VIGESIMOSEGUNDO ESPECIAL DE NAVIDAD


Einar respiró hondo, llenando sus pulmones del puro aire frío de Noruega. Volver a su pueblo natal, Fjærland, siempre le sentaba de maravilla después de tanto trabajo, modelando por todas partes. ¿Y qué mejor que celebrar la época navideña que en su helada casa? Hacerlo con la familia.
Pero siempre que pensaba en el término familia, se le venía a la cabeza el término pareja. Porque sí, estaba soltero. Muchos de sus amigos le decían que cómo podía ser eso siendo modelo, que no era nada superficial y era un trozo de pan. Pues bueno, parecía que no había encontrado a nadie adecuado en sus veinte años de vida.
O eso creían todos. O eso creía él.
Porque el amor había llamado a su cabezota, entrado hasta su corazón y machacado tanto que hasta le dolía respirar y no estar junto a su ser amada. Porque sí, se había enamorado de alguien que vivía a kilómetros de él.
Había sido amor a primera vista. Un flechazo. Le había temblado todo nada más verla. Suspiró como un tonto al recordar el momento.
—Como suspires tanto, se te va a escapar el alma por la boca.
—Tú no lo entiendes —Einar volvió a suspirar.
—Tampoco haces el intento de explicarlo.
—Pero es que no se puede explicar —respondió el modelo con seriedad—. ¿Cómo explicas algo tan magnífico que no puedes ni describirlo en tu propia mente?
—Bueno, simplemente suelta todo lo que se te ocurra y ya intentaré comprender algo.
—Me he enamorado —simplificó.
—¿Qué me dices? —silbó con sorpresa—. ¿De quién?
—De un imposible —suspiró—. La conocí durante el trabajo.
—¿La conozco?
—Imposible —negó con rotundidad—. No creo. Vamos, eso creo —se lo pensó mejor—. No, definitivamente no. No la conocía ni yo.
—Hombre, si la conocieras, te habrías enamorado antes, ¿no?
Einar pareció pensárselo muy seriamente. Entonces concluyó:
—Tienes razón. Si nos hubiéramos conocido de otra forma, también habría sido amor a primera vista.
—¿Cómo? ¿Que nuestro Einar ha tenido un flechazo? —preguntó con picardía—. Cuenta, cuenta.
—No lo entenderías —suspiró con aire soñador—. Espero volver a verla. ¿Tal vez debería…? ¿Sabes? Ella no lo sabe, pero es mi futura esposa.
Y Einar comenzó a planificar cómo sería su boda, su pedida de mano y cómo comenzarían salir. También relató cómo sería volver a hablar con ella y cómo se desarrollaría su romance.
—Eres un cursi de mierda. ¿Y cuándo la conociste?
—Este verano.
—¿Llevas desde verano enamorado de ella y todavía no has vuelto a verla? —se sorprendió muchísimo.
—Exacto. Pero sé que estamos destinados y que volveremos a encontrarnos tarde o temprano —asintió con convicción Einar.
Siempre podía echar una manita al destino y provocar un encuentro casual, ¿verdad?
Estar enamorado en Navidad era de lo mejor que se podía experimentar. Einar bien lo sabía.




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