OCTAVO ESPECIAL DE NAVIDAD


Eve quería pegarle una patada a su moto de pura frustración y cabreo. Estaba por lanzar su bolsa a la primera persona que se le cruzara por delante. Y así hizo. Nathan se le apareció tan contento y recibió con la cara un bolsazo de su novia.
—¡Ay, Dios! ¡Lo siento, cariño! ¡No quería darte! —corrió hacia él para socorrerle.
—Pero claramente querías darle a alguien, ¿no? —se sobó la cara magullada.
—¡Perdona, perdona! ¡Es que…!
Nathan la calló con un beso. Sonrió en cuanto se separó y le acarició la mejilla antes de decir:
—Últimamente vienes de clase muy enfadada.
—No te voy a mentir, salgo de allí hecha un basilisco —suspiró—. Venga, entremos, que hace frío. Por cierto, ¿qué estás haciendo aquí?
—¿No puedo visitar a mi preciosa novia?
—Tú tienes algo planeado. Dime qué es.
—Es solo que últimamente estás de mal humor y he pensado que podríamos hacer algo juntos, algo que te relajara durante un par de horas.
—Oh, qué mono eres —sonrió.
Cuando llegaron a la casa y dejaron sus cosas, Nathan le dio un fuerte abrazo revitalizador para que Eve se calmara un poco.
—¿Qué ha pasado? Cuéntamelo.
—Hay un profesor que es un completo plasta. En serio, me tiene negra. Toda la santa clase diciéndome algo —gruñó con tan solo recordarlo—. ¡Y encima no puedo replicarle!
—Y por eso has querido pegar a alguien.
—Siento muchísimo el golpe, Nathan —lloriqueó de nuevo la pelirroja.
—No pasa nada —se rió él—. Para compensarte el día de mierda, te cocinaré algo.
—¿Cocinar? ¿El qué? —le miró con interés.
—Te gustan los postres, ¿no? Y es Navidad. Juntamos las dos cosas y tenemos postres navideños —le guiñó un ojo—. Y encima he traído lo necesario —señaló una bolsa que había traído.
—¿Sabes cocinarlos? —Eve arqueó la ceja, divertida.
—Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? Además, contaré con la supervisión de toda una experta.
—Soy una juez muy dura, te lo advierto —se rió ella—. Pero vamos, te tengo que ver cocinando postres navideños.
Los dos se cogieron de la mano y fueron a la cocina.
 
Eve puso a toda pastilla canciones navideñas mientras observaba a su novio cocinar. De vez en cuando se burlaba de él y lo molestaba, recibiendo siempre pequeños manotazos por su parte. Muchas veces se acercaba y le robaba besos castos que le hacían enrojecer por la sorpresa. Eve se reía al verlo rojo como un tomate.
—Al final te voy a quemar los postres por pesada —refunfuñó Nathan—. Todo el rato jodiendo. Si salen mal, será por tu culpa.
—Correré el riesgo de morir intoxicada entonces —se rió—. Luego hagamos fotos para el grupo y que se mueran de envidia.
—¿Y así cumplimos el reto de hoy?
—¿El reto de hoy?
—Según lo que mandó Annie, hoy tocaba comida típica navideña. Y he hecho postres navideños. Supongo que contará, ¿no?
—Tienes razón —asintió ella—. En cuanto estén listos, nos hacemos una foto.
—También traje Ferrero Rocher.
 
Nathan: *envía una imagen*
 
Eve: Observad, desgraciados, mi novio es el mejor porque me ha cocinado durante toda la tarde estos deliciosos postre navideños
 
Eve: Y no pienso compartirlos
 
Angy: que te lo crees tú.
 
Eris: Como que me llamo Eris Hatsune que voy a comerme uno
 
Guille: ¿A qué hora es la cena en casa de Eve?
 
Eve: A NINGUNA HORA Y COMO APAREZCAS, TE CORTO LOS HUEVOS
 
Nathan: Adorable ^^
 
Mark: Vamos, una cosa… o.o’
 
Scotty: es un horco, no es adorable para nada
 
Celia: SCOTTY!!!!
 
Eve: crúzate por mi camino, enano orejudo, y verás lo que te pasa.




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