TERCER ESPECIAL DE NAVIDAD
Era sábado. Guille estaba solo en su casa, pues Andrea se había quedado a
pasar la noche en la casa de su novio, para que no tuviera que hacer tantos
viajes estando tan oscuro. Se había pasado toda la mañana remoloneando en la
cama, no queriendo salir de ella porque hacía mucho frío. Y se estaba bien
calentito sin hacer nada.
Fue entonces cuando empezaron a llamar insistentemente a la puerta. De mala
gana, se dio la vuelta e intentó seguir durmiendo. Ya se cansarían de tocar al
timbre. Pero como veía que no paraban de tocar, cogió el móvil de mala manera
para ver qué hora era. Entonces vio un mensaje de su novio Darren deseándole
buenos días. Guille gruñó.
—Serían buenos días si algún capullo no estuviera despertándome a estas
horas.
Se arrastró fuera de la cama como una serpiente y se apretó bien fuerte la
bata para estar calentito. Luego se fue con parsimonia hasta la puerta, con el
dichoso timbre todavía sonando, y la abrió de sopetón.
—¿Se puede saber qué horas son estas de despertar a la gente? —espetó
Guille.
—¡Sorpresa!
Y Guille terminó espatarrado en el suelo, con Darren colgando de su cuello.
—¿D-Darren? ¿Eres tú?
—¿Cómo que a estas horas, Guille? —sonrió el portero con gran alegría—. Son
las doce del mediodía —se levantó de un salto y ayudó a su pareja—. A estas
horas ya deberías estar comiendo.
—¡Coméis muy pronto! —se quejó.
Pero entonces el español sonrió y se lanzó sobre su novio, dispuesto a
comerle a besos la cara.
—¿Cómo es que estás aquí, cariño? Creía que estabas en Fukuoka.
—Bueno, digamos que he hecho un viaje relámpago para pasar el fin de semana
contigo —sonrió Darren.
Fue entonces cuando Guille se dio cuenta de cómo iba vestido Darren.
—¿Ahora eres Santa Claus*?
(Nota: Aquí en
España le decimos más bien Papá Noel xD)
—Sí. Porque además de venir a verte, he cumplido el reto navideño de hoy —sonrió
antes de besar su mejilla—. Te echaba muchísimo de menos.
—Oh, yo también. ¡Nuestras universidades están muy lejos! —se quejó Guille—.
Pero te falta la barriga, Santa Claus suele ser siempre rechoncho y achuchable.
—Entonces tendrás que darme comida para engordarme.
—Seré la bruja de Hansel y Gretel y luego te comeré —se rió el español.
Darren terminó enrojeciendo hasta las orejas.
Guille: *envía una
imagen* ¡Mirad qué Santa Claus he pedido por correo!
Caleb: Salió
defectuoso. Dónde está la barriga? Y que yo sepa, Santa Claus tenía esposa, no
novio!
Tris: Eso es porque
le está dando un regalo especial a un niño bueno :P
Ana: Sí, un beso xD
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