 
—Deberíamos haber hecho una foto de nuestro momento Disney para enviarlo al grupo.
—¿Qué?
—El beso de antes. ¡Eso fue muy de Disney!
—¿Eso fue un momento Disney? —Ken abrió ligeramente los ojos.
—¡Pues claro…! Espera, no me digas que no sabes lo que es.
—Anoche intenté averiguarlo, pero no me quedó nada claro. Quería que tuvieras uno, pero creo que no me ha salido al final.
Saki empezó a reírse como una loca, sin soltar la mano de su chico mientras paseaban.


He de decir que entender exactamente qué mierda era un «momento Disney» me ha costado lo suyo, al igual que a Ken xD Al final, he tirado por el típico beso que se dan después de decir la frase mágica xD Y todo en un escenario muy navideño.



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